Cap.44-Abigail Swarts

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La gente decía que los mellizos Gale eran extraños.

Henry Gale, el mayor, era casi un piel roja de cepa pura, callado, distante, imperturbable, capaz de fijarse en un objetivo con la determinación de un lobo al acecho y daba miedo, mucho miedo, por allí contaban que mataba animales pequeños, los despellejaba e iba a tirar los restos en patios ajenos, decían que había provocado un par de incendios y que estuvo involucrado en una pelea donde un chico mayor perdió un ojo, pero solo tenía once años y nada se le había confirmado.

Su hermana, Abigail Swarts, más bien inspiraba lastima, era muy bonita, demasiado, a un nivel casi irreal, su larga cabellera llena de risos dorados y sus alucinantes ojos celestes le hacían ver como a una muñeca viviente, pero era tonta, tonta como su padre, no sabía escribir o leer, no podía sostener una charla y era tan distraía que exigía constante vigilancia, una vez se había perdido por perseguir a una mariposa.

-Henry, ve por tu hermana o llegaremos tarde.

-Voy, madre.

Ambos chicos asistían a la escuela regular y con su gripo de edad pero en el casi de Abigail era más como ir a una guardería, estar cerca de su hermana le daba sosiego asique la dejaban en el salón, en un pupitre junto al del maestro, y le daban con que entretenerse, aunque no aprendiera nada ella lo disfrutaba mucho, sobre todo porque cada día en la escuela era una oportunidad para verlo a él.

-¡Omar!-lo llamo con alegría, viéndolo ir con su caja de siempre.

-Buenos días, señorita Abigail-respondió, con ese exceso de modales que le hacía tan encantador-Nico, Tom y yo iremos a pescar después de clases, ¿quieren venir?

-No gracias, Isaías-dijo Henry con sequedad.

-Por tensen bien-les dijo su madre-Abi, tu papá te recogerá hoy.

Abigail disfrutaba pasar tiempo con su papá, él la entendía, recientemente Henry había comenzado a dejarla sola para tomar "clases extra" con Ezara, lo que le dejaba menos tiempo para su conducta destructiva pero también hacia sentir a su hermanita abandonada, por eso siempre era un alivio saber que su padre vendría por ella; entro corriendo al salón y se acomodo en su escritorio, desde allí tenía una excelente vista del mulato sentado en su caja, junto a la ventana y fuera de la escuela.

Supuestamente Omar no tenia permitida la entrada a la escuela porque su madre era negra y los negros no eran personas, eran esclavos, Carmen no era esclava de nadie sino una respetada partera que trabajaba en la clínica pese a su avanzada edad pero seguía siendo negra y su hijo "de color" no tenía derecho a estudiar y menos entre niños blancos...aunque en la escuela habían muchos niños que no eran blancos, su hermano tenía un color más resaltante en comparación, Nico, Mauro y su hermanita Valentina tenían diversos grados de piel morena, Abigail realmente no comprendía donde estaba el problema, lo que si sabía era que a Omar no le importaba, él quería aprender le ardiera a quien le ardiera y por eso iba a sentarse junto a la ventana con su pizarrita y sus crayones para escribir, habían tratado de echarle sin éxito tantas veces que ahora el maestro se hacía de la vista gorda y lo dejaba estar, Abi pensaba que era extraordinario.

-Comencemos, clase, terminaremos los problemas de ayer.

Dibujo un pez y luego vio que hacían los demás, como siempre su hermano ponía cada gramo de atención a la tarea en sus manos, Mauro lucia como si ya hubiera terminado y seguro era así, era un chico muy listo, decían que sus padres eran unos genios, Margarita por su parte fruncía el ceño, le costaban las matemáticas, y su querido Omar levantaba el cuello para poder ver bien el pizarrón, Omar era dos años mayor que su grupo, otra de las razones por las que le resultaba tan interesante.

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