Capítulo 42: De viaje

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—¿Bolsos?—Pregunté.

—Listo.

—Listo.

—Listo.

—¿Empacaron todo? —Pregunté.

—¿Por quién nos tomas? —Dijo mi hermano.

—Cuando lleguemos allá van a ver que les falta algo.

—Bree, confía en nosotros. —Dijo Alex.

—Es tan olvidando algo.

—¡Que no! —Dijo Ryan.

—Ah, ¿No? —Dije. —¿Cargador?

—Sí. —Dijeron al unísono.

—¿Protector solar?

—Sí. —Brent no contesto.

—¿Auriculares?

—Sí. —Esta vez no contesto Alex.

—¿Ropa para dormir? —Ninguno contestó. —¿Traje formal? —De nuevo silencio. —Saquen los bolsos del auto y lo buscan. ¡Pero, ya! —Grite. Los tres salieron corriendo. —Tenía razón. —Susurré.

(...)

—¡Vacaciones, vacaciones, vacaciones! —Gritaban los chicos.

—En unos minutos llegamos. —Les avisé.

—Wooo. —Chillaron juntos.  

—Pido la habitación con vista a la pileta. —Grite.

—¡No! —Gritaron Alex y Brent.

—Cante primero. —Retruque.

—Bien. Pero no se vale.

—Muy pocas cosas en la vida se valen. Vive con eso.

(...)

—Y… ¿Cómo es que nos vamos escapar esta noche? —Preguntó Ryan. Salí del baño donde me estaba cambiando.

—Simple. Tu vas a decir que estas cansado por el viaje a las 10. Vienes y te alistas. Yo digo algo similar a las 10:30. Me alistó. Ponemos unas almohadas en las camas, te cargo y salimos por la ventana.

—Lo haces sonar fácil.

—Es fácil. Alex se queda. Nos avisará si hay problemas. Ayúdame. —Dije dándole la espalda para que anudara, mejor que lo que yo lo había hecho, mi bikini.

—Si nos atrapan, es tu culpa.

—Si nos atrapan, puedo hipnotizar a tres de cinco personas.

—No todo se soluciona con hipnosis. —Bajo la vista. —Créeme. Lo sé.

—Yo creo que sí. Es decir, para algo existe.

—No sabes la repercusión que tendrá. Puede cambiar la forma de pensar de alguien.

—¿Y? No se daría cuenta. No es necesario ser tú mismo. Nadie es el mismo. Todos nos callamos, nos mordemos la lengua, no actuamos como queremos. Nadie es quien de verdad es.

—¿Piensas eso?

—Sí. Tu ni siquiera has visto a alguien con recuerdos suprimidos. —Pareció dudar.

—No. Tienes razón.

(...)

Estuvimos nadando un rato. Note que unos chicos nos miraban a Ryan y a mi.

—Ryan, ¿ves a los guapos de allá?

—Claro, sin más calientes que el sol. —Lo mire con las cejas alzadas. —Después de ti. —Nos reímos. Vi que mi hermano jugaba fútbol con Alex.

¿Una chica Alpha?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora