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Me encuentro sola cambiándome luego de haber dado piscina, ya que el profesor Nathan Samper me obligó a ponerme un traje de baño de los que utilizan las chicas que no tiene o no traen el suyo y Alice se ha ido a la cafetería con Will.

– Y ¿Tú qué? – me empujan por la espalda, al parecer no estoy sola, volteo y es Irina. Ella ve mi labio – oh, pero si la mosquita muerta se ha peleado ¡Cielos! – Se echa a reír a carcajadas – ¿Acaso lo hiciste por un chico? O... ¿te metiste con el novio de otra y la chica te arrastro?

– Si me peleo con alguien o no, no es tu problema, ¿qué haces aquí? – la empujó y ella queda perpleja por lo que acabo de hacer.

– ¿Quién te crees que eres para empujarme? – Me hala del cabello – Tú que eres el significado de nada para todos – me mira con odio – Tú y tu estúpida amiga me han fregado la vida desde que las conozco. Solo sirven para dejarme mal

– ¡Irina! – un gritó de enojo hace que ella voltee, sé quién es, no quiero que me vea – ¡Suéltala! – ella lo hace y se va de sin decir nada.

– ¿Estás bien? – Se acerca a mí y acaricia mi cabello - ¿Por qué dejas que sea así contigo?, ¿Por qué dejas que te trate como una mierda?

Limpio mi cara y arreglo mi cabello – Quizás porque realmente lo soy – salgo de allí, no quiero seguir la conversación.

– ¡Espera! – Se acerca a mí, me toma del hombro y hace que gire - sé que no es mi problema, pero soy tu profesor y eso que ella hace contigo no está bien, ven tengo que darte algo – vamos a su oficina y cierra la puerta después de que entra.

– Sé que no es correcto – se acerca poco a poco a mí – Pero después de lo de anoche no he podido pegar el ojo – hace a un lado mi cabello y besa mi cuello.

Suelto un jadeo y muevo mi cabeza dándole espacio para que continúe – Espera... – no me deja terminar. Me gira rápidamente, me carga y me coloca sobre el escritorio. Busca mi mirada y cuando lo miro me besa. No es un beso suave, es un beso lleno de deseo – Nath....

– No digas nada – toma mi cabello lo hala con cuidado haciendo que mueva mi cabeza a un lado y besa mi cuello.

– Espera – lo separo y bajó del escritorio – No... – trato de regular mi respiración - ¡No podemos! No puede pasar nada entre nosotros.

– Lo siento, tienes toda la razón – cubre su rostro un momento y se sienta en el escritorio, se acerca a su bolsa y saca una pequeña maleta – Ten, son tus cosas.

- Gracias, PROFESOR – hago énfasis en la palabra profesor.

Salgo de la oficina y me encuentro con Alice que viene caminando – ¿Qué hacía en la oficina del profesor? – señala hacia la puerta de la oficina y achina los ojos.

– No es lo que piensas – la miro sería y busco en la bolsa mis gafas y me las coloco – Solo me estaba entregando mis cosas que deje en su apartamento.

Ella se ríe y me toma de la mano. Entramos al instituto – No puedo creer que no hayas hecho nada con ese papacito, yo tú me lo como entero - ¡Dios mío! Esta chica se coge a cualquiera.

– Nada puede pasar entre él y yo Alice. No lo entiendes, soy su alumna.

– Basta, deja de decir bobadas, se le ve en la cara que se muere por ti, además no es nuestro profesor, me enteré de que solo es un practicante.

Cambio de tema – Mejor vamos a la cafetería, tengo demasiada hambre, la piscina me dejo hambrienta.

– ¿La piscina o el profe?

-– ¡Basta Alice!, por favor – digo con frustración – Además tengo que contarte algo que pasó anoche además de lo de ya sabes quién.

- Oh vaya sabía que algo había ocurrido entre tú y el profe. ¡Esto es más que emocionante! Vamos que quiero escucharlo todo.

– ¡Por Dios! Pero que chica tan frustrante eres.

– Sé que me amas – me abraza – vamos que quiero escucharlo todo, yo sabía que algo había sucedido. 

Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora