Cap.47-Industras Zannara

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La influencia benéfica de Richard era tan sutil y a la vez tan poderosa que antes de dos días Axiuru ya estaba levantándose a las seis de la mañana, haciendo el aseo de su alcoba, acompañando a Paris en los oficios diarios y tomando las comidas en la mesa, lo único de lo que no podía convencerla era de ir con él en sus paseos nocturnos y Paris estaba de acuerdo en que no era sensato.

La joven le conseguía prendas holgadas y libros de historia para que se pusiera al día pero ella se vestía a desgana y no miraba los libros, cosas que debieron deslumbrarla como la televisión, la radio o la luz eléctrica pasaban por su alma gris sin hacer mella, el simple hecho es que no era feliz y si se quedaba allí, si se prestaba a todo, era porque no le quedaban fuerzas para ninguna otra cosa.

-Él es mi papá-decía Marina mostrándole las fotos en la repisa-viaja mucho, trabaja en un edificio muy grande.

Al principio la pequeña Marina habia visto a Axiuru como la cosa más maravillosa que su abuelo había traído a la casa peor cuando comprendió su estado convaleciente la rodeo con un manto de ternura imposible de prever en una niña tan pequeña; la acompañaba a todas partes, la ponía jugar a la casita con ella o a la escuelita para darle clases de ingles y pasaba horas inventándole peinados con brochas y cintas de colores.

-Ella es mi mamá, mi abuelito me dijo que se fue al cielo cuando nací.

-Mis amigos también se fueron al cielo-suspiro, era lo primero que decía en todo el día.

-Ouh...bueno, el abuelo dice que los que se van al cielo te ven y te cuidan.

-Marina-Paris solía intervenir cuando la charla se tornaba densa-ve a ver si ya despertó de su siesta el abuelo.

-Ok-se fue.

-Discúlpala, a veces me sorprende lo madura que es-un timbre se escucho-el teléfono, dame un momento.

-Ok...-para entonces ya sabía lo que significaba la expresión y le ahorraba tiempo.

La depresión es una emoción debilitante, cerró los ojos un instante y se quedo dormida por una hora, despertó al oír voces en el salón.

-¡Axu!, ¡Papá viene a casa!-salto a su regazo-llegara esta noche, ya quiero que te conozca.

-¿Qué me conozca?

-Podríamos tener un problema aquí-dijo Paris-me adelante y le dije que teníamos a una estudiante de intercambio en la casa.

-Mal hecho-dijo Richard-Isaac es un buen hombre, pudimos explicarle cuando llegara.

-¿Explicarle que encontró un alíen en la bahía?, con todo respeto, no todos son tan abiertos.

-¿Y tú vas a cubrirla de maquillaje?, no tiene nariz, ni orejas, ya revise.

-¿Una mala cirugía?-sugirió, sin recibir respuesta-algo hay que hacer, en el mejor de los casos podríamos ocultarla, la saco de noche y la llevo a mi casa.

Eso hizo reaccionar a Axu, ¿salir?, ¿así de pronto?, solo entonces se dio cuenta de que no estaba allí por pura decidía, era un cómodo refugio y la idea de abandonarlo le aterraba.

-Deberíamos intentar lo de... ¿maquillaje, dijiste?, ¿hay tiempo?

-Tenemos unas horas.

-¡Cambio de imagen!-exclamo Marina.

-¿Y la nariz?, ¿y las orejas?

-Para algo se inventaron las bufandas.

Por primera vez en varios días se mostro enérgica, subió a su cuarto junto a Paris y Marina y dejaron a Richard negando en el sillón, no le gustaban los engaños ni por buenas razones, al final se sabía la verdad y era peor la cosa.

AxiuruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora