La Única Faible

Capitulo 39 Yo también era un imbécil

*Jared POV*

Scarlett no estaba en la oficina cuando me teletransporté ahí. Ella siempre estaba en su oficina durante la hora de almuerzo, revisando archivos y graficando el progreso de los reclutas. No era exactamente causa de alarma que no estuviera ahí ahora, pero no me gustaba. Aparentemente me había acostumbrado a saber dónde estaría, que este simple detalle me descolocó. No sabía dónde estaba. Realmente no me gustaba eso para nada.

Tendría sentido que no tuviera muchas ganas de hablarme ahora mismo. Sabía que había herido sus sentimientos al protestar sobre llevarla a la reunión mañana por la noche. Realmente no había registrado hasta ahora, que posiblemente la herí. Lo hubiese hecho mientras vislumbraba lo que había escondido detrás de ese exterior frío; el dolor, el enojo, y la vergüenza de lo que el imbécil de su Creador le había hecho. Y ahora, yo también era un imbécil.

No es que estuviera avergonzado de que me vieran con ella como ella pensaba. De acuerdo, lo admito, no me gustaba la idea de todos mirando, susurrando, y criticando, y si fuese otra Faible también me rehusaría a llevarla. Pero no veía a Scarlett o a una Faible. Veía a una persona fuerte, determinada, intencional, hermosa, y de buen corazón. Una persona de buen corazón a quién acababa de herir.
Tenía que verla. No es que fuese a pedirle disculpas. Tenía orgullo. Pero la idea que estuviera en algún lado pensando mierdas horribles de mí, o triste por lo que había dicho... no me gustaba eso. Probablemente era que sabía que eso me haría admitir que ella me quería con más fuerza. Sí, de eso se trataba todo. No es que pudiese ser algo más. Los sentimientos no eran algo con lo que había experimentado cuando se trataba de mujeres. Simplemente, no parecía funcionar de esa manera.

Supongo que eso me hace ver frío, pero después de observar la manera en que eran mis padres -discutiendo, gritando, traicionando- nunca había sido capaz de ver el punto en las relaciones. Nathan era lo opuesto a mí.

Presenciar el arruinado matrimonio que mis padres habían tenido solo había logrado que él buscara a la mujer correcta y no se estableciera con alguien de la forma en que nuestros padres habían hecho. Yo no creía que había una mujer correcta para cada chico. O te preocupabas por ellas, o no lo hacías, y duraba o no. Como dijo Scalett, a veces amas a alguien por un tiempo y luego se termina.

Era raro lo mucho que me fastidiaba que ella hubiera amado a alguien en algún momento. No pensaría que era posible estar celoso de una persona muerta. Ni siquiera podía entender por qué estaba experimentando celos después de todo. Nada de lo que sentía o había hecho cuando se trataba de Scarlett tenía sentido. Aún no podía creer que me había alejado de su oferta de sexo anoche. Nathan se reiría si lo supiera. Por eso no tenía planeando contárselo.

Sacudiendo la cabeza y mi incapacidad para explicar mis respuestas extrañas hacia esta mujer, cogí el teléfono y llamé a Luca usando la línea interna.

Él respondió inmediatamente.

-¿Sí, Comandante?

-Luca, ¿tienes idea de en dónde está Scarlett?

-¿Sam? -Sonaba incómodo-. Bueno, eh, Evan vino para llevársela a almorzar

-De acuerdo, gracias Luca.

Mi mandíbula de pronto dolió, y me di cuenta que estaba rechinando los dientes.

¿Evan la había llevado a almorzar? Hijo de puta. Realmente iba a terminar hiriendo a ese chico. Nunca antes me había sentido amenazado por otro chico cuando se trataba de mujeres. Mayormente porque realmente no me importaba si la mujer no estaba interesada, había un montón pavoneándose. Realmente no hacía mucha diferencia entre buscar en un centro comercial con una vaga idea de lo que
me gustaría y luego escoger un traje para probarme la talla.

Esta vez era diferente. Scarlett era diferente. Realmente no quería a una mujer como ella, quería a esa mujer. Pero si todo lo que estaba haciendo era solo probarla de acuerdo a su talla y no tenía sentido de pertenencia, entonces eso significaba que otras personas también podían probarla. Y eso me irritaba más de lo que esperaba. En cuyo caso, realmente Evans necesitaba salirse del camino.