Capitulo 11

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~~~~~~Te soñé~~~~~~

Tres hijos... ¡Tres hijos!

Y lo peor de todo es que son todos chicos, ¿no podían ser chicas?

Seré la única adolescente entre cinco chicos. Bueno, medianamente chicos, dos de ellos son pequeños, uno de 4 años, el otro de 6 y el mayor de 16, mi edad...

Esto será un infierno. Las cenas familiares, los viajes y ni decir las navidades. ¿Es que mamá no pudo enamorarse de un hombre soltero y sin hijos?

Tomás es divorciado, vive con su hermana, quien se encarga de cuidar a los pequeños. Al parecer tiene una mansión por casa, con piscina y perro incluido.

Estoy hablando como si mamá se fuera a casar, solo son novios ¿no? No es que se vayan a comprometer ni nada... ¿o sí?.

Sacudí mi cabeza alejando esos estúpidos pensamientos, y me revolví en mi cama. Los domingos son el peor día de la semana. Sobre todo cuando sabes que en unas horas más comienza el nuevo año escolar.

Un nuevo año donde conoceré a mis nuevos compañeros, donde estudiare nuevas materias, donde seré una sombra detrás de mis hermanos. Los gemelos más ardientes y deseados de todo Fisher High School, por quienes la mayoría de las chicas se mueren por tener.

Si supieran lo que se esperan...

Espero que todo eso cambie este nuevo año, empezando por tratar de mantener lo más alejada posible a Andrea y sus secuaces. No creo que este año soporte sus burlas y sus intentos de dejarme en ridículo. No, definitivamente este año no me quedaré, me defenderé, así sea a golpes, pero no me dejaré humillar.

Sentí mi puerta abrirse, devolviéndome a la realidad. Me incorporé en mi cama y vi a Ian entrar sigilosamente.

—¿Qué haces? —pregunté, prendiendo la lámpara de mi mesita de noche.

Ian dió un salto de susto y se quedó quieto en su lugar, con sus ojos bien abiertos.

—Demonios, Mel. Me asustaste —dijo, con sus manos en su pecho.

—¿Qué haces aquí a estas horas, Ian? —Miré el reloj que reposaba en mi mesita y este marcaba las 23:35 p.m.­— ¿¡sabes qué hora es!? ¡Mañana tenemos escuela! Y ¿Cómo demonios entraste?

Ian se acercó rápidamente a mí y tapó mi boca con sus manos.

—Shhh ¡Vas a despertar a todos! —susurró. Lo miré con cara de pocos amigos y de inmediato sacó sus manos— está bien, está bien, solo quería hablar contigo —hizo un puchero.

Rodé los ojos y le hice un espacio a mi lado para que se recostara. Ian entendiendo, se acostó y me rodeó con sus brazos. Me recosté de lado, dándole la espalda a mi mejor amigo.

—Este es un nuevo año escolar —dijo en mi oído. Asentí— ¿no estás nerviosa? —preguntó. Me levanté de hombros

—Es solo un nuevo año, Ian. No tiene nada de especial —sentí que asentía lentamente.

—Sí, pero tengo el presentimiento de que este año no será igual que los otros, que pasaran muchas cosas —solté una carcajada.

—¿Qué, ahora eres brujo? —dije con burla.

—Sí, soy Berlín —dijo con orgullo. Fruncí las cejas, extrañada.

—¿Berlín? —asintió.

—Sí, ese brujo de barba blanca y larga que acompaña a un niño que saca una espada de una piedra —aclaró.

—¿Qué ese no es Merlín? —pregunté, muy segura de que ese es el nombre del mago del principito.

Te SoñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora