—¿De verdad? —Dije mirando seria al peque. —¿Lo dices enserio?
—Lo siento.
—Ahora explica lo del veneno.
—Es simple. Tengo que quitar el veneno de mis colmillos. Meterlo en inyecciones e inyectarlos.
—¿Y porqué o para que?
—Para que no haga efecto el veneno de los cazadores.
—¿Tienen veneno?
—¡No lo sé! Pero me dijeron que los protege. Así que les voy a inyectar el puto veneno.
—¿Quién te dijo?
—Mi antepasado. Que lo escribió en un tapiz en la edad media que fue donde… ya no importa. —Dije.
—Bien.
—Gracias. Ya iba a golpearte.
—Oh, pelea… —Empezó a decir Jesse. Lo asesine con la mirada.
—Termina esa frase y te golpeó.
—Estoy bien.
Luego de haberlos inyectado me llamó mi padre. Me fui al salón para hablar tranquila y me sente sente en el sillón.
—¿Hola? ¿Bree? —Lo escuché.
—Hola, sí. Em, ¿que paso?
—Hace casi una semana que no vienes. Tu hermano tampoco. ¿Qué está pasando, Bree?
—Papá, no puedo explicarte. ¿Si? Debes confiar en mi.
—Hija,¿Qué pasa?
—Te amo. Te amo y te perdono. Por irte. Por alejarte después de la muerte de mamá. Te perdono por todo. —Dije al borde de las lágrimas.
—Hija, me estás asustando.
—Estoy segura de que Brent también. Sabe que lo amas. Sabemos. Gracias por todo papá.
—Bree…
—Volveremos en unos días. Quizás una semana.
—¿Ambos? —Dijo con la voz algo quebrada. Apoye mi celular en mi boca unos segundos pensando la respuesta.
—Ambos. —Dije llorando. Pero procurando que mi voz no se quebrara.
—¿Me lo prometes?
—Papá, no puedo prometer eso…
—Bree, por favor, no…
—Gracias deberas, papá.
—Suena a despedida. ¡No lo hagas! ¡Dime donde estas! ¡Dime qué está pasando! —Dijo gritando.
—Pase lo que pase, te amamos.
—Bree, no. No te atrevas a despedirte.
—Te amo.
—Yo también te amo, bebé.
Corté. Apreté mis ojos con fuerza intentando contener las lágrimas. Sentí unos brazos a mi alrededor. Era Rex.
—Tu plan no es que vuelvan los dos. ¿Verdad?
—Me gustaría que así fuera.
—No pregunte eso.
—Sea como sea. Uno de nosotros va a morir. Ya no puedo ir a un tercer funeral. Él es mi hermano. No importa lo que dije. Lo amo. No puedo ir a su funeral.
—Entiendo.
—Quiero… necesito que sepas que lo que haga… no tendrá que ver con ustedes. Y si... pasa algo, cuidalos. A todos. En especial a Jesse. Es muy pequeño y ha pasado por mucho.
—Bree, no hables como si fueras a morir. —Dijo con los ojos llorosos. Le sonreí. —Bree, no vas a morir.
—Los amo. Mucho. Y espero lo mejor. Pero ambos sabemos que este no es un cuento de hadas. El malo puede ganar. El príncipe puede elegir a la hermana malvada. Y el cazador puede no salvar a Caperucita. Esta historia, puede no tener su final feliz.
—Quiero mi final feliz. —Dijo llorando. Le di un beso en la frente.
—Y haré todo lo que pueda para dartelo. Incluso puedo renunciar al mío. No lo necesito. No si tu eres feliz. Te amo, Rex. No me imagino con otro beta. O con otro amigo. Sólo existe un Rex.
—Bree, te lo suplico, deja de hablar como si fueras a morir. No voy a dejarte morir. No voy a ver mi mundo derrumbarse. No voy a dejar que mi sol desaparezca. No te permito morir. No puedes.
—Hay cosas, Rex… —Dije acariciando su mejilla. —que no están bajo nuestro control. Y hay cosas que estamos obligados a elegir. Porque es lo correcto. O porque es lo que deseamos, para las personas que amamos.
—Bree, esto está bajo mi control. Y no. No voy a dejarte morir. No puedo. Si tu mueres, yo muero.
—Eso, eso sí es algo que no puedes. Porque no puedes dejarlos solos. Porque si yo no estoy, ellos te necesitaran. Y si tu no estas, ¿Qué esperas que pase?
—Sólo hablando de esto siento un agujero en el pecho. ¿Qué sentiré si mueres?
—¿Te dijo que sentirás? Sentirás que debes morir, por no protegerme. Sentirás ganas de tirarte a la cama a llorar. Pero eso es lo que no harás. Porque si lo haces, también vas a sentir que le fallas a la manada. Y no querrás eso. Y vas a estar destruido. Pero no dejarás que noten más que un destello de tristeza. Porque ellos también estarán dolidos. Y querrás ser fuerte, para que puedan apoyarse en ti. Y cuando estés sólo llorarás a más no poder. Y dolerá. Dolerá como nunca sentiste en tu vida. Pero el tiempo pasará. Y llegará el punto, donde lo cuentes como una simple historia. Donde digan “Bree” y eso ya no desperté nada en ti. Dónde te costará recordarme. Donde sólo seré un nombre en una lista de personas que conociste. Y nada más. Porque la vida sigue. Y debes seguir con ella. O dolerá más. —Le dije casi gritando.
》Así que sí. Dolerá. Todo esa mierda vas a sentir.
—No quiero sentir todo eso. —Dijo con la voz quebrada.
—Lo vas a hacer. Y tendrás que soportarlo. Por ti, por la manada, por tu futuro, por tus hijos, quizás,... Y por el amor de Dios, por mí. Hazlo por mi. Porque te lo estoy suplicando. Y porque no estaré para ayudarte.
—¡No vas a morir! —Exclamó.
—¿Y si sí? ¿Qué harás entonces? ¿Te sentarás ahí a llorar o vas a hacerme caso, y harás lo que te dije?
—Luego lo resolvere. Ya vi mis opciones. Pero ahora… solo quiero abrazarte. Porque tengo miedo de perderte. No quiero perderte. Porque, sinceramente, ahora estoy aterrorizado de lo que dijiste.
—No quise… —Empecé a decir.
—Esta bien. Sé que no. —Me interrumpió. —Pero abrazame.
Lo abrace y le deje besos en la cabeza.
—Lo siento. —Repetí una y otra vez.
—Te amo, Bree. Y te amaré aún si mueres. Y te amaré si me abandonas. Y te amaré aún cuando hayas pasado 50 años muerta. No voy a olvidarte.
—Yo también te amo.
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¿Una chica Alpha?
Người sóiBree es hermosa, amable, alta, perfecta. Sólo, un poco, bastante, tímida. Pero todo puede cambiar en una noche. Sobre todo si es algo que te persigue sólo por ser hija de tus padres. Una noche y Bree amará a quienes más odia. Una noche, y Bree no d...