Eleanor Gabriella Samper Ripoll, Yo te bautizo en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, Amén. Dice el padre lavándole la cabeza con agua aceites y bendita. Luego se la entrega a Alice su madrina quien le hace una señal de cruz en su frente y luego ella se la pasa a Armando que también le hace lo mismo. Nathan y él se han hecho buenos amigos. Él decidió que Armando fuera el padrino como agradecimiento de haber pensado primero en él el día del parto.
Luego del bautizo Nathan me informa que sus padres han organizado un almuerzo para así poder conocerme a mí y a mi familia.
Llegamos a la casa de sus padres. La enorme casa de la fiesta de disfraces a la que asistí con Alice, Son una familia diría yo muy acomodada. No entiendo cómo Nathan decidió estudiar para maestro cuando sus padres tienen muchísimo dinero y podrían vivir sin tener que trabajar.
– Oh mi niño, has llegado – dice una señora de cabello blanco muy simpática al abrir la puerta – Tú debes ser Aria, eres muy hermosa. Pasen – se hace a un lado para que podamos pasar.
– Muchas gracias.
– Aria esta es mi abuela Florencia – él la abraza con cariño.
– Mucho gusto – le tiendo la mano, pero ella me abraza a mí también.
– ¿Y la bebe? – pregunta buscándola.
– Viene atrás la trae la madre de Aria.
Estamos almorzando. Los padres de Nathan son muy agradables su madre Elisabeth y su padre Arturo están emocionados con la bebe se la han pasado todo el día con ella y conversando con mis padres quienes jamás se opusieron al hecho de que Nathan es mucho mayor que yo. También se encuentra el hermano de Nathan y amigo de Alice. Mi madre simplemente dijo que para el amor no existe edad.
Pasamos toda la tarde en casa de sus padres y cuando llegamos a casa Eleanor está dormida así que la llevo a su habitación y la acuesto en su cuna.
– Es tan hermosa aun durmiendo – Nathan me abraza por la espalda.
Me doy vuelta y lo miro – Quiero que vengas a vivir con nosotras – él me besa y me lleva a mi habitación.
– ¡Mañana mismo me mudo! – me echó a reír y lo beso.
Me besa apasionadamente. Me toma de los mulos y me levanta, enrollo mis piernas en su cintura y él me lleva a la cama, poco a poco me quita la ropa y yo a él. Lo necesito, no me había dado de cuenta cuanto lo he extrañado. No puedo creer que el hombre que tengo frente a mí es mi prometido, el amor de vida.
– Te amo – me saca de mis pensamientos, me ha dicho que me ama y siento que mi corazón va a estallar de felicidad.
Le sonrió y lo vuelvo a besar – Y yo a ti.
Sus labios bajan a mi cuello y luego suben otra vez a mis labios, sus besos son tan cálidos y apasionados al mismo tiempo.
Al mañana siguiente despierto y Nathan no está a mi lado. Me levanto y voy a la habitación de Eleanor y lo veo sentado en la mecedora dándole de comer y cantándole. Es tan hermoso ver cómo cuida de ella, como la mima y la ama. Jamás lo había escuchado cantando, su voz es melodiosa que hasta yo puedo estar a gusto en sus brazos.
– Tú eres una niña muy hermosa – dice besándole una manito – Te prometo que jamás te voy a defraudar. Estaré siempre para ti y para tu mami – le acomoda la ropita – Las amo muchísimo a las dos y las voy a cuidar toda la vida.
– Te queda muy bien la paternidad – me mira y sonríe.
– ¿Cuánto llevas parada ahí?
– Lo suficiente para ver cómo le cantabas y le hablabas.
– Me parece mentira – se levanta y la coloca otra vez en la cuna – Jamás hubiera imaginado que volvería a ser padre... Después de que había perdido la esperanza y las ganas de vivir. Cuando la vi por primera vez mi mundo se llenó de colores es una sensación inigualable – se acerca a mí y me besa la frente – Tú y ella llenan cada espacio de mi ser. Haré todo lo que sea necesario para verlas felices.
Lo abrazo – Te amo Nathan, te amo demasiado – me separo un poco y lo beso.
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Mi Profesor
RomanceAria Ripoll es una estudiante universitaria. En su primer día como estudiante en la Universidad se encuentra con Nathan. Aria descubre pronto que tiene sentimientos hacia Nathan y se niega sacarlos a la luz. Aria y Nathan finalmente deciden salir; p...