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Lo mataba, ella simplemente mataría a aquel rubio cuando lo viera. No solo le planeó una cita con el "raro de su clase" sino también hizo que toda su familia les tomaran fotos para su álbum de la secundaria. ¿Valdría la pena hacer eso? El chico al cual quería impresionar ni siquiera iba a estar en esa fiesta. Estúpido Alan, ya se las verá con ella en clases.

— ¿Te estás divirtiendo? —Le preguntó Stuart tomándola del brazo, ella quiso quitarlo pero recordó las palabras de Alan en su cabeza.

—Claro, ha sido una fiesta increíble. —Mintió, de fiesta no tenía nada, más bien parecía las reuniones que la familia de su madre solía hacer en navidad. Completamente aburridas. — ¿Me traerías más ponche? Por favor. —Le sonrió con su clásica sonrisa, nadie podía decirle que no con ella.

—No hay problema. —Tomó el vaso de la castaña y se alejó caminando hasta la mesa de coctel. Sierra buscó desesperadamente con la mirada a ver si lograba encontrar una cara conocida, pero nada. Sólo había personas cuyos nombres no se sabía por no ser de su "clase social". Stuart llegó a su lado con dos vasos en la mano. —Aquí está tu bebida.

—Gracias. —Él le sonrió.

— ¿Sabes? Jamás pensé que serías mi pareja. —Le dijo. —No sé cómo Alan te convenció.

—Para nada, él sólo me lo mencionó y yo acepté al tiro. —Mintió. —Siempre quise estar en una de estas fiestas. —Volvió a mentir.

— ¿De verdad? —Ella asintió. —Eso te hace más linda de lo que ya eres.

—Oh, vomito. —Pensó, le sonrió al de lentes y caminó junto a él a una de las mesas. Elevó disimuladamente su cabeza para ver si esta vez lograba encontrarse con alguien.

—Le había pedido a Alan que me ayudara a ser como él para tener al menos un poco de tu atención. —Mencionó, eso le pareció importante a la castaña por lo que le prestó atención a sus palabras. —Me dijo que tú jamás saldrías con alguien como él, sonó un poco rencoroso. ¿Le hiciste algo antes?

¿Qué si le hizo algo? Sierra había acabado con las esperanzas de Alan de tener una novia, esa era la razón por la que él la detestaba. Ella había sido su primer amor, pero también su primera ilusión. Ilusión que se acabó cuando le dijo aquellas fuertes palabras que un chico enamorado no quiere nunca oír.

Sierra le sonrió al chico que tenía a su lado. —Para nada.

Demuéstrame tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora