Capítulo 28: ojos negros

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Abrí mis ojos y vi a Rex.

—¿Estas bien? —Me preguntó.

—Sí, eso creo. — me quise levantar y me ardieron las piernas y los brazos. Los mire y tenía un corte con forma extraña.  —¿Qué pasó?

—No lo sabemos. Luego de desmayarte, te despertaste, por así decirlo, sacaste tus garras y los cortaste en tus brazos y piernas. También en ese árbol. —Dijo señalando un roble detrás de mí. Por alguna razón sentía que alo faltaba. Y creía saber que.

—Debes repetirlo. —Dije decidida.

—¿Que?

—Tienes que imitarlo a la perfección en mi espalda.

—¿Porque? —Preguntó exasperado.

—No lo sé. Sólo hazlo.

—¿Como sabes que debo hacerlo?

—Sólo lo sé. Hazlo ya.

—Bien. —Me puse boca abajo. Sentí algo frío cortar mi espalda pero sanaba muy rápido. —No puedo. —Volví a sentir algo y estire mi mano a él.

—Tu mano. —Me la dio con garras. La lleve a mi boca y lamí la garra del dedo índice. —Prueba. —Lo volvió a intentar y ya tardaba más en sanar. Sentí un poco el dolor. —Hazlo lo mejor posible.

—¿Que crees que intento? —Clavó más la garra.

—Auch. No tan fuerte.

—Lo siento. —Dijo aguantando la risa.

—Te odio.

—Me amas con tu alma.

—Porque eres mi beta, estúpido.

—Porque estas enamorada de mi.

—Concéntrate en el dibujo.

—No lo negó. —Gritó Ryan.

—Te callas. —Le grité tan fuerte que fue un rugido áspero. Empezaron a reír a los minutos. Sentí que volvió a clavarme la garra. —¡Deja de hacer fuerza!

—Lo siento. —Me dio un beso en la espalda más arriba de su garra. —Lo siento mucho. —Dijo con voz seductora.

—Sólo querías hacer eso, ¿verdad?

—Probablemente quizás. —Los chicos empezaron a gritar “o” hasta que Rex término el símbolo y brillo. Ardía como el infierno. Sentí mis ojos raros y todo se vio de tonalidad oscura. No podía hacer nada a voluntad. Me levanté y me puse frente al agujero. Con mis poderes hice una escalera y luego lo tape. Me paré sobre lo que tape. Una estela blanca salió de mi boca y dio unos giros a mi alrededor. Freno en mi oído y susurro.

—Convocame cuando me necesites. —Cerré mis ojos y cuando los abrí casi caigo. Sentí una mano en mi cintura que me sostuvo. Era Alex.

—Gracias.

—No te preocupes. ¿Los ojos negros son comunes?

—¿Cómo que negros?

—Todo negro sin rastro del típico blanco. Y supongo que eso es un no, no pasa seguido.

—Sí. Eso significa.

—¿Idea de que fue eso?

—Quizás. Pero no puedo saberlo. —Note que seguía con su mano en mi cintura. —Ya puedes soltarme.

—Sí, claro.

—Alejate, novato. —Le dijo con su típica voz estúpida Rex. Esto provocó que Alex gruñera. Y Rex no se quedó atrás. Lo golpee en la nuca. —Tu lo provocaste.

¿Una chica Alpha?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora