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La Jessy avanza por el local llevándose las miradas de todos, a la vez que alguno silba y otro hace cosas que no me gustaría describir.

<<Oh por dios... en que me he metido?>>

Mueve sus caderas hasta llegar a mi lado, donde se sienta, sonriente.

– Bien, hablaré rapidito que tengo prisita. –asiento– he oido que eres amiga de Harvey.

– Eh... si...

– Es mío.

Al escuchar eso, la miro a los ojos. Como si no lo hubiese escuchado bien, me lo repite.

– Es. Mío.

Bebo un poco del refresco que he pedido, y miro la mesa. Cuando el shock disminuye un poco, soy capaz de articular dos palabras.

– ¿Por que?

– ¿Por que? –su tono de voz cambia, de chillón a voz ronca– Me gusta, y estás demasiado cerca de él siempre. Así que quiero dejarte muy claro de quien es propiedad. –BUM. Ese personaje de buena persona a desaparecido, y se ha reemplazado por lo que en realidad es.

– Hablas de él como un objeto. –espeto.

– ¿Quien ha dicho que no lo sea? –sonríe aún más, mostrando su blanca dentadura.

Estoy a punto de responderle algo que la deje paralizada, cuando alguien más entra por la puerta. Atentas, ambas miramos como Harvey entra solo.
Mi acompañante, se levanta de golpe, haciendo que Harvey pose su mirada en nosotras.

Se acerca, y se sienta. Como no, la Jessy sigue sus pasos y hace lo mismo.

– ¡Hola! –grita la nombrada.

– Hey... –responde el, mirándome y buscando una explicación de por que estoy aquí.

Con la cabeza, señalo mi problema, mientras ella pestañea unas mil veces por segundo. Él parece entender el mensaje después de mirarme a mi y ella repetidas veces.

Parece estar a punto de decir algo, cuando el camarero aparece delante nuestro.

– ¿Ya saben lo que pedirán? –dice refiriéndose a mis dos acompañantes.

– ¡Un café por favor! –grita ella.

– ¿Bebes café? –preguntamos los tres.

– Pff pues claro. Es la última moda. –replica ella, como si el café estuviese inventado hace dos meses.

– Bueno... ¿y el señor?

Harvey parece ofenderse cuando lo tratan de señor, para después decir que no quiere nada, ya que es todo muy caro aquí.

– Jessica. –dice cuando el camarero ya se ha ido– ¿puedes hacerme un favor?

– ¡Si!

– ¿Podrías irte?

– ¡Claro! Ja. Ja. Ja. –finge una risa falsa.

Sé que por dentro la rabia la come viva, y a decir verdad, lo disfruto. Se levanta de la mesa y sale, no sin antes dedicarme una mirada de odio de esas que te hacen sentirte culpable. Y sentirme culpable jamás se había sentido tan bien.

– Wow. ¿Que hacías con esa arpía? –pregunta cuando la aludida ya no está a la vista.

Sin pensarlo dos, veces, le cuento lo que ha pasado antes de llegar, lo que ha pasado después, y todo lo que he pensado y dicho, sin dejarme un detalle suelto.

– Wow. –repite– ¿en serio está por mi?

– Aha.

– Ew. –hace una pausa larga, asimilándolo– ¿y no te ha hablado de mi... familia?

Cuando dice eso, tengo clarísimo a que se refiere.

– Oh, ¿a ese Max que no quieres presentarme porque no te da la gana? No, tranquilo, no lo ha mencionado.

– Oye, tampoco hace falta que respondas así. Te he salvado la existencia.

– Ya... claro. Pero no salvas mi curiosidad. –respondo, aún más a la defensiva.

— Riing riing —imita.— oh, vaya. Voy a cogerlo.

En vez de sacar el teléfono del bolsillo como una persona normal haría, se levanta y sale corriendo del local, no sin antes mirarme y guiñarme el ojo. Diviso al camarero al fondo de la sala, parece que lleva una bandeja con el café que la arpía ha pedido. Sin pensarlo demasiado, yo también salgo corriendo.
Pff... no pienso pagarle la bebida.
***

Vuelve a ser lunes.

Me parece muy bien que las semanas pasen rápido, pues así falta menos para que el curso termine y lleguen las vacaciones, pero solo me doy cuenta de que el tiempo pasa rápido los lunes. Y me doy cuenta de que no quiero estar aquí.

Con la misma cara de indignación de siempre a las 7:50, subo al autobús. Paso la tarjeta por el cacharro ese y avanzo entre los asientos.
Una gran sonrisa se dibuja en mi rostro al ver a la abuelita de siempre. Casi corriendo, me siento a su lado. Ella, al verme, me mira a los ojos, pero... no me sonríe.

— ¡Cuanto tiempo! —exclamo.

— No es para tanto...

— Y... ¿por qué no vino durante ese tiempo?

— Mi hija, tuvo un accidente de coche, mientras... —coge aire. Parece que esté a punto de llorar— llevaba a mis nietos al instituto.

— Oh... lo siento mucho. ¿Están todos bien?

— Si. Gracias a dios, si. Pero el shock de enterarme por teléfono fue... demasiado...

— Fuerte. —termino su frase.

Ella asiente, intentando devolverme la sonrisa.

Suspira. —bueno, ¿y como te ha ido a ti?

— Bien. Bueno, normal. Ya sabes, cosas de chicos.

— No me digas que has estado triste por cosas de chicos porque les daré su merecido y...

— ¿Te cambiarás de asiento? —adivino.

— Veo que te sabes las reglas.

— Como para no sabérmelas... —reímos.

El autocar para delante del instituto, así que me despido de mi amiga y salgo de un salto.
Ajusto mi mochila, y me preparo mentalmente para el día de hoy.
Quién sabe lo que me espera ahí dentro.

Hola! El jueves hubieron muy pocas personas que votaron😢 así que la respuesta fue fácil...

Esta semana ha ganado... #TeamHarvey y #TeamPippa! Como ha Pippa ha ganado, el martes tendréis capítulo con ella de protagonista❣️

DIFERENTES (Completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora