– ¡Ay! Lo siento, es que no te vi y esto aquí abierto me estorba – se expresa Irina moviendo su brazo como diva y riéndose – No lo puedo evitar – me señala de arriba abajo – Es que, eres tan poca cosa que para todos pasas desapercibida... Invisible.
– Me vale madre lo que digas – grito – ¡Ya estoy harta! – la empujo – ¿Sabes? Todo mundo aquí – señalo a mi alrededor – Sabe que eres una puta y que te has acostado con medio instituto, solo te falta cogerte a las mujeres, si es que ya no lo has hecho – siento que pierdo un peso de encima, tenía que desahogarme.
– ¡Señorita Ripoll! – ¡Oh por dios! Es su voz, cierro los ojos y aprieto las manos, volteó rápidamente hacia él – ¡Podría cuidar su vocabulario! – estoy muy apenada ahora ¿qué creerá? Que soy una chica problemática, de malas palabras y voy por allí insultando a cualquiera.
No entiendo por qué me importa lo el que piense, no es que me interese, ¿O sí? No, no me interesa. Él es mi profesor, no va a pasar nada entre nosotros, ni siquiera puede llegar a fijarse en alguien como yo. Eliminó todos esos pensamientos.
– Las dos me acompañan a detención – ¡Cielos! Ahora también se encarga de asuntos estudiantiles.
Ya en la biblioteca decido tomar asiento en una de las mesas de la esquina alejada de la de ellos. Me distraigo viendo por la ventana; pero, me sobresalto por mi móvil que indica la llegada de un mensaje, lo abro y es de Thomas.
"¿Dónde carajo estás? Llevo esperándote hace mucho"
-Thomas-
Volteo a ver a donde se encuentran Irina y el profesor Nathan charlando muy animados, ella se encuentra recostada de la mesa mostrándole sus senos y él sentado en frente a ella con una pelota en la mano a la cual le da vuelta entre sus dedos.
– Disculpen si interrumpo – levanto la mano para captar su atención, él me voltea a ver e Irina hace gesto de molestia y me mira con enojo – ¿A qué hora me puedo ir? Me esperan, señaló atrás con el pulgar.
– Puedes decirle a tu novio que se puede ir – sonríe – Ambas se quedarán hasta tarde, tú – señala a Irina – Hasta las 4:00 p.m. por denigrar a tu compañera y tú – ahora su dedo me señala a mí – Hasta las 5:00 p.m. por haber dicho malas palabras y agresión.
Irina se ríe a carcajadas – Profesor ¿Su novio? – Me mira con el ceño fruncido – Por Dios profesor, cree usted que alguien como ella puede tener novio solo mírela... Es un cuarto ojos, ni siquiera hace el esfuerzo de arreglarse.
– La estoy mirando ahora mismo – responde seriamente y es cierto, ahora mismo me está mirando fijamente.
¡Estoy jodida! ¡Juro que jamás le vuelvo a reclamar a la idiota de Irina! ¡La ignoraré!
Le escribo a mi hermano.
"Puedes irte, estoy castigada y por favor no se lo menciones a papá"
-Aria-
Su respuesta llega de inmediato.
"Está bien, pero quiero algo a cambio de mi silencio. Por cierto, llevaré a Alice a su casa".
-Thomas-
Oh si claro, como si no supiera que se cogen, hace mucho lo he descubierto. Un día llegué a casa; estábamos solos él y yo, mis padres se habían ido de viaje y había llegado del instituto, así que subí a la habitación de Thomas para avisarle que había llegado; pero, estaba trancada y se escuchaban gemidos. Así que bajé y me encontré el móvil de Alice en el sofá de la sala.
Ya son las 3:00 p.m. y ya me duele el trasero de estar sentada, por lo que decido levantarme e ir a ver por la ventana.
– ¡Oye! ¿A dónde vas? – volteó y ruedo los ojos.
– Tranquilo, profe – levantó ambas manos en señal de paz – solo iré a ver la piscina por la ventana – señaló la ventana para que vea que no le miento, me está cayendo mal.
Tan guapo para ser un patán y tan cínico, que no ven que no están solo en este salón, ¡También estoy yo!
¡Estás celosa! Silencio mi voz interior, preferiría no pensar en nada que tenga que ver con el profesor.
– Es grande cierto – me susurra al oído y doy un salto por el susto.
– ¡Por dios! ¡Me ha asustado! – coloco mi mano en el pecho – ¡Casi me saca el corazón! – él se ríe y coloca un mecho de mi cabello atrás de mi oreja.
– Me gusta cuando sonríes – ¡De nuevo no! Siento arder mis mejillas, debo estar como un tomate – y me encanta cuando te sonrojas.
El sonido de la puerta nos sobresalta. Ambos miramos y ahora nos encontramos solos, esta situación hace que mis nervios incrementen.
– Estoy deseando que llegue el lunes – sus palabras hacen que mi atención este de nuevo en él.
– ¡Que! – empiezo a asustarme, carraspeo para mejorar mi voz - ¿Por qué?
– No lo sé – coloca su mano en mi mejilla y yo me quedo totalmente congelada. Sentir su mano sobre mi piel me paraliza – Tal vez solo quiero, volver a verte.
No puedo creer lo que ha dicho ¡Me quiere volver a ver! O he escuchado mal.
– ¿Cuántos años tienes, Aria? – bajo la cabeza y cuando la levanto lo miro a los ojos. Luego bajo a sus labios y luego vuelvo a sus ojos.
– 19... – respondo apenada.
– Eres tan pequeña – miro a otro lado para evitar su penetrante mirada – Pero, me atrevo a decir que eres muy atractiva - toma mis lentes y me los quita – Aún más sin estos – ahora toma mi mano y me los entrega.
Sostengo los lentes con fuerza en mi mano, no puedo dejar de mirarlo; él me intriga, me hace creer que hay algo en él que me atrae; pero, no puedo dejar que esto llegue a más. No somos iguales, yo soy su alumna y él mi profesor.
Me alejo de él y camino hasta la silla en donde está mi bolsa – Si fui grosera con Irina fue con intención – tomo mi bolso y me lo coloco, me pongo los lentes otra vez – Ella se lo merecía por problemática, engreída y buscona – camino hasta la puerta, pero antes de abrirla él me habla y me detengo.
– Eso Aria... Créeme que lo tengo totalmente claro – o sea, que me trajo aquí a propósito. Abro la puerta y salgo lo más rápido posible.
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Mi Profesor
RomanceAria Ripoll es una estudiante universitaria. En su primer día como estudiante en la Universidad se encuentra con Nathan. Aria descubre pronto que tiene sentimientos hacia Nathan y se niega sacarlos a la luz. Aria y Nathan finalmente deciden salir; p...