Capitulo 36

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~~~~~~Te Soñé~~~~~~

Algo suave acarició mi mejilla, me removí en mi lugar e intenté apartar lo que fuera que estuviera molestándome. Una pequeña risita dulce me hizo abrir los ojos asustada; lo primero que vi fueron los hermosos ojos grises de Criss viéndome divertidos, literalmente, sus ojos me sonreían. Pestañee un par de veces, acostumbrandome a la luz y algo desorientada observé a mi alrededor, ¿qué hora es? Abrí mis ojos a más no poder cuando me di cuenta que era de día, me incorporé en la cama y miré a Criss quien a su vez me miraba como si fuera la cosa más linda que haya visto en su vida.

—¿Qué hora es? —pregunté, frotándome los ojos.

—Las nueve de la mañana —contestó, sonriente.

Casi me atraganto con mi propia saliva. No llegué a casa ¡Mamá va a matarme! ¡Siquiera le avisé que no llegaría! No tenía planeado quedarme dormida, en realidad no recuerdo en qué momento lo hice. Iba a levantarme cuando el brazo de Criss se cerró al rededor de mi cintura y me arrastró hasta él, lo miré confundida. Él estaba sentado al borde de la cama, vestido y con el cabello húmedo. Se despertó antes que yo, eso era claro. Me sentó en su regazo y tomó mi barbilla con delicadeza, para luego depositar un tierno beso sobre mis labios.

—No te preocupes, sol —dijo tranquilo, como si supiera el motivo de mi preocupación— anoche después de que te quedaras dormida, le envié un texto a Alex —explicó— el te cubrirá.

Fruncí el ceño.

—¿Por qué no me despertaste? —pregunté— sabes la regla de mamá, no podemos pasar la noche afuera —me quejé.

De seguro y ya debe tener planeado el peor castigo de la historia, ya que ahora es algo tarde para enviarme a un convento para convertirme en monja. Digo, me falta lo primordial, pureza.

—Porque estabas cansada, sol y te ves hermosa dormida —comentó con una hermosa sonrisa.

Su humor estaba mucho mejor. Sabía que la discusión de ayer con Josh estaba olvidada. Sonreí y besé castamente sus labios, escondí el rostro en el hueco de su cuello y me acurruqué sobre su cuerpo. Criss me rodeó con sus fuertes brazos y me apretó contra su pecho. Absorbí su olor profundamente, adoraba su aroma, estaba tan impregnado en mi que se había vuelto una adicción, una droga. Nos quedamos en silencio por un largo tiempo, solo nuestras respiraciones se escuchaban; me sentía tan bien entre sus brazos, protegida, amada, segura.

—Sol —me llamó. No me moví— amor —continuó. Estaba muy absorta en su olor para prestarle atención.

—¿Mmmm? —murmuré.

—Tienes que ducharte y cambiarte, saldremos —anunció.

Me incorporé y lo miré con el ceño fruncido. ¿Como qué saldremos? Si no llego a casa hoy, seguro y mamá me asesina, o peor, me envía a vivir con Henry, y eso si que sería un calvario.

—¿A dónde? —pregunté, volviendo a esconder mi rostro en su cuello y aferrándome a su cuerpo con fuerza.

—Es una sorpresa —dijo, divertido. Gruñí y me acomodé mejor sobre él— vamos, cariño, tengo planeado un día perfecto para los dos.

Negué con la cabeza y lo abracé aun más fuerte.

—Yo tengo uno mejor —dije, bostezando— vamos a mi casa y vemos películas todo el día acurrucados en mi cama —ofrecí.

—Mmmm buena oferta, pero no —rechazó— mi plan es mejor.

Gruñí, pero no me moví. Estaba demasiado bien entre sus brazos. Su olor me tenía completamente embriagada.

Te SoñéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora