DIFERENTES (Completada)

5.

Alba a llegado a casa. Yo quería ir por la ciudad, comprar un chucherías, o lo que sea. Pero no, ella está muy curiosa con lo de mi nuevo vecino, y dice que de mi casa no se mueve.
Y claro, yo tampoco.

Así que aquí estamos, ambas en el jardín tiradas en el césped, esperándolos. Mi hermano está en la habitación, dice que es muy vago para bajar. Y yo me lo creo.
Estamos así, sin hacer nada, mirando el cielo gris. Al escuchar el motor de un coche, alzamos la cabeza.
El vehículo se a parado delante de la casa.

Primero baja una mujer rubia, y después el que supongo que es su marido. Seguida de ellos, baja una chica, más o menos de la edad de mi hermano.

— Que bien, ojalá se hagan amigos y saque a mi hermano de su zona emo. —reímos las dos, pero dejó de reír al ver quien baja del coche. —¿¡que hace el aquí?! Oh, no no no. No no no. Me voy. —al ver a Harvey bajar del coche me levanto.

No me lo creo. No quiero.
Juraría escuchar que alguien más baja del coche pero no me importa.
Lo único que me importa en este momento es que voy a compartir el aire con ese niño.
Que si, que me ayudó con lo de Marsh, ¡pero sigue siendo un repelente!
A parte de que se cambia de ropa cuando le da la gana para volver a encontrarse conmigo, eso es de locos. Oigo a Alba decirme que me espere, pero no le hago caso y entro en casa.
Oigo que me sigue, así que cuando entro a mi habitación no cierro la puerta.

— ¿Se puede saber que te ha pasado de repente? No sabes lo que me ha costado levantarme de la hierba. Con lo vaga que soy y me haces correr así. —se cruza de brazos.

— Alba, es el. El niño del que te hablé. Se ha mudado a mi lado.

— ¿Y? Quizás hasta vivís una historia de amor cliché. ¿Eh? —alzó una ceja— bueno, o no. Y yo que se. Pensaba que eso te consolaría.

— Piensas mal. Ese chico no serviría para vivir una novela. Bueno, su primera versión. —Alba encuentra el gorro y lo coge.

— ¿Es este el que te dio?

— Aha.

— Está bien. Es bonito. Me gusta... ¿lo quieres?

— Si suéltalo. —me río, ella también, y lo deja donde estaba.

— Encuentra el lado bueno. —sigue.

— ¿Cuál es?

— Y yo que se. He dicho que lo encuentres. —reímos.

— Bueno, quizás no es tan malo tenerlo al lado. A lo mejor hasta nos hacemos amigos.

— Ese es el espíritu. Ahora vamos a comer algo me muero de hambre. —se gira y baja las escaleras.

Ya veis la confianza que tenemos. Aquí el que no come es porque no quiere. Antes de bajar, decido ir a la habitación de mi hermano.

— ¿Los has visto? —pregunta.

— Si...

— Está bien. Me esperaba otro matrimonio solo. Parecen todos majos.

— ¿Solo te has fijado en la chica que a bajado no?

— Odio que me conozcas tan bien. Mama quería ir a darles la bienvenida. No tenía pensado ir con ella, pero ahora lo tengo muy claro.

— Bien. Yo intentaré arrastrar a Alba a algún sitio lejos de aquí. Bye. —me doy la vuelta, hasta que recuerdo algo.— oye, ¿y lo que te compre? ¿Lo has abierto?

Asiente con la cabeza sonriente. Supongo que le ha gustado, me alegra. Por fin parece que dejara de ser tan negativo, todos sabemos que la negativa de la familia soy yo.