Capitulo 1

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~~~~~~Te soñé~~~~~~

Subí mis piernas y las rodee con mis delgados brazos, escondí mi rostro entre mis piernas y solté un fuerte sollozo acompañado de un espasmo. Un escalofrió recorrió todo mi cuerpo.

¡Dios! ¿Por qué no solo desaparecía de mí vida? ¿Por qué no solo se largaba de la ciudad con su nueva esposa y nueva familia?

La fría pared de cemento de mí habitación, estaba congelando mi espalda y los minutos que llevo sentada en el suelo alfombrado, están causando efecto, ya que, mi trasero se está adormeciendo.

—¿Mel? —escuche la voz de mi madre del otro lado de la puerta.

No quería hablar con nadie, solo quería desaparecer, que me tragara la tierra. ¿Qué acaso no se daba cuenta que me hacía daño verlo tan feliz?, qué me dolía ver que nos había olvidado y había construido una nueva familia, una familia más unida y feliz.

Escuché como sacaban el seguro de la puerta de mi habitación, mi madre entró en mi cuarto y a paso lento se acercó a mi. Se inclinó frente a mi y acarició mí cabello castaño con ternura.

—¿Por qué, mamá? ¿Qué acaso nunca nos quiso? —pregunté, levantando la cabeza y fijando mis ojos, borrosos por las lágrimas, en los bellos ojos verdes de mi madre—. ¿No le basto todo el daño que nos hizo ya? ¿Qué más quiere?

—Mel, es tú padre, aunque no lo quieras, aunque lo odies por lo que hizo —suspiró con tristeza— A quien engaño fue a mí, no a ustedes. Te he repetido mil veces que en los problemas de los padres no deben intervenir los hijos. El odio que tú sientes, es un odio que no te corresponde —dijo en un tono de voz suave. Ese tono que todas las madres usan cuando quieren consolar a sus hijos.

Me Levanté de golpe y tiré mi cabeza hacia atrás para poder ver a mi madre a los ojos. Que debido a su altura, se me dificultaba verla sin tener que inclinarme.

—¿Un odio que no me corresponde? —la furia estaba comenzando a crecer poco a poco en mi interior— ¡Claro que me corresponde! él se fue, mamá, se fue con otra y nos olvidó. Formó su nueva familia y olvidó que tiene más hijos.

—No los olvido, Melanie, él sigue visitándolos —dijo intentando calmarme.

—¡Pues yo no quiero verlo! ¿Qué no lo entienden? Que se largue con su nueva familia, a mí no me compra con su estúpida pensión —me volteé para no ver sus ojos.

Colocó sus manos en mis hombros y al instante me las sacudí de encima. Escuché como suspiraba con paciencia. Luego de un momento de silencio se dirigió a la puerta y salió de mi habitación. Me miró un momento desde el umbral y negó con la cabeza. Cerró la puerta tras ella, dejándome sola de nuevo, sola con mi rabia y coraje.

Mi padre se fue cuando tenía 12 años, engañó a mi madre con su mejor amiga, se fue con ella y al cabo de un tiempo tuvo dos hijas, dos gemelas insoportables y malcriadas.

Han pasado cuatro años desde que eso sucedió, y yo aun no lo puedo perdonar, el coraje y el odio siguen tan latentes como hace cuatro años.

Vivo con mi madre y mis dos hermanos mayores, Ariel y Alex de 17, dos hermosos y fuertes muchachos. Aclaro que a pesar de ser gemelos, mis hermanos no se parecen en nada respecto a sus personalidades. Son dos gotas totalmente diferentes, Ariel es dulce y cariñoso, y Alex es... todo lo contrario.

Mi madre trabaja como enfermera en un hospital en el centro de los Angeles, por lo que su horario es extenso y pocas veces está en casa de noche. Tiempo que mis hermanos aprovechan para hacer fiesta y reuniones con sus amigos, y ni hablar de las noches en las que esas plásticas y ruidosas mujeres pasan en sus habitaciones en la ausencia de mamá.

Te SoñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora