Cap.35-Amor

7 1 0
                                    

-¡Francis!, ¡Francis, espérame!

El francés refreno su caballo y espero a ser alcanzado por el español, cuando estuvo lo bastante cerca Sebastián noto que se frotaba los ojos asique le ofreció un pañuelo para las lagrimas.

-Merci... ¿Por qué me sigues?

-Axiuru me pidió que te acompañase hasta el barco.

-Ah, claro-hablaba con cierta amargura-no quisiera tener un ataque, caer del caballo y romperme el cuello, así no debe morir un pirata.

-Se que no debió ser fácil.

-¿Ahora me vas a consolar?, ¿precisamente tu?-le miro con rabia-me sorprende que no estés celebrando que al fin me alejaste de tu preciado ángel.

Sebastián sabía exactamente lo que estaba buscando, pelea, y no sería él quien iba a dársela, le sostuvo la mirada con total neutralidad hasta que lo hablando y lo obligo a retroceder primero, luego cabalgaron en silencio por varios minutos, los necesarios para que la bola de angustia dentro de Francis lograse subir por su garganta y salir a trompicones, precedida por un sollozo mal disimulado.

-Le dije que la amaba.

-¿Ahora?

-No, anoche, se lo dije y ella...no soy un idiota insensible, se por lo que ha pasado, se lo de ese indígena, Kua'Kua, se que le cuesta abrirse asique esperaba que si le daba tiempo...

-¿Qué creíste que iba a pasar?

-Ni se, una cursilería como que me lo gritara cuando me estaba yendo.

-¿Y que se fuera contigo?

-O yo le regalaba el barco a Clement y me quedaba, total, cualquier día de estos se aburre de deberme algo y me tira por la borda para quedársela.

-¿En verdad harías algo así?, ¿dejarías todo por ella?

-Se que crees que no tenemos futuro, que es una desfachatez, y seguro tienes razón, aunque los dos fuéramos humanos yo me estoy muriendo-se alzo de hombros-¿Qué puedo decirte?, ella estremece mi mundo.

-Jesucristo...-otro rato en silencio-¿sabes?, siempre pensé que era una suerte ser célibe, en el convento me metieron a fuerza que la atracción te lleva derechito al infierno, pero con todo lo que he visto en este viaje, Tsami y Benjamín, tu y Axiuru, cielos, incluso Clement y Josefine, lo que veo es amor en todas sus formas, me provoca algo de envidia.

-Vamos, hombre-le dio una palmada-exageras tu problema, no necesitas complacer físicamente a una mujer para que te ame-Sebastián se puso colorado-y estoy seguro de que, si encuentras a la indicada, podrás enamorarte, solo te digo, es una tortura, lo vale, pero es toda una tortura.

-Bueno, seguro tu también encontraras otro amor-Francis negó-todo es posible.

-Todo es posible, con tiempo-esbozo una sonrisa triste-y ahora misma no siento que me quede mucho de eso.

Llegaron a Santa Marta y torcieron por el camino hacia el puerto, de nuevo en silencio, Sebastián iba muy pendiente del capitán, jamás lo había visto tan decaído, de pronto era como si tuviera diez años extra, lucia acabado y comenzó a temer, con si fuerte intuición fatalista, que no bromeara con eso de que le quedaba escaso tiempo.

------------------------------------------------------------

En la tribu, como gustaba de llamar Cholena a su hogar desde que trajeran el cayado, se les hizo tardísimo con todo lo que tenían para charlar y todavía les quedo tema para el día siguiente, sobre todo porque Axiuru insistió en querer oír toda la historia de Cholena antes de contar la suya, compartieron la choza esa primera noche, ellas dos, el bebe y María que seguía sin zafarse y estaba habida por nuevos cuentos para jugar.

AxiuruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora