Venganza

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Rose se preparaba para el primer juego de la temporada: Gryffindor contra Slytherin. Los entrenamientos no habían sido fáciles porque James estaba de un pésimo humor por su pleito con Lily y todos los compañeros del equipo sufrían las consecuencias. El día del partido cuando Lily llegó al comedor con su bufanda de Gryffindor James se mofó de ella:

— Vaya Lil, por un momento creí que te vería de verde y plata

— Y yo creí verla a ella de verde y plata, no te extrañe que falle en anotar unos cuantos puntos — dijo mirando a Rose con desdén, y luego se fue del comedor

Rose sintió cómo se ruborizaba y se puso muy nerviosa cuando James la atravesó con la mirada

— ¿De qué habla?

— Yo que se, esta loca

— ¿Y por qué estás toda roja?

Eso la hizo enrojecer todavía más

— No jugarás este partido — sentenció finalmente

— ¿Qué? James, no puedes hacer esto

— ¡Claro que puedo! Soy el capitán

— ¿Es por lo que dijo Lily? ¿En serio vas a escucharla? ¡Ya te dije que esta loca! ¿A quién le vas a hacer caso? ¿Cuándo te he fallado?

— No vas a empezar ahora, es mi última palabra

Rose nunca se había sentido más furiosa en su vida. Comenzó a temblar del coraje, sintió como si tuviera un nudo en la garganta y las lágrimas se agolparon en sus ojos. Salió del comedor a toda velocidad y corrió a su torre, se encerró en su cuarto y se tiró en la cama. Gritó contra la almohada de pura frustración y pataleó con fuerza. Hacia años que no hacía un berrinche así. Maldito James, ¿cómo se atrevía? Deseó con todas sus fuerzas que Gryffindor perdiera el encuentro.

Se quedó dormida, y cuando despertó notó que ya caía la tarde. Se levantó y dudaba si salir de su cuarto o no, porque no quería enterarse del resultado del estupido partido. Se sentó en la ventana, mirando el atardecer, meditando sobre lo que había pasado, aún no lo podía creer y sentía mucha ira, siempre había sido titular en el equipo, no podía creer que James fuera de las personas que dejaban su juicio nublarse por temas personales, pero ahora no estaba tan segura del buen juicio de su primo.

Gina y Miranda llegaron al cuarto y venían parloteando alegremente

— Rose, aquí estás, te buscamos por todos lados

— ¿Por?

— Tenemos un recadito para ti — dijo Gina cerrándole un ojo

— ¿Qué?

— Oye, no mates al mensajero, alégrate, es de tu novio

— Yo no tengo novio

— Porque no quieres, pero Scorpius Malfoy estaría más que dispuesto a poner el mundo a tus pies si solo te dignaras a mirarlo

Rose rodó los ojos y volvió su atención a la ventana

— Quien sabe Miranda, algo me dice que últimamente ha hecho más que mirarlo

— Si solo van a estar hablando estupideces váyanse, no estoy de humor

— No son estupideces, Rose ¿pasa algo entre él y tu?

— No — contestó secamente y sin mirarlas

— Porque tus primos parecen pensar que si, Lily y James

— Lo que piensen ese par de imbeciles me tiene sin cuidado

— Vaya... de verdad estás de mal humor... qué lástima... veníamos a decirte que estamos invitadas a la fiesta de Slytherin, eso quizá moleste a James casi tanto como haber perdido el juego, y a Lily quizá le moleste que Scorpius Malfoy está esperándote afuera para llevarte a la fiesta, pero si no estas de humor...

La lástima fue el comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora