Capitulo 38 Para resumir, él era un imbécil

256 15 0
                                    

De acuerdo, así que no estaba exactamente entusiasmada por dejar mi apartamento. Maldije el sol mientras me levantaba y cambiaba. No tenía duda que las noticias sobre mi duelo con Emmet se habían expandido y que la gente estaría sumando las cosas para establecer una teoría de lo que se trataba todo, y definitivamente llegarían a cinco conclusiones. No estaba segura de qué sería lo que más me molestaría; dejar que la gente creyera rumores que no eran ciertos, o explicar toda la verdad que era algo personal para mí. Ya le expliqué a Jared pero sabía que él no chismorrearía sobre ello.

Dios, Jared.

Tampoco estaba realmente ansiosa por verlo. ¿Había pasado Dios sabe cuánto tiempo insistiendo que no lo quería con tantas ganas, y luego había ido y lo había intentado seducir...? Quiero decir, en serio, me estaba convirtiendo en mi peor enemigo. Lo culpo. Fue el abrazo lo que hizo que se insertara dentro de mí. Me relajé contra él y luego, de pronto, me sentí... bien. Envuelta por calidez. Protegida. Sus brazos se habían vuelto esa clase de refugio. Nadie nunca me había sostenido así antes; con tanta seguridad, tanta comodidad, tan posesivamente. Luego, después de unos cuantos minutos, incluso a pesar de todo lo demás que estaba sintiendo, había una sed por algo más, un violento latido de deseo en la parta baja de mi estómago.

Pensando en todo mientras me dirigía hacia el Centro de Comando, me tuve que preguntar si él me había rechazado para igualar las cosas entre nosotros, para vengarse de mí. No tenía sentido que le importara lo que me había hecho querer tener sexo con él. Él era un chico, un chico obsesionado con las mujeres, y pasaba la mayoría del tiempo que estábamos juntos, haciendo esa cosa con la mirada y sugiriendo que tuviéramos sexo. ¡Y los hombres dicen que las mujeres son confusas!

A pesar de su rechazo, no estaba avergonzada de mi comportamiento. Lo habría estado si no hubiera sabido que él me quería y que toda la cosa de la seducción había sido una apuesta, pero era obvio que ninguno de nosotros se fue satisfecho. No había manera de que me sonrojara o actuara extraña cuando lo viera; él amaría eso. Me rehusaba a permitir que Jared me redujera a una chica nerviosa y confundida colorada. De todos modos, si no fuera por mis violentas hormonas, probablemente él no hubiese tenido mucho efecto en mí.

¿Oh, a quién estaba engañando? Ni siquiera estoy en mi oficina y estoy sacando conclusiones con mis sentidos para determinar si él está dentro o no. No lo está.

Luca me vio acercándome y se levantó de su asiento. Si estuviera de mejor humor, me hubiera reído de su suéter cachemira color melocotón que abrazaba su cuerpo en un estilo femenino. De hecho, el suéter no era tan diferente al mío.

-De acuerdo, amor, ¿cómo te sientes?

-Bien -dije, asintiendo-. ¿Tú?

-Siempre sospeché que mantenías tu distancia de Jared porque habíasestado en una relación apropiada y se deformó -Me ofreció una sonrisa simpática-. Casi debo decir que no pensé que el hombre estaba muerto.

No hice caso a la tontería de que algo de eso afectara mi falta-de-relación con Jared. Will era la parte importante de la conversación.

-Él era increíble. Te hubiera gustado.

-Bueno, si algún día quieres tener una buena charla acerca de ello, solo déjamelo saber. ¿De acuerdo?

-Lo haré.

-Ahora, me dijeron que te enviara directamente con Ricardo. Quiere verte en el aviario.

-¿Para qué?

Luca se encogió de hombros. -Solo soy el mensajero, amor, no dispares.

Ricardo obviamente había oído de lo que había sucedido afuera del bar.¿Emmet había sido uno de sus principales guardias de seguridad? Sí era así, estaba en graves problemas. Maravilloso. Justo lo que necesitaba dos minutos después de levantarme. Su propio punto de vista podría ser que era irrelevante lo que Emmet había hecho en el pasado; que si yo hubiese querido un duelo con él -uno de sus empleados- entonces debería haberle pedido permiso primero a Ricardo. Por suerte, funcionaría a mi favor que Emmet haya sido el primero en atacar. Si no me hubiera defendido contra la bola de fuego dentro de la discoteca, podría no estar aquí ahora.

La Única FaibleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora