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Luego de salir de esa sala ambos nos dirigimos a nuestros destinos. Camino por la ciudad, voy a una cafetería y luego decido regresar caminando.

Ya es de noche así que voy al restaurante del hotel a comer y luego subo a mi habitación. Cuando voy a abrir la puerta alguien me toma por la cintura y me giro para ver quién es, y aquí está él, de pie frente a mí.

– ¿Me has seguido?

– Digamos que esta vez sí lo he hecho – me besa.

– Ehh... – señalo la puerta detrás de mí – ¿Quieres entrar? – no puedo creer lo que acabo de ofrecerle.

Él se encoge de hombros, abro la puerta y ambos entramos. Él cierra la puerta y cuando se gira se acerca a mí y me besa, me besa de una forma posesiva y desesperada, subo mis manos hasta colocarlas en su cuello y lo acerco más a mí, coloca sus manos en mi cintura y luego las sube hasta tocar mi mejilla, nos hace caminar unos cuantos pasos hasta que siento el borde de la cama tocar mis piernas y me acuesta; se coloca encima de mí y se apoya con los codos en cada extremo de mi cabeza, separa mis piernas y se coloca en medio, poco a poco se empieza a menear y se presiona fuertemente contra mí haciendo que se me escapen pequeños gemidos.

Desabrocho su camisa poco a poco y él hace lo mismo con la mía, luego me quita la blusa y baja su mano hasta el borde de mi pantalón y lo desabrocha, luego baja el cierre y me lo quita rápidamente. Se levanta un poco y se quita sus pantalones.

– Cielos, Aria eres demasiado hermosa – me besa el cuello – Necesito estar dentro de ti – me desabrocha el sostén y se queda viéndome un momento – Eres muy hermosa – luego besa mi abdomen mientras poco a poco baja hasta llegar allí.

Retira mis bragas y se quita su bóxer, tomas mis manos y las coloca sobre mi cabeza, luego me mira a los ojos y me besa. Se coloca en la entrada de mi sexo y entra en mí fuertemente yo grito y cierro los ojos.

El dolor es muy agudo, pero poco apoco se convierte en placer, él me besa y me toca, es difícil saber dónde. Lo hace en todas partes.

Sale de mí y me voltea boca abajo luego inclina mis piernas para que me apoye de rodillas y luego me penetra otra vez y aumenta sus movimientos.

– ¡Dios! – gruñe y luego empuja unas cuantas veces muy fuerte y ambos gritamos, nuestros cuerpos han llegado al límite, él se deja caer sobre mi espalda y luego cae a mi lado.

Me acomodo y me cubro con la manta, él se acuesta a mi lado y me hala para que me acueste a su lado.

– Esto se siente tan bien – dice y me besa la frente – Eres tan perfecta que siento que estoy viviendo en un sueño.

Yo solo me quedo callada y colocó mi mano en la mejilla limpiando las lágrimas que habían escapado.

A la mañana siguiente me levanto y volteo, por defecto, él no está, así que me levanto y me doy un baño, cuando regresó veo la cama y está manchada de sangre, me cubro la cara.

Dios mío he perdido mi virginidad y con mi profesor, jamás en la vida pensé que esto podría llegar a pasar, ni siquiera que el dolor fuera tan agudo; me toco los labios y recuerdos de anoche aparecen en mi mente. 

Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora