Aún no he guardado el spray en la mochila, porque ya tengo pensado lo que voy a hacer. Así de la nada, empiezo a saltar (aún dentro del armario) y a dar golpes a las puertas. Como esperaba, una silueta se acerca hacia mi, y justo antes de que pueda descubrirme le rocío mi arma. Quizás me he pasado, y lo voy a dejar ciego.
— Me cago en la... —se rasca los ojos suavemente hasta que ve que no da efecto y se los friega con los puños. Lleno de frustración, se tapa toda la cara, y grita.
Veo mi oportunidad. Salgo del armario, corriendo sin importarme el ruido que pueda hacer. Llego a la puerta y la cierro con pestillo. Para estar más segura, pongo una silla que la bloquea.
— ¿Quien eres...? —Harvey hace una mueca de dolor al intentar abrir los ojos. Oh, si. Más puntos para mi.
No respondo y busco algo que pese. Miro hacia todos los lados lo más rápida que puedo, hasta que mi mirada se queda en un sillón grande. Llena de malicia, sonrío. Con cuidado lo empujo hasta la silla, y lo siento. No me lo esperaba, pero no hace nada por oponerse.
— Quien eres. —dice, ahora más seco.
— El amor de tu vida, no te jode. —digo con un tono de sarcasmo.
— Por favor, ¡no me hagas nada! ¡Aún me quedan muchas cosas que hacer con mi vida! —suplica.
— Ah, ¿si? ¿Cuales son?
— Ja, a ti te lo voy a contar. —dice con orgullo.
Sacudo el bote y lo rocío un poco delante suyo. No para darle en los ojos, pero lo suficientemente cerca para que pueda olerlo y adivinar lo que es.
— Mierda... pues, yo que se. ¿Sacarme una carrera? ¿Seguir siendo tan guapo de mayor? ¿Dominar el mundo? —no puedo evitarlo y río un poco. Hasta siendo mi víctima es gracioso. Pero me doy cuenta del error que acabo de cometer, cuando sigue hablando. —oye, yo esa risa la conozco. ¿Sam?
La sonrisa se esfuma de mi cara al escuchar mi nombre. Me aclaro la garganta e intento usar un tono de voz más masculino.
— Pff, no. ¿Que es ese nombre? ¿Una marca de desinfectante? Ja. Ja. Ja. —intento fingir una risa, pero solo me hace quedar aún más en ridículo.
— Patético... —dice para si mismo.
— Eh, con respeto. —respiró profundamente antes de proseguir— quiero que me digas TODO sobre ti. Tú nombre. Tu edad. Quienes son tus familiares... —digo a la vez que le ato un pañuelo alrededor de los ojos.
— ¿Y me dejarás en paz?
— Pff. Pues claro que no. —digo perdiendo la seriedad que usaba.— digo, claro que si.
Se lo piensa unos segundos, antes de responder. Durante ese tiempo he recuperado mi mochila y he sacado la barra de chocolate, que ahora me estoy comiendo.
— Me llamo Pablo, tengo... 16 años. Mi madre se llama E...la y mi padre Rodolfo. Y ya está.
— ¡Mentiroso! —pierdo mi tono de voz al gritarle.
— ¡Te pillé! Sam, ¡eres tú! —dice levantándose, aún con los ojos cerrados.
— ¡Que no! —me defiendo, empujándolo.— Tendré que pasar a otras medidas... —digo a la vez que lo siento y le ato las manos al sillón y los pies al suelo.
— Sam, no tiene gracia. ¿Que quieres sab-b-be... —lo callo, tapándole también la boca con la cinta adhesiva.
— Que son todos esos gritos, ¿hermano? —interviene una voz al otro lado de la puerta. Mis ojos se abren tanto como los de un búho. Harvey hace un fallido intento de gritar.
— Quiero que le digas que estás ocupado haciendo tus cosas y que no puede entrar, ¿vale? —digo cuando se rinde.
Le quito una pequeña parte de la cinta, para que pueda hablar.
— No puedo ahora, ¿vale? —dice con una voz débil.
— ¿Estás...? —antes de que acabe de hablar, Harvey le interrumpe, a la vez que los colores suben a mis mejillas.
— ¡NO!
— ¡Ew! No me refería a eso, quería preguntarte si estabas buscando lo que te he pedido...
— Oh, eh, no no. Después. Ahora no puedo. —le vuelvo a tapar la boca, está vez con las manos.
— Vale... pero tenemos que hablar sobre lo que pasó un par de fin de semanas atrás. No puedo seguir así.
— ¿Seguir ocultando el que? —digo, haciendo mi mejor intento de voz masculina. Harvey intenta moverse.
— Eres tonto. Ya lo sabes. No quiero seguir ocultándome por tus tontos problemas. —al ver que no respondo, sigue.— bueno, te dejo hacer lo que hacías. Adiós... —y escucho sus pasos alejándose.
— Sam, para. —aprovecha para decir cuando le destapo la boca.
— ¡Te he dicho que no soy Sam!
— ¿Entonces como te has colado aquí?
Pienso, y no tengo respuesta a eso. Mierda, no tengo respuesta para eso. <<Retirada, retirada.>> repite mi cerebro, una y otra vez.
Recojo la mochila y meto todo lo que había sacado, menos mi arma. Sin decir una palabra, le quito el pañuelo de los ojos y lo reemplazo por más spray. El se queja, pero no puede moverse.
Lo tengo todo preparado, así que me cuelgo la mochila en la espalda, y antes de volver a casa, me acerco a él. Con calma, me acerco a su oreja, y le susurro.
— Esto no ha terminado aquí, Harvey. —no me hace falta cambiar el tono de voz que uso, ya que no parece percatar que soy yo, aunque me lo haya repetido mil veces, estoy segura de que no sabe quién soy.
Puedo escuchar los latidos de su corazón acelerarse, y con eso me doy por satisfecha. Salto hacia mi ventana y bajo la persiana. Nada más cerrarla, estallo a carcajadas.
Oh, por dios. Se ha hecho caca en los pantalones.
Hello.
No me iré del tema. Están a puntito de llegar las semanas de exámenes, por lo que no podré actualizar tan seguido como he estado haciendo.
Habra capítulo los martes, los jueves y el fin de semana. Quizás no todos lo martes o los jueves puedo, pero de momento ese es el horario.
El ganador de esta semana ha sido...
#TeamHarvey!👏🏻
Veo que ese shiquillo os está conquistando eh😏
Nos leemos pronto amores❣️
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DIFERENTES (Completada)
Fanfic- Así que... gemelos. - Aha. -responden a la vez. - Ahora entiendo que fueseis iguales. - ¡No somos iguales! Somos diferentes. -..... sois gemelos. - Si, pero somos muy diferentes. - Si tú lo dices... *** Prohibido el plagio a esta novela, sed creat...