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Nathan...

Me levanto gracias al despertador y volteo a ver la hora, marca las 5:30 a.m.

Anoche me acosté tarde, ya que estuve revisando unos papeles de la competencia de natación que se realizara en España, esta semana tengo que hacerles pruebas a todos los grupos a ver quiénes serán los dos estudiantes que representaran al instituto, pero esa trasnochada no iba a impedir que saliera a trotar, todas las mañanas lo hago.

Al llegar al apartamento veo mi móvil y hay un mensaje de Carol pidiéndome que la acompañe a ver el traje que utilizará para el día de su boda. Le envió un mensaje de confirmación y me voy a dar una ducha, luego me preparo el desayuno.

Ya son las 12:30 p.m. y yo sigo sin alistarme para acompañar a Carol y quedamos en que nos encontraríamos a la 1:00 p.m. estoy buscando que ponerme cuando tocan a la puerta así que voy a abrirla y allí esta ella.

– ¿Qué haces aquí? – Me hago a un lado para que pase – Pensé que nos encontraríamos en la plaza.

– Bueno decidí venir a buscarte tenemos mucho de qué hablar en el auto – dice mientras camina hacia la nevera y saca una cerveza, la abre y la bebe – Bueno, y que esperas, ve a cambiarte no tenemos todo el día.

Voy al cuarto y me coloco un jeans, una camisa y unas zapatillas, salgo del cuarto, tomo las llaves que están en el desayunador y bajamos el edificio.

Vamos a medio camino y aún no me ha dicho nada – ¿Qué me tenías que decir?

– Bueno la verdad es solo una pequeña cosa insignificante – de verdad que esta mujer exagera cuando habla – Quiero que lleves a alguien a la boda – me mira y sonríe.

– Bueno está bien, le diré a Ayleen – me mira mal y luego vuelve a ver la carretera.

– No quiero que lleves a tu prima Nathan – ¡Qué clase de locura está diciendo! – Quiero que lleves a la chica de la cual me has estado hablando.

– ¡Estás loca! ¿Cómo se te ocurre? No creo que eso sea buena idea – le digo muy en serio.

Llegamos a la plaza y nos bajamos del auto – Bueno antes de ir a ver el traje vamos a la peluquería.

– ¿Te probarás que peinado te harás para ese día? – le colocó el brazo en el hombro y caminamos.

– ¡Nathan los peinados no se prueban! – Exclama – Y la verdad me lo teñiré de gris – ¡Esta mujer está loca! – También me lo cortaré un poco – acaricia su cabellera rojiza y me guiña un ojo.

– ¡Wau! – Juro que esta mujer está loca – ¿Estás segura de que quieres hacerlo?

– Si – dice firme.

Luego de haber ido al salón de belleza y de ver el traje, la verdad es que ella se ve muy bien así. El corte le favorece mucho y el traje le queda muy bien. Decidimos ir por café, bueno la verdad ella decidió porque a mí no me agrada mucho el café.

– ¿Qué te parece si vamos a Starbucks? – señala el lugar.

– La verdad me da igual, sabes que no soy amante del café - encojo los hombros en señal de respuesta.

Cuando abro la puerta allí frente a nosotros esta Aria, no puedo dejar de mirarla, trato de conectar nuestras miradas, pero desde que me vio aparto la mirada, a su lado está Benjamín un chico del salón que se encuentra junto al de ella.

– Buenas, profesor – dice Benjamín – ¿Cómo está?

– Hola, chicos – le respondo – Muy bien ¿Cómo la están pasando? – me incomoda mucho verla con Benjamín.

– Bueno la pasamos bien, pero Ari ya se tiene que ir – la mira y le dedica una sonrisa, ¿Por qué le pone un sobrenombre? Eso me molesta – Voy a acompañarla a tomar un taxi.

– Y la chica... – dice Aria rápidamente y se ruboriza – Perdón, no es de mi incumbencia.

– Oh... – no sé qué decir – Ella es una... – intento decir que es una amiga.

- Su novia – dice Carol sin dejar que termine de hablar y le extiende su mano – ¿Ustedes?

– Carol, ellos son Benjamín y – hago una pausa unos segundos y busco su mirada, mas, ella sigue evitándome – Aria... Ellos son mis alumnos.

– ¡Ay que lindos! – Dice Carol con una gran sonrisa en su rostro – Ustedes son una linda pareja.

Eso hace que me moleste aún más, tenso la mandíbula y frunzo el ceño. Miro seriamente a Aria.

– De hecho – ella me evade y mira al chico quien habla y se rasca la nuca, luego la mira – No, nosotros no somos novios.

Un enorme peso se quita de mi pecho y siento un gran alivio al saber que no son nada.

– Bueno tengo que irme, adiós – Aria se despide y pasa en medio de nosotros y se va, el chico se despide y luego la sigue.

– ¿Por qué has dicho que somos novios? – le reclamo y ella se echa a reír; entramos al local y caminamos hasta la caja.

Pide dos mocaccinos y dos donas – Ni que estuvieras interesado en ella – se vuelve a reír y al ver que estoy serio deja de hacerlo – No me digas que es ella la chica – señala hacia atrás y yo me quedo callado – No puedo creerlo, Nath ¡por Dios! Aún es una niña – se tapa la boca, luego de pedir nos sentamos en una mesa – ¿Cuántos años tiene?

– Lo sé – mira el mocaccino entre mis manos – Créeme que he tratado – tomo mi cabeza entre mis manos con fuerza – Pero no puedes imaginar cuánto la deseó y las cosas que quiero hacer a su lado – la miro con desesperación – Solo tiene 19 años.

– No Nath, no puedes hacer eso – ella niega y me mira con preocupación – Es una niña que ni siquiera ha disfrutado de la vida, es tan inocente, tienes que alejarte de ella o te traerá serios problemas, Nathan yo no quiero que sufras otra vez.

– Lo sé, pero no creo que eso suceda – la miró a los ojos – Ella tiene algo que me atrae. Es como si mi vida quisiera depender de ella y no creo ser capaz de alejarme.

– ¡Es una niña! – Dice mirando a ambos lados como sí quisiera que nadie escuchara – Le harás dañó o ella te lo hará a ti. 

Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora