14

51.5K 1.9K 51
                                    

– Aria lo siento, debiste de pensar eso antes de activar la alarma de incendios – dice la decana frente a mi muy molesta – Lo siento; pero, no irás a la competencia de natación.

– ¡Que! Esto no es justo. Decana yo no hice nada, ni siquiera me encontraba cerca de la alarma – quiero llorar, de verdad quiero ir a la competencia. Ella toma el teléfono y marca un número – Profesor Nathan, podría venir un momento – ella escucha lo que él le dice – La alumna Aria está en graves problemas – No pasan ni dos minutos cuando tocan la puerta. La decana le indica que pase y por la puerta aparece él.

– ¿Qué ha pasado? – me mira y se sienta a mi lado.

– La alumna ha sido la que activó la alarma de incendios y tengo que decirle que lastimosamente le queda prohíbo asistir a la competencia, por su falta me parece el castigo justo – me voltea a ver.

– Pero ¿Cómo? – Él me mira muy molesto – ¿Lo has hecho adrede? ¿Lo haces por venganza?

– ¡Que yo no lo hice! – Empiezo a llorar – estoy diciendo la verdad, tienen que creerme – los miro a ambos.

– Profesor ya puede llevársela y cancele su vuelo – me señala y luego sigue revisando unos papeles.

Él se pone de pie y sale, yo lo sigo – Pensé que querías esto – voltea furioso y yo me detengo – No pensé que fueras capaz de hacer esto ¿Sabes lo que estás perdiendo?

– Yo de verdad lo quiero – ignora lo que digo y sigue caminando. Lo sigo hasta que llegamos a su oficina.

– Siéntate – señala la banca que se encuentra frente a su escritorio – me decepcionas – dice antes de salir por la puerta. Me siento donde me ha dicho. Luego aparecen él y los chicos. Los chicos se quedan parados detrás de mí y él se sienta en su silla.

–¿Qué pasó? – pregunta Carmen viéndome con preocupación.

Nathan les explica lo sucedido y ellos no creen que yo haya hecho eso y les cuento mi versión de la historia – Acababa de salir del salón para ir a la cafetería por algo de comer. No puede desayunar en casa y moría de hambre – limpio mi rostro – Fue allí cuando sonó la alarma, entonces todos empezaron a salir de los salones, les juro que no fui yo, jamás haría algo así. ¿Con qué intención lo haría?

– Si no fuiste tú entonces, ¿Quién lo hizo? – Nathan está hecho una fiera. Todos se quedan callados y yo empiezo a llorar otra vez, como puede ser capaz de no creer en lo que le digo.

– Ella no lo hizo – Carmen agacha la cabeza - Fui yo – todos la miramos y ella solo me mira a mí – Ella no tiene la culpa. No ha hecho nada, fui yo. Soy la que no merece ir a la competencia, fui yo quien activo la alarma – empieza a llorar.

– ¿Estás segura de lo que dices? – Ella asiente - Iré a buscar a la directora – Nathan se levanta y antes de salir de gira – Ustedes dos vuelvan a sus salones – señala a los chicos – Tú y tú sé quedan aquí - nos dice a ambas.

Luego de que todos se van decido hablar con ella – Tú tampoco lo has hecho ¿Por qué te echas la culpa?

– Mereces esto más que yo, prefiero quedarme – toma mis manos – Yo necesito estar enfocaba más en mis estudios y esta competencia interfiere con todo – dice con lágrimas en sus ojos – Prometerme que traerás ese trofeo a casa.

– Pero, tú también lo mereces, no es justo que te eches la culpa de algo que claramente no hiciste – le digo mirándola fijamente a los ojos.

-– Pero no lo quiero – me mira – En cambio, tú eres una estupenda nadadora y sé que ganaras – la abrazo.

Luego de haber hablado con la decana, ella se lleva a Carme, Nathan llama a mi madre para que no pase por mí, le comenta que ha ocurrido una confusión y me han inculpado injustamente. Cuando termina de hablar se voltea, me mira y se acerca.

– Oye... – coloca sus manos en la cintura y mira hacia arriba – Yo, lo siento...

– No quiero que me digas nada – no lo dejo terminar de hablar. Aparto sus manos de mí y me doy la vuelta para salir de allí, por defecto, él me toma del brazo y me voltea – Si no puedes creer en mi palabra – lo empujó y él retrocede – No quiero que te acerques a mí.

Salgo de la oficina. Ya no quiero dar ninguna otra clase, así que camino hasta la entrada del instituto y escucho que alguien me llama, volteo y veo a Benjamín caminando hacia mí; sin embargo, no es él quien me llama.

Puedo ver a Nathan caminando hacia nosotros y sin prensarlo corro hasta donde benjamín y lo beso. Cuando me separo veo a Nathan parado mirándonos, doy la vuelta y salgo del instituto.

Camino por un parque y me siento en una banca. Veo a una pareja que está casi al frente mío discutiendo por alguna razón, luego él la abraza y le dice que él será el techo que la cobijara, él no va a dejarla sola en esto y juntos lo superarán. Sonrió frente a aquel fiel acontecimiento. Me levanto y camino hasta la estación de autobuses y tomo un bus hasta mi casa. 

Mi ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora