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Me acabo de despertar; Nathan se encuentra dormido en una de las bancas, la puerta se abre y una enfermera aparece causando que él despierte.

– ¿Ha descansado señorita Ripoll? – camina hacia mí para revisar la intravenosa.

– Eso creo – me encojo de hombros.

– Sus familiares se encuentran afuera – señala la puerta con el bolígrafo que tiene en la mano – Los haré pasar – yo asiento.

Sale de la habitación, Nathan se levanta y se sienta a mi lado – ¿Cómo estás?

– Bien – le sonrió – Solo un poco adolorida – me besa la frente.

La enfermera vuelve a aparecer por la puerta y detrás de ella aparecen mis padres, Thomas, Alice y Armando.

– Cariño ¿Cómo estás? – Mi madre es la primera en hablar; se acerca a mí por el otro lado y besa mi cabeza – Estaba un poco preocupada.

– Bien, gracias mamá – me abraza – Todo ha salido bien, solo que aún no he podido ver a mi bebe.

– Es muy hermosa – dice mi padre emocionado.

– ¡Ya la vieron! – reclamo y todos asienten. Eso me molesta un poco, todos la han visto y yo que soy la madre la única que no la ha podido ver.

– Nathan nos llevó a verla mientras dormías – dice Alice muy emocionada – Es tan pequeña y delicada.

– Nathan nos ha contado todo – dice mi madre sentándose a mi lado, mira a Nathan y coloca una mano en su hombro – Es un buen chico lo puedo ver y será un buen padre.

Lo miro y les tomó la mano a ambos – Lamentó mucho no haberte contado – él niega con la cabeza.

– Bueno creo que es hora de que la madre vea a la bebe – dice la enfermera.

– ¡Oh claro! – Mi madre se hace a un lado para que pueda bajar - nosotros te esperaremos aquí.

Nathan me ayuda a caminar hasta la sala incubadoras, caminamos hasta que la enfermera se detiene en frente de una.

– Ella es nuestra hija – Nathan coloca sus manos en la cintura y mira enamorado a la pequeña bebe dentro de la incubadora.

Me acerco a la gran incubadora y veo a mi bebe, es tan pequeñita, le pregunto a la enfermera si la puedo tocar y ella asiente, meto mi mano por uno de los agujeros redondos y tomo su manito, siento muchísimo amor. Todo mi mundo gira en torno a ella, mi bebe, mi hija, mi todo. 

– Es perfecta – susurra Nathan en mi oído, lo miró y lo beso después de tanto tiempo, extrañaba sus labios.

– Gracias – digo al terminar el beso – Gracias por llenar mi mundo – él me sonríe y me da un pequeño beso y me abraza.

– No ha necesitado máquinas para respirar. Ella respiró por su cuenta – dice la enfermera – Puede cargarla, tiene que alimentarla, siéntese – me señala una pequeña silla acolchonada.

Me siento mientras ella saca a mi bebe de la incubadora, luego la coloca en mis brazos y me indica como cargarla, es superpequeña, siento miedo de que se me caiga de mis brazos, cuando abre sus pequeños ojos, sonrío y lloro de felicidad.

– Hola, mi amor – tomo su manito – Tiene tu cabello – miro a Nathan.

– También tus ojos – me dice – Es hermosa – se recuesta de la incubadora con su brazo y cruza una pierna.

Saco mi ceno y se lo coloco en la boca – Esto es extraño – digo riéndome, él se agacha frente a mí.

– Tendrás que acostumbrarte – le toma la manito.

– La bebe tendrá que quedarse unas semanas más para poder ser revisada constantemente – dice la enfermera y ambos la miramos – Ha nacido con solo siete meses y necesita un poco más de cuidado.

– ¿Podemos venir a verla todos los días? – le pregunta Nathan.

– Por supuesto – sonríe ella – Mañana darán de alta a la madre; pero, puede venir a ver a la bebe en los horarios de visita para poder alimentaria. 

Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora