CAPÍTULO 11: parque de diversiones

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Me desperté y Rex no estaba. Suspire aliviada. En ese momento salió Rex de mi baño sólo con una toalla en la cintura. No podía sacar la mirada de su cuerpo moldeado.

—La bella durmiente despertó…—Notó mi mirada. —Una foto dura más, preciosa.

—Tarado. —Aún así no saqué la mirada.

—Tus sentimientos aumentan. Tendrás ganas, bebé.

—Me voy a bañar. —Dije ignorando su comentario.

—¿Te acompaño?

—Nop.

Me abrazó por la cintura.

—Sé que lo quieres.

Y… pium. Se me prendió el foco. Soy mala.

—Yo me bañaré sóla. —Me quite la camiseta de dormir lentamente. Hice lo mismo hasta quedar desnuda. —Me voy a bañar.

Me metí rápido al baño.

—Me debes algo. —Cantureo. Suspire.

—Bien. —Abrí la puerta. —Te odio.

—Y yo a ti.

Rodé los ojos.

(...)

—Acepta, al menos, que te gustó.

—No se debe mentir. —Y no voy a admitir que es i-n-c-r-e-í-b-l-e.

—Dios. Eres imposible.

—Gracias.

Él ya iba a salir por la puerta. —¡No! La ventana. No quiero que te vean.

—Eso no te preocuparía si no te hubiera…

Lo empujé por la ventana antes de que terminará.

—Lo siento.

Bajé las escaleras y me fui sin desayunar. Rex me miraba molesto.

—Dije lo siento.

—Tendrás que hacer más.

—¿Que quieres?

—Saltearnos las clases.

—Pensé que dirías algo más loco.

—Quiero ir al parque de atracciones.

—Ok… —Dije precavida. —Le aviso a los chicos y…

—No. Nunca me puedo subir a ningún juego con ellos.

—Y ahí está la locura, señoras y señores. ¿Y si les pasa algo?¿O mi hermano está molesto?¿O…

—Te servirá para manejar tu instinto maternal.

—Sí… creo que lo necesito.

(...)

—Es muy alta.

—No tanto.

—Sí. Sí tanto.

—Vamos. Es sólo una montaña rusa.

—Una muy grande en la que podríamos morir.

—Por Dios. Suben muchas personas. Dudo que justo a nosotros nos valla a matar.

—¿Y si sí?

—Rex, por Dios, haré lo que quieras.

—¿Lo que quiera? —Preguntó interesado.

—Sí, mierda. Lo que quieras.

—Gracias. Vamos.

Nos subimos. Rex tenía cara de mucho miedo mientras que yo estaba feliz. Y luego dicen que nosotras somos las miedosas

Luego de bajar fuimos por un helado.

— Tenías que ver tu cara.

—Maldita perra.

—No te enojes.

—Bree, ¿Puedo hacerte una pregunta?

—Dime.

—¿Porque  no quieres que tu familia sepa del asunto alpha?

—Ellos… mi mamá murió como loba. Lo odio. E igual mi hermano. No puedo decirlo y ya. Y también soy alpha. Debería ser mi hermano. Él debería estar feliz cuando sepa, pero no lo estará. Como yo no lo estaría.

—Ya entendí.  

—Tengo libros que leer. Debo ir a casa.

—Puedo ayudar. Si quieres.

—Sí, me ayudaría.

—Vamos.

Hicimos el camino a casa en silencio. Un silencio cómodo.

—Por la ventana.

—¿Sabes?, me haces sentir impotente.

—¿Sabes el significado de impotente?

—No, pero e oido ejemplos.

Rei.

Abrí mi armario y separe la ropa. Golpee en la pared falsa y se abrió el compartimento donde estaban los libros.

—¿como tienes eso?

—Mi mamá me ayudó a construirlo para ocultar mis caramelos. Lo he cambiado de uso.

Saque el de alfa y el de lobos. Le di este último a Rex.

— Leelo.

—Sí, señora. —Digo en tono militar e hizo un saludo de soldado.

Me senté recostada en la cabecera de la cama y rex en la punta opuesta.

Abrí el libro y leí. Verdaderamente leía más rápido. Pasaba las hijas son sin parar y no me perdía ni una palabra. En unos 5 minutos lo había terminado. Rex me miraba perplejo.

—Adivino, tu no puedes hacer eso.

—Nop.

—Me das el otro.

Me dio lo que él leía. Mientras yo leía, el busco el otro libro. Cuando lo termine me dio el otro. Me detuve en algo que me llamó la atención. Ojos violeta.

—Lee. —Le dije a Rex mostrándole la página.

—¿Lo haces por mi?

Suspire. —“Las lobas tienen el increíble poder de la hipnosis. Con sólo mirar a los ojos a alguien y querer convencerlo estará bajo un trance mayor a cualquier voluntad. El influido creerá en todo momento que él lo hizo por propia voluntad. Es un denominador común de la hipnosis, los ojos violeta en la influyente.” ¿Te suena?

—El castigo. Debes usarlo más seguido.

—No. No puedo. Aquí dice a una loba se debilita si lo usa más de dos veces al día.

—Tu eres una alfa, no sabemos nada de ti.

—Quizás.

¿Una chica Alpha?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora