Capítulo 23: la luna llena (1k)

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—Olvidalo. —Dije.

—¿Estas enamorada de Adam?

—¿Qué parte de no, no entiendes?

—¿Sí?

—No estoy enamorada. Ni de Adam ni de nadie.

—Entonces, ¿quién te gusta?

—Rex…

—Por favor.

—No. —Dije firme. Sentí lágrimas. ¿Por qué lloraba?

—¡Bree, te sangran los ojos, dímelo, maldición!

—¿Qué? —Dije desconcertada. Me limpie las “lágrimas” y mis dedos quedaron rojos. Me lave.

Tome mis llaves y salí. Rex me siguió.

—¿Qué harás? —Me pregunto.

—Lo que hace la gente enferma. Voy al hospital.

Nos subimos al auto. Conduje hasta un hospital. El único con algunos médicos lobos. Entenderán que los otros notarían la falta de fertilidad y la sanación rápida. Al llegar entramos y le hable a la recepcionista.

—Para el doctor Hale, por favor.

—Nombre.

—Bree White.

—Claro. Enseguida los atiende.

Verán, los White, los Black y todos los apellidos de manada son atendidos inmediatamente. Pero las recepcionistas no saben el porque.

Luego de unos minutos me llamaron. Rex entró a la nada pequeña sala conmigo. El doctor Hale era canoso y media casi lo mismo que yo. Parecía de unos 70 años.

—¿Y qué te ocurre? —Preguntó el doctor.

—Sangro. Vomito sangre. Me sangra la nariz. Y se escapan gotas de sangre de mis ojos.

—Eres loba, ¿No?

—Sí. Pero por favor no se lo diga a nadie.

—No hay problema, pequeña. Es algo normal. Lo leíste en los libros, ¿no?

—Sí.

—Tranquila. Ya hemos descubierto nuevos métodos. —Sonreí. No tendré que decirle nada a Rex, pensé. —Yo te enseñaré, para que lo hagas tu sola.  

—Claro.

—Te quitaré sangre. —Me dijo.

Me arremangué la manga. Obvio que no la del tatuaje.

Sacó unas jeringas. Me ató el brazo con una goma. Paso un algodón con alcohol por la parte interna del codo. Me saco sangre.

—Dime que eres el beta. —Le dijo a Rex.

—Sí. ¿Por?

—Necesito tu sangre.

—Claro. —Se arremangó la manga. El doctor hizo lo mismo que conmigo. Sentí arcadas de nuevo. Busque el tacho en la oficina. Lo tomé y vomite sangre dentro. Cuando termine el doctor me dio unas servilletas.

—Gracias. —Le dije bajo. Asintió como respuesta. Tomó un frasco y mezcló mi sangre con la de Rex. Tiró ambas jeringas y tomó una limpia. Tomó la mezcla de nuestra sangre y me la inyecto.

—Esto hará que se frene.

—¿Como lo haré Yo?

—Te daré algunas y tu puedes venir por más cuando necesites. Puedes clavarla en cualquier parte del brazo. Tu sanación hará que no corras riesgo. Eres la hija de Lauren, ¿no? —Dijo.

¿Una chica Alpha?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora