Capítulo 36: Demetria, Eteria, Calai y Naida

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Abajo aviso super mega importante.

—¿Y eso?¿En que nos ayuda? —Dijo Rex.

—En comprenderlo. —Le respondí.

—Como sea no sabemos lo que hay dentro.

—Por eso iremos a abrirla.

Fuimos. Ya dentro empecé a leer.

—Su sabiduría llega con su liderazgo. Ella es la sabía que ayudará, curará y siempre sabrá qué hacer. Aún si no lo sabe, su naturaleza es poderlo todo. —Terminé. Y no tenía idea de qué hacer. Me enojo por alguna razón. —Maldita sea, no podía ser más fácil. —Dije. Le gruñí a la pared. Eso era lo que tenía que hacer ya que todo brillo. Cuando se abrió noté que todas las paredes estaban escritas. —Wow.

—¿Que? Está vacía. —Dijo Rex.

—No, está escrita. Sólo que no puedes verlo. —Entré. Muchas imágenes pasaron frente a mis ojos. No importaba si los cerraba o desviaba la mirada. Me mareo. Hasta que me volví a desmayar.

(...)

Al despertar, antes de que Rex me hiciera el símbolo, le dije:

—Me desmaye más en esta semana que en toda mi vida. —Él se rió por mi comentario. Veía todo más claro. Esta vez salió una estela negra de la nada. Pasó sus “manos” por mi cara.

—Eres hermosa. —Susurró. Luego entró por mi boca. Esta vez fue distinta. Porque me volví a desmayar.

(...)

Me desperté en la casa.

—Genial. —Dije sarcástica.

—¿Que?

—¿Que? —Dije burlona. —Cuatro elementos están dentro de mí de alguna forma. Me desmaye dos veces hoy. Y, como si fuera poco, no se porque.

—Bien. Es un poco malo.

—¿Un poco?

—No abuses. —Me contestó Rex. Tome lo que tuve cerca y se lo aventé. Era un almohadón. —Agresiva. —Dijo riendo. Le mostré mi dedo medio.

(...)

Cene con mi padre y mi hermano.

—¿Cómo estuvo el trabajo? —Pregunté intentando acabar el silencio incómodo.

—Bien. ¿La escuela?

—Genial. Tengo que hacer un final alternativo de Romeo y Julieta. Luego vamos a actuar.

—Sí. A nosotros nos ofrecieron participar.

—Deberías.

—No, gracias. Trabajar más por elección no es mi gusto.

—Vamos. Será divertido.

—No.

—Va…

—Deja a tu hermano. No quiere.

—Bien.

—¿Ya sabes de que será tu final?

—Sip.

—¿Me dirás?

—Nop. Lo verás. En la obra.

—Si ganas. —Agregó Brent.

—Yo siempre ganó.

—Hablando de Roma. —Dijo mi padre. —¿Te amigaste con Alex?

—Siempre está con ella. —Dijo mi hermano.

—Esta en mi grupo. —Dije.

—Que bien que ya sean amigos. Porque nos iremos una semana de vacaciones juntos.

—¿Que? —Dije alterada.

—Tranquila. Va a ser luego del cumple de Brent.

—Entonces, ¿a dónde iremos?

—La casa de verano.

—Genial. ¿A cuál?

—La de la playa de dos pisos.

—Oh. Claro. Buena idea.

(...)

En mitad de la noche desperté. Había una Estela con forma de chica de color blanca. Noté que no tenía el control de mi. Abrí mi cajón. Saque una navaja que no usaba hacía un mes. Toque mi muñeca. Mis venas estaban algo hinchadas y sobresalidas. Pase mis dedos sobre ellas. Una estela como la otra pero negra se materializó.

—Demetria, que suelte esa navaja. —Dijo la estela negra.

—Ya, Eteria. Déjame. —Dijo, según pareció, Demetria.

—¡Haz que la suelte! —Exigió.

—Cállate.

—Calai. —Una igual a las anteriores pero roja apareció.

—¿Qué? —Eteria me señaló con su cabeza.

—Haz algo.

—Voy. —Levantó su mano hacia mí justo a tiempo para no cortarme. —Eso esta mal. Sientes que es incorrecto. Sientes que traerá consecuencias. —Estuve a punto de dejar la cuchilla en el cajón de nuevo.

—Naida. —Dijo Demetria. Apareció otra azul. —Culpa. —Naida suspiró.

—Mataste. No crees que deberías devolver lo que quitaste. Por ti murieron 6 personas. Sin contar a tu madre. —Volví a tomar la navaja y a acercarla a mi muñeca.

—Esta mal. —Dijo Calai.

—Vida a la vida. Muerte a la muerte. —Dijo Demetria.

—Para. —Gritó Eteria.

—No quiero. —Le dijo desafiante la estela blanca.

—Para ya o… —Amenazó Eteria.

—¿O que?¿Qué puedes hacer? —La estela negra tomó mi brazo de la cuchilla cuando ya casi tocaba mi piel. La mire incrédula igual que las estelas.

—Para.

—Quítate. Romperás el manto. —Dijo asustada Demetria.

—Haz que pare.

—Lo romperás. —Le gritó Naida.

—Háganlo. —Gritó Calai. La miraron con duda. —Ya. —Volví a mi misma. Deje la navaja en el cajón y lo cerré de un golpe. Eteria me soltó.

—Estas loca. —Dijo Demetria antes de desaparecer.

—Imbécil. —Dijo luego Naida. Y desapareció también.

—Estuvo mal. —Opino Calai y se fue.

—Tranquila. Yo te protegeré. —Me dijo Eteria mirándome a los ojos. —Olvida todo esto. —La vi desvanecerse. Luego me caí dormida.

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Es corto. Lo sé. Y sé que hoy no debí subir capítulo. Peroooooo... pensé que como estoy al pedo y con mucha inspiración, podía subir dos capítulos a la semana. Comenten que días les gustaría que actualicé. Eso es todo. Bay. Voten y comenten, mis amores.

¿Una chica Alpha?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora