Capitulo 4

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~~~~~~Te soñé~~~~~~

Un dolor enorme en mi cabeza me despertó, me costó un montón poder abrir los ojos, mis parpados pesaban y mis ojos ardían, sentía como piedrecillas en ellos. Cuando por fin pude abrir bien los ojos me di cuenta que estaba chupando mi dedo pulgar, lo saque de mi boca al instante y lo restregué en mis pantalones secándolo.

Me incorporé en la cama y sentí una fuerte punzada en la parte trasera de mi cabeza, como si me hubiera dado un fuerte golpe en ella. De inmediato algunos recuerdos invadieron mi mente, bebí demasiado. Debo comenzar a tener más auto control con el alcohol.

Entraba un rayo de luz por la ventana atrás de mi cama, es de día. La puerta se abrió y una cabeza castaña apareció en mi visión.

—Al fin despiertas, blanca durmiente —Ian entró sonriente en mi habitación.

Me tiré de nuevo en la cama, llevando mis manos a mi cabeza.
Si ustedes no beben, las envidio, nunca han sentido esto llamado resaca.

¡Es lo peor estado del mundo!, sientes un horrible dolor de cabeza que no te deja ni siquiera abrir los ojos. Te conviertes en un vampiro, te molesta hasta la luz. Y ni hablar de esas terribles ganas de votar hasta la bilis de tu estomago.

He dicho, ¡la resaca es lo peor!.

Sentí como se hundía el colchon a mi lado. Las manos de Ian tocaron mi frente, buscando algún indicio de fiebre.

¿Ya mencioné que la resaca me produce fiebre y algo parecido a un resfriado?

El intelecto del humano es el más pobre de todos los seres vivientes. Sabemos que beber nos produce resaca, sabemos que es lo peor, pero aun así continuamos bebiendo.

Pareciera que nos gustara sufrir, digo, nos enamoramos de las personas equivocadas, nos desabrigamos cuando hace frio, es decir, buscamos que nos sucedan cosas malas.

—Es bella durmiente —corregí.

—¿Quién es esa? —preguntó, rascándose la cabeza. Rodé los ojos— No importa, ¿Cómo te sientes?.

—Como si hubieran golpeado mi cabeza mil veces con una enorme roca, me siento como un montón de excremento.

—Wow, te sientes increíble, me quedó claro. Y el dolor debe ser porque decidiste pelear con el piso con tu cabeza —dijo riendo. Lo fulminé con la mirada y al instante cesaron sus carcajadas— Bueno, levántate que nos vamos a la playa.

Se levantó y salió de mi cuarto. Me revolví por toda la cama y luego de una gran charla con el techo jurándole que no volvería a beber, me encaminé a la ducha arrastrando sin fuerza la toalla por el piso.

Necesito urgente que alguien me de un paracetamol o cualquier cosas que calme este dolor de cabeza.

El agua estaba fría, justo lo que necesitaba. No sirvo para las resacas, ahora recuerdo el porque no bebía.

Salí del baño y a paso desgando, caminé por el pasillo envuelta en una toalla para llegar a mi habitación. Mi cabello mojado dejó un camino de gotas en el piso.

Estaba a punto de abrir la puerta del cuarto cuando de la habitación del frente salió Criss. Me vio y me sonrió de una manera hermosa.

—¿Cómo estas, solecito? —me sonroje al ver que miraba mis piernas desnudas.

En realidad no ve gran cosa, soy de contextura delgada, por ende mis piernas no son las mas gruesas del mundo.

Recuerdo que cuando pequeña, Ian se burlaba de mi, diciendo que no usara faldas, porque en vez de piernas parecían dos hilachas colgando de la falda.

Te SoñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora