Te Soñé

Capitulo 41

~~~~~~Te Soñé~~~~~~

—Criss, por favor... —susurré, conteniendo el nudo en mi garganta.

Él negó con un movimiento de cabeza y se aferró con más fuerza a mi cuerpo. Sus brazos me apretaron contra él, haciéndome sentir que ya no puedo más. Mi corazón latió fuerte contra mi pecho, golpeando y martillando, ensordeciendo mis oídos y haciendo que mis piernas temblaran. Necesito aire, necesito respirar, demonios, necesito que esto sea una pesadilla de la cual necesito desesperadamente despertar.

—Dejame ir... —imploré en un susurro.

—No —dijo, negando con la cabeza.

Y como un resolte, se puso de píes, tomó mi rostro entre sus manos y me miró con sus ojos brillosos por las lágrimas. La desesperación en su mirada hizo que mi corazón diera un vuelco.

—No puedo perderte, esperé demasiado para tenerte, no lo acepto, no —dijo con la voz ronca.

Se inclinó y estampó sus labios en los míos, me ordené no responderle. Mantuve mis labios apretados a pesar de que su lengua trazaba mi labio inferior pidiéndome, rogándome que le correspondiera. Pero no podía, porque en mi mente aun se reproducía el mensaje de Andrea, porque mi mente imaginaba cosas que no debería y que lo único que hacía era romperme aun más el corazón.

—Por favor, por favor sol... —murmuró contra mis labios— no te vayas, lo siento, golpeame, gritame si es necesario pero no te vayas —rogó, con los ojos cerrados.

Una lágrima silenciosa escapó de sus ojos. Controlé el impulso de detenerla y limpiarla. Necesito que me suelte, que me deje ir. No puedo estar con él sabiendo que me engañó. No puedo.

—Sueltame —ordené, pero el volvió a negar con su cabeza y pegó su frente a la mía— por favor...

—No, sol, no —zanjó— seis malditos años esperé a que me vieras, a que estuvieras conmigo. Desde que te vi en esa cafetería cuando cumplias diez años no dejé de pensar en ti y no tienes ni idea de lo malditamente feliz que estuve cuando golpeé la puerta de tu casa por primera vez y me encontré con la sorpresa de que eras la hermanita de mi mejor amigo —relató, haciendo que mis ojos se abrieran con sorpresa— durante seis años soñé todas las malditas noches contigo y no puedo perderte ahora que por fin te tengo, no lo acepto, no —dijo, moviendo su cabeza en señal de negación.

Me quedé viendo fijame sus iris grises, perdiendome un momento en sus hermosos estanques que tanto amo.

—Tu me engañaste —murmuré— con ella, Criss, con la hija de la mujer con la que mi padre engañó a mamá —dije, dejando por fin escapar pequeñas lágrimas.

Criss cerró los ojos y apretó sus labios en una fina linea. Envolvió mi cintura y me pegó a su cuerpo, escondiendo su rostro en el hueco de mi cuello.

—Eres mi vida, sol, la tienes en tus manos —susurró, haciendo que su aliento golpeara mi oreja— perdoname por favor... —su voz se quebró.

Negué con la cabeza y no pude más, solté el llanto que estaba conteniendo, solté el dolor que estaba aguantando y me derrumbé ahí, entre sus brazos. Y lo más irónico era que la misma persona que me estaba ocasionando ese daño, era la misma persona que me estaba consolando, conteniendo y haciéndose cargo de su error, enfrentando el dolor que él mismo había causado.

Rodeé su cuello y me aferré a él, dejé que sus manos peinaran con suavidad mi cabello, que sus labios besarán una y otra vez mis labios en en cortos besos robados, que sus brazos me aplastaran contra él, porque después de todo esta era la última vez que lo haría. Era una despedida, porque al igual que mi madre, yo no perdonaré una infidelidad, porque por mucho que lo ame, tengo orgullo, porque aunque esté derrumbándome por dentro, sé que perdonarlo justo ahora sería solo de la boca para fuera, porque me duele, me siento traicionada, pisoteada, herida.