~~~~~~Te soñé~~~~~~¿Alguna vez han sentido la sensación de tener arena en la boca?
¿No?, pues yo sí. Y tal vez sea porque literalmente tengo arena en mi boca.
¿Cómo sucedió?, simple, intenta construir un castillo de arena con una familia desconocida, la cual te odia por haber destruido su castillo anterior.
Después de al menos una hora y media, logramos construir el castillo de arena más grande que he visto. No está demás decir que esta familia es muy perfeccionista. No entiendo como esos niños lograron montar una torre sobre otra, cuando yo era pequeña e intentaba hacer eso, se desarmaba la de abajo y terminaba haciendo montañas de arena, que parecían más cerros que torres.
—Muchas gracias, pequeña —Cristina me sonrió, dejando una hilera de blancos dientes perfectamente derechos al descubierto.
—No agradezcas, es lo mínimo que debía hacer —intervino, Matthew.
Cristina le dio una mirada desaprobadora y el solo se levantó de hombros. Se unió a sus hermanos, los cuales jugaban alegremente en la arena.
—No le prestes atención, Matt puede llegar a ser muy... —se detuvo un segundo— digamos que muy poco simpático a veces.
No lo noté, sarcasmo.
En todo el tiempo que estuvimos formando el castillo, se dedicó a lanzarme comentarios carentes de gracia, y no dejaba de culparme y quejarse, de que si no hubiera sido por mi estupidez, no hubieran tenido que volver construir el castillo.
Parecía un niño chiquito.—Tranquila, digamos que estoy vacunada contra la estupidez humana.
En cuanto es comentario salió de mi boca, me arrepentí de inmediato.
Cristina, no dejó de sonreír, entonces entendí, que mi comentario no le había afectado en lo más mínimo. Puede ser que quizas, solo quizas, ella también piense que Matthew es un estúpido.
—¿Ya te vas? —preguntó. Asentí con entusiasmo.
Lo que más quería, era largarme lejos de ese chico insoportable. Y mientras más pronto me vaya, mejor.
—Sí, creo que mis amigos ya se fueron —comenté, paseando mis ojos por la playa.
Y en efecto, mis hermanos y los chicos ya no estaban. Seguro se volvieron a la cabaña, y siquiera me esperaron o se preocuparon por mí.
—Está bien. ¡Matt!.
Matthew al escuchar su nombre, dirigió su mirada a nosotras y frunció el ceño. Se levantó y caminó en nuestra dirección.
—¿Qué ocurre? —preguntó, una vez que llegó.
Cruzó los brazos sobre el pecho y fijó sus ojos negros en los míos.
—Acompaña a Melanie a su cabaña. —le ordenó con autoridad.
Los dos abrimos los ojos y negamos con la cabeza. Nos miramos y luego volvimos a mirar a Cristina —quien nos sonreía— incrédulos.
—No, señora, no se preocupe. Me puedo ir sola, la cabaña esta cerca, yo puedo camina...
—No, Matt te acompañará. —dijo interrumpiéndome.
—No, yo no la acompañaré —se negó él.
Y puedo decir, que es en la única cosa que hemos estado de acuerdo en este corto tiempo que nos llevamos conociendo.
No quiero que él me acompañe a la cabaña, primero, porque no me agrada y segundo, porque si mis hermanos me ven llegar con él, lo acecinarán. Aunque pensándolo bien, eso no sería algo del todo malo.
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Te Soñé
RomanceCriss ama, ama con todas sus fuerzas a la chica equivocada. Él se enamoró de la única mujer que estaba prohibida, y no sabe si eso lo convierte en valiente o en un completo tonto. Se lo advirtieron, se lo dijeron, le prohibieron acercarse a ella, pe...