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– Ari – Alice soba mi cabello – Tienes que hacerte la prueba de embarazo para estar más segura.

– Lo sé – lloro sobre la almohada – Y si lo estoy ¿qué voy a hacer? Él solo me ha utilizado y como estúpida he quedado.

– Tienes que hablar con él.

– No – me acomodo – No tengo que hablar nada con él y si estoy realmente embarazada, él no puede enterarse.

– Pero Aria...

– Por favor, no quiero discutir esto, ya tomé la decisión.

Al día siguiente estamos Alice y yo en la clínica esperando los resultados, decidí hacerme la prueba de sangre porque es la más segura.

– Señorita Ripoll – llama la enfermera, miro a Alice me levanto y camino a donde ella – Aquí están sus resultados – me entrega el sobre.

Regreso a donde Alice y me siento a su lado – No estoy segura de querer abrirlo.

– Vamos... Tienes que hacerlo es la única forma de salir de dudas, de seguro y no lo estas.

Abro el sobre y saco la hoja, leo cada letra y las vuelvo a leer, todo menos la parte de resultado porque ya sé cuál es el resultado.

– Lo estoy... – suspiro y la miro.

– Todo está bien, tranquila – me abraza – ¡Felicidades!, yo estoy contigo en esto.

– Por favor, no se lo cuentes a nadie – ella me abraza más fuerte – Aún no.

– Es tu decisión amiga – se levanta y me sonríe – Cuando creas que sea correcto, entonces le diremos a los demás.

Me levanto y camino a la recepción – Disculpe, tengo una consulta – le digo a la morena que se encuentra frente mi – Quisiera llevar el control de mi embarazo, y quisiera sacar una cita.

– Bien, mira cariño hoy la agenda está vacía y si quieres podemos atenderte hoy. Si no bien también podemos escoger otro día, ¿Qué dices? – contesta amablemente.

– Me gustaría que fuese hoy – no voy a tener tiempo después, tengo universidad.

– Bien, necesito que me brindes tu identificación – se la entrego y ella ingresa mis datos – Puedes sentarte y esperar a que te llamen.

– Gracias – me sonríe.

Me siento y Alice me comienza a hablar del bebe, me dice que me imagine si fuera niño o niña, yo me imagino a una pequeñita igual a su papá tan linda, me prometo a mi misma esforzarme por ser la mejor madre para mi bebe, aunque tenga que hacerlo yo sola, lo haré. Unos minutos después un doctor me llama. Me levanto y camino a la puerta del consultorio.

– ¿Solo entrará usted sola? – volteo a ver a Alice y ella se levanta emocionada.

– Pensaba que tenía que estar sola – digo cuando Alice se coloca a mi lado.

Entramos al consultorio – Por lo general, siempre vienen acompañadas del papá – dice el doctor sentándose detrás del escritorio.

– Ella no quiere decirle al padre – se queja Alice.

– Bien, no soy quien para decirle que hacer, pero creo que debe contarle – saca unos papeles, comienza a llenarlos y me hace preguntas, cosas como mi nombre, mi edad, mi último periodo, la ultimas vez que intime – Puedes acostarte en la camilla – señala la Camila que se escurre detrás de una cortina a un lado del consultorio.

Me levanto y me subo a la camilla, me pide que me levante un poco la camisa y me desabroché el pantalón. Luego me coloca un tipo de gel encima de mi vientre y con un aparato empieza a esparcir el gel.

– Mira – señala la pantalla – Ese pequeño puntito es tu bebe – no puedo ni distinguirlo es tan pequeñito – Solo tiene cinco semanas de embarazo, dentro de cuatro meses podrá saber el sexo del bebe – sigue moviendo el aparato – Sé que no debo meterme, sin embargo, pero creo que debe contarle al padre, un bebe cambia la vida, la forma de pensar y ver el mundo, talvez él no lo quiera o no esté preparado para tener un hijo; pero, en el momento en el que lo tenga en sus brazos descubrirá el verdadero amor de su vida en una personita tan pequeña. 

Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora