Capitulo 41 Si eso es lo que quieres...

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En el segundo en que la sensación de mareo en mi estómago, cortesía de la teletransportación, se alivió y arribamos al apartamento de Jared, arranqué mis brazos de su agarre. Él ya estaba riendo, más bien complacido consigo mismo.
No estaba segura de qué sentía con más fuerza: molestia por que pensara que tenía derecho de interferir en mis planes, o alago porque le afectara tanto la idea de que tuviera planes con otra persona. Siempre era lindo tener un poco de poder sobre alguien que tendía a considerarse a sí mismo grande y malo.

-La próxima vez que te den ganas de molestar a un tipo con el que voy a salir, tal vez quieras advertirme.

-¿Yo lo molesté? -bufó-. Yo no fui quien apareció en el apartamento de alguien más amenazándolo para que se alejara de ti.

Boqueé. -¿Hizo eso?

-Debe ser amor en su forma más pura.

Fui a golpear su brazo pero con un movimiento borroso estuvo fuera de mi vista. Fue entonces que noté el apartamento. Era como el doble de tamaño que el mío aunque ambos eras de dos pisos. E increíble. El esquema de colores era una mezcla perfecta de crema, blanco y marfil. El suelo de madera clara parecía ser un rasgo en todo. Su sala de estar era más grande que mi dormitorio con baño y suite combinados. Tenía uno de esos sofás esquineros de cuero en el que cabían ocho personas y era tan abultado que cuando te sentabas en el tus pies casi no tocaban el suelo. La mesa de café rectangular tenía patas en forma de pilares y combinaba con el suelo de pino tan perfectamente que me pregunté si la mesa estaba hecha de la misma madera. Típico de los hombres, su TV platino era innecesariamente grande. Y vaya, tenía una pecera construida de algún modo dentro de la pared. Cabrón pijo.

Más allá de la sala de estar, había un gran espacio con una mesa de conferencias en el centro, y a continuación estaba la cocina. Aún desde aquí, el comienzo de la sala, podía decir que la gran cocina cuadrada era extremadamente moderna; maderas ricas, aplicaciones de cromo, y repisas de mármol.

De repente fui consciente de que Jared estaba parado en el borde exterior de la cocina mirándome fijo mientras tomaba un TNS. Enarcó la ceja. -¿Te gusta?

Oh, así que, esto era todo lo que usualmente tomaba para tener una mujer sobre su espalda con las piernas abiertas. Casualmente encogí un hombro. -Está bien.

Se rió. El ronco sonido era seductor. Dios, él era seductor. Aún más cuando llevaba esos jeans negros de Armani y esa camiseta blanca Armani que tanto le favorecía, el mejor rasgo por supuesto era esa chaqueta de cuero larga hasta las rodillas. Comenzaba a sospechar que no se la había quitado porque sabía cuánto me gustaba en él.

Elevando sus dos cejas ahora, utilizó su pulgar para señalar detrás de él. -El dormitorio está por ahí, si es lo que estás buscando.

Señalé detrás de mí. -Y la puerta de entrada está por ahí, y a menos que quieras que salga por ella puedes comportarte.

Sonrió. -Intentaré comportarme.
El humor en sus ojos se difuminó un poco por una fracción de segundo. Luego me disparó una sonrisa pícara. -Necesito todo el espacio para mi gran ego hinchado.

-Nunca pensé en eso.

Asintió hacia la cocina. -¿Quieres algo?
Asumo que no has comido. -Su boca se crispó. Claramente estaba encantado con la situación que había creado.

-¿Tienes algún TNS con sabor a alcohol?

-Tal vez tenga algunos sabor Budweiser.

-Servirán.

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