Cap.24-Lady Matinée

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Una vez limadas las asperezas el ambiente en el carruaje se torno mucho más confortable, Francis era conversados y contestaba de buena gana las preguntas de Sebastián pero Axiuru noto que evadía el tema de su enfermedad, bueno, él no sabía que Sebastián era medico y, viéndole como a cualquier monje, ni de chiste iba a mencionar lo del demonio en su cuerpo.

-Me da gusto que hiciéramos las paces, en estas expediciones se ha vuelto obligatorio llevar a un hombre de Dios.

-¿Por los nativos?-Axu se puso tensa.

-Exacto, la iglesia ha ordenado convertir a todos esos corderos extraviados a la verdadera fe o como le llamen.

-No creo tener autoridad para ello-dijo, reparando en su amiga-en todo caso, ¿no te iría mejor un sacerdote francés?

-Si es por el idioma no te preocupes, en mi barco todos hablan español, con tu país dominando los mares es un requisito.

-Francis-dijo Axiuru secamente-dime algo, si encuentras nativos dónde vas, ¿Qué harás con ellos?

-Mis órdenes son establecer una colonia pero no pretendo hacerlo sobre sus casas, intentaríamos convivir.

-¿Y su no quieren convivir?, es su tierra, ¿Qué si quieren que se vayan?

-No puedes ser tan ingenia, cherry, las cosas pertenecen al más fuerte, a quien tenga mayores recursos, y eso incluye la tierra.

-¡Pero estaban allí primero!-grito, poniéndose roja, Francis no se inmuto.

-¿Cómo lo sabes?, este viejo mundo ha existido por demasiado tiempo y podría apostar a que no queda tierra que no esté habitada por usurpadores, pregúntale a Sebastián, su gente está en guerra con los Moros pero ellos vivían allí antes.

-No me metas-dijo, sintiendo que aumentaba el calor.

-No puedo aceptar tal idea, si así funcionan los humanos entonces no hay sitio seguro en la tierra.

-Por favor, cherry, ¿te parece que este es lugar para estresarme así?

Axiuru abrió la boca pero luego la cerró, se calmo y miro había la ventana, esto sorprendió a Sebastián pues no esperaba que abandonara la pelea tan dócilmente, de repente la vieron dar un salto y casi tirarse por la ventana.

-¡El mar!-exclamo.

-Bienvenidos a Brest, estaremos en el muelle principal en minutos.

La hermosa ciudad portuaria de Brest estaba en su mejor época, el descubrimiento del nuevo mundo fue una bocanada de aire fresco para el viejo mundo y en ningún lugar se respiraba mejor que en las salidas al mar; pero a Axiuru le faba igual eso, no le interesaba el apogeo de la ciudad ni los barcos, lo que no podía dejar de mirar era el océano, no había disminuido la atracción que influía sobre ella, le llamaba, le invitaba a entrar y recorrer su inmensidad hasta el otro lado, donde Cholena la esperaba.

-Allí esta-indico Francis-es aquel, mi preciosa Lady Matinée.

Acepto dejar de ver el mar para mirar el barco en que lo atravesaría, ciertamente era bonito y más pequeño que una carabela española, al frente lucia una efigie de una mujer con cola de pescado, las velas tenían ribete y la quilla entera había sido labrada a mano.

-Mi tío era un marinero de corazón-explico mientras salían del carruaje-pero un artista en el alma, se gasto su fortuna en una nave que fusionara sus dos amores.

-¡El capitán ha arribado!-trono una voz femenina sobre el barco.

-¡Clement!

Drake abordo primero para darle un fuerte abrazo a su hermana y aun estaban en ello cuando los demás subieron, la tripulación entera saludo a su capitán pero este se dirigió primero a la mujer mayor sentada en un banquito.

AxiuruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora