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Ya tengo la maleta hecha, y estoy estirada en la cama.
Hoy no he podido dormir muy bien a causa de lo que pasó ayer. Mi conciencia no me dejaba en paz, no dejaba de pensar, <<que pasa si de verdad le raptaron?>> Pero después mi cerebro intervenía, <<eso es imposible, seguro que te lo imaginaste. Si lo hubiesen raptado, su familia nos lo hubiera dicho>>. Y así, he pasado, toda la noche.

Al final, cansada de despertarme con pesadillas, he decidido hacer algo productivo con mi vida. Aunque, que sea algo productivo no significa que tenga ganas de hacerlo, o que me guste. Con algo productivo, me refiero a meter la ropa en la maleta.
Meto la ropa usada y dejo la que me pondré hoy.

Cuando termino de ducharme y vestirme, como un trozo de salchichón con pan y agua, corriendo. Mezcla un poco asquerosa, pero no tengo tiempo de más, ya que aún habiéndome despertado muy pronto, mi madre ya me está gritando desde el comedor. Termino de comer como puedo, cojo la maleta y empiezo a correr, hasta llegar a la puerta.

Me giro, y miro por última vez la sala.

— Que, ¿mirando dramáticamente una sala en la que has estado menos de tres días?

— Tu calla, Marcos. Estaba intentando hacer una escena de película, ¡¿vale?!

El ríe como respuesta, para después girarse y entrar al coche. Como es correcto, yo también entro.
***

— Hemos llegado. —dice entre suspiros papá.

Entiendo que esto de los viajes en coche a él no le gustan, pues es él quien conduce y termina cansado.

Con pocas ganas abro la puerta. Aún con menos entusiasmo, pongo un pie en el suelo. Agh, solo un paso y ya puedo sentir lo poco puro que es este aire. Casi arrastradamente pongo el otro pie y me dispongo a coger la maleta y ponerla a mi lado.
***

— Vamos, chicos, bajad, ¡con suerte papá os podrá llevar al instituto en vez de ir en autobús, y llegareis antes del patio!

— Con suerte. Ja. Ja. Ja. —mascullo entre dientes, dándome igual si me escucha o no, mientras bajo las escaleras.

— ¡No es justo! –se queja Marcos.

El listo no ha tenido instituto hasta hoy, casi terminando noviembre. No me parecía justo al principio, pero ahora me doy cuenta de que es mucho peor para los de su curso, ya que aunque tengan vacaciones más largas, adaptarse a la rutina para ellos será aún más difícil que para mi.

Miro a través del cristal, como todo empieza a pasar rápidamente. A penas puedo apreciar lo que veo, pero si veo a Harvey con otro chico y con su hermana. Eso solo me hace maldecir interiormente. ¿¡Por qué al salir de casa no me giré hacia la de mi vecino?!
***

I dedicate this song to you, the one who never says the truth! —canto, alegre.

— ¿Que pasa que vuelves tan contenta del instituto? —pregunta mamá.

— Mi examen de música ha ido genial, aunque pensé que suspendería, y hoy he quedado con Penny y Alba para volver a vernos, ¿que podría ir mal?

— Nada, cariño, nada.

El teléfono empieza a sonar, y corro a cogerlo.

— ¿Si?

— Hola, Sam. Soy Alba. Hoy no podré quedar, tengo que estudiar para el examen de mañana. Lo siento, nos vemos. —sin darme tiempo a despedirme, cuelga.

Nada más terminar la llamada, llaman a la puerta. <<¿Será Alba?>> pienso.

— Oh... hola. —digo al abrirla. No, no es Alba, es Penny.

— Sam... siento tener que decirte esto, pero hoy no podré quedar. Mis padres están teniendo problemas con la re decoración de mi habitación, y me han pedido que los ayude.

— No, no pasa nada. —sonrío forzadamente.

— Guay. Tengo que irme, me he escapado un momento para decírtelo. ¡Adiós!

— Adiós... —digo casi como un susurro.

Así que... hoy no saldré. Subo a mi habitación y enciendo el ordenador. Tengo un nuevo correo electrónico. Dudosa, lo abro. Viene de la profesora de música.

Buenas tardes, alumnos.
Hoy os he dado vuestras notas del examen de ayer. Lo siento, pero las he apuntado mal. Cada uno tiene la nota del siguiente de la lista, que si recordáis, va por orden alfabético con los apellidos.
Siente el despiste,
Maria Isabel.

Bueno, no hay porque deprimirse. Empiezo a pensar en la persona que va después de mi en la lista, recordando a cada persona de clase. Cuando la respuesta viene a mi mente, me deprimo. ¿En serio? En... ¿serio? Ahora me arrepiento de decir que ya nada podía arruinar mi día.

El siguiente compañero es Víctor, que supuestamente había sacado un 4,9. Cosa que ahora es mi nota y mi problema.

— ¡NO! —grito, enfadada.

Ah, to the Ah to the... —escucho cantar a mi hermano.

— ¡NO NO NO! —grito aún más frustrada.

Thank you in...

— Marcos, ya no tiene gracia. —digo, abriendo la puerta de su habitación y plantandome delante suyo.

— ¿Por que? ¿Que ha pasado? —interviene una voz desconocida.

—¡AH! —grito asustada.— Harvey, ¿no has aprendido a saludar y a no meterte en conversaciones ajenas, a través de una ventana?

— Noup. —se encoge de hombros.— ¿pero por qué ese humor? —insiste.

Mi hermano ve que ha dejado de ser parte de la conversación y se va. Si, de su propia habitación.

— Pues... pensé que había sacado buena nota en un examen y resulta que no... además no he podido quedar con mis amigas... —cuando me escucho decirlo, parezco un poco infantil con el tono que uso, por lo que añado algo más.— y hoy tenía ganas de hacer algo con ellas.

— Y... ¿puedo animarte con algo?

— ¿Terminando lo que empezaste ayer?

— ¡Oh! ¡Pero si me está llamando mi madre! Jo, que pena. Tengo que.... ¡adiós! —se interrumpe a media frase el mismo.

Tendría que haberlo supuesto.

Hoola! En el capítulo anterior se me olvidó poner la canción en multimedia (aplausos para mi) pero hoy sí la he puesto.

Me alegró mucho que ayer entendieseis el final del "secuestro" y que comentaseis! Bueno, en general todo lo que comentáis me alegra el día.

Nos leemos mañana babies❣️

DIFERENTES (Completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora