CAPÍTULO 2: debería ser actriz

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Íbamos los tres a la mesa con la bandeja de la comida. Amo el almuerzo. Estúpido apetito de lobo.

Siento como algo que me moja de pies a cabeza. Automáticamente la risa de Rex y compañía.

—Ops. Lo siento. —Dijo sarcástico Rex detrás de mí.

—No. Está bien. —Dije sonriendo. —Yo lo siento. —Con el rabillo del ojo vi al director. Empecé a llorar. Rex me vio con los ojos entrecerrados. —Yo fui mala. Me lo merezco. —El director llegó a mi lado. Rex entendió mi juego. Llozosé más.

—Señorita, ¿quien hizo eso?

—No, director. Tiene razón. Soy una tarada, inútil. Tiene razón cuando me lo dice. Yo no debería defenderme. —Debería ser actriz.

—Insisto, con más razón.

—Dile, hermana. No puedes dejar que siga así. —Me siguió mi hermano.

—Tiene razón, amiga. —Amo a mi amiga. —Si tu no lo haces, lo haré yo. Fue Rex, señor director. —puede gustarle, pero me quiere a mi. Por algo soy su mejor amiga.

Me controlé para no reír. Tapé mi boca y lo ahogue como llosozos.

—Señor black, a mi oficina. Señorita White, ¿puede venir? —Me dijo muy dulce. Para mi suerte, el director me ama. Soy su estudiante estrella. Y sin problemas. El segundo es Rex. Pero tiene problemas cada dos días.

—Claro. Como diga. —Me hice la víctima.

Rex resopló. Seguimos al director a su oficina.

—Haber. Creo, que por lo que la señorita White dijo, ya entendí todo. Tres semanas, señor black. ¿Le parece señorita?

—No. —Rex me miró con odio. —Me parece mucho. —Ahora estaba sorprendido.

—Señorita, no es la primera vez que da la cara por él. —No, no lo era. Siempre di la cara porque yo quedaba como la niña buena que se preocupa por el problemático y a él no le acortaba el castigo.

—Yo también tengo la culpa. Por no haberlo parado apenas empezó. Si hubiera sido una vez no tendría un castigo tan largo. Debo compartirlo. Insisto.

Suspiró rendido. —Esta bien. Pero sólo una semana. —Ok, no esperaba eso.

—Director, tengo ropa de repuesto. Pero no uniforme.

—Está bien. Te daré un justificante.

Hizo el papel y ambos salimos de su oficina.

—Esa ropa te queda bien. Se transparenta. —Cruze los brazos sobre el pecho. El rió.

—Sabía que te gustaba. Sólo querías verme así.

—Si te quisiera mojada, me quitaría la camisa.

—Ja. Necesitarías a Taylor Lautner, Robert Pattinson y  Zac Efron, sólo para que no vomitara por verte.

—¿Y esos quienes son?

—Auch.

—Nos vemos en el castigo.

Asentí. Fui a mi casillero y saqué la ropa. Consistía en un top negro que quedaba 2 dedos por sobre mi ombligo, una pollera que empezaba a 1 dedo de mi ombligo y 10 de la rodilla y unas plataformas negras. No las necesitaba pero son lindas. Mido 1,75.

Seguí con las clases. Todos los maestros me reprochaban y debía mostrarles el justificante.

—Bueno, van a hacer algo productivo. Van a limpiar el gimnasio. —Mierda. Gran castigado director. Se fue y nosotros fuimos al gimnasio. Empezamos a trapear.

—Debería estar dirigiendo la práctica. Gracias. —Dijo sarcástico. —Gran sangre alfa. Te pusiste por mi. —Siguió con sarcasmo. —Ambos sabemos que no esperabas que te castigará o disminuya mi castigo.

—A ti no te protejo. A tus chicos, sí. Los e sacado de más de una.

—Entonces es conmigo.

—Lo siento. Te lo merecías.

—No te hice tanto.

—No por mi. Por mi hermano.

—¿Que?

—No te das una idea cuánto lo friqueas. Si llega al límite…

—Lo adelantara. —Me interrumpió. —No es lindo. Me transforme a los 15.

—Lo siento.

—Creo que tu hermano será un buen alfa.

—Yo igual. —Suspire. —Vé.

—¿Que?

—Que vayas. Antes de  que me arrepienta.

—Gracias. —Se acercó y me dió un beso en la mejilla. Hice una mueca.

—Vomitare.

—Tu lo limpiaras. —Gritó mientras corría.

(...)

Llegue muerta a casa. Estuve 2 horas limpiando. Me cambié y me acosté a dormir sin cenar.

¿Una chica Alpha?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora