Infeliz navidad

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Al terminar el castigo de Rose y Scorpius en la biblioteca, las cosas volvieron a la normalidad entre ellos, es decir, dejaron de hablar, cuando se encontraban se saludaban pero nada más, así que Scorpius estaba triste porque extrañaba sus pláticas, y la extrañaba a ella, se encontraba pensando en ella mucho más seguido que antes y en escenarios mucho más inadecuados, pues haberla tenido entre sus brazos esa noche en la fiesta y haberla besado como lo hizo ahondó más sus sentimientos por ella, y quería mucho más, ya no era suficiente sólo observarla a la distancia, necesitaba hacer algo para no perder el avance que habían tenido en esas semanas juntos, pero a veces le daba la impresión de que ella lo evitaba, y él no quería presionarla ni acosarla, sin embargo le dolía pensar que quizá su opinión sobre él estaba más lejos de cambiar de lo que él había calculado basado en los últimos eventos.

Rose había logrado con éxito evitar quedarse sola con él, esperaba con eso olvidarse de él, pero la realidad era que pensaba mucho en él y lo extrañaba, de muchas maneras, extrañaba sus sonrisas, sus pláticas, pero también debía admitir que extrañaba besarlo, esa noche se había quedado tatuada en su memoria de manera que la repasaba una y otra vez deseando revivir las sensaciones de ese día, pero cuanto más pasaba el tiempo más difícil era recordarlas y eso en lugar de ayudarle a olvidarlo le provocaba una sensación de vacío en su pecho.

Ya las vacaciones de navidad estaban por llegar, y la última tarde en el castillo Rose había estado adelantando su tarea, pero se le había hecho un poco tarde y ahora tenía que ir sola a la biblioteca a devolver un libro que estuvo consultando. Salió rápidamente de su sala común y caminaba a toda velocidad esperando volver a la seguridad de su torre, sin embargo, cuando iba dando la vuelta por uno de los pasillos, encontró una escena que hizo que su corazón se paralizara y se encogiera dolorosamente en su pecho, dándole un calambre que sintió que la ahogaba: Scorpius besaba a Lily. Sólo vio la escena un segundo, y eso le bastó para sentir que el mundo se le vino encima, inmediatamente regresó por el camino por el que había llegado, al diablo entregar el libro, sólo quería salir de ahí. Sin importar las reglas sobre correr en los pasillos, corrió a toda velocidad y entró como alma que lleva el diablo a la torre, llegó a su cuarto y se lanzó en su cama, cerrando las cortinas, y en ese justo momento, las lágrimas salieron a chorros de sus ojos, el llanto debía aliviar el dolor y la opresión que sentía en el pecho, pero no era así. Parecía como si mientras más lloraba, más sentía ese dolor, ese plomo oprimiéndola. Sollozaba sin control y el nudo en su garganta no cedía, al contrario, le apretaba cada momento más.

Sólo podía pensar ¿por qué? quería odiarlo, quería por fin olvidarse de él, pero no podía evitar pensar si eso no habría sido su culpa. Ella había sido consciente que él la miraba a la distancia y que esperaba la oportunidad de acercarse a ella, oportunidad que nunca llegó debido a que ella cuidadosamente lo había planeado así. Quizá se había cansado de esperar, pero ¿qué no le había dicho que era paciente y la esperaría el tiempo necesario? Palabras sin sentido... era mentira, a la primera oportunidad había ido a besuquerse con Lily, lo odiaba y le dolía su traición a partes iguales. Pero no se lo demostraría, seguiría ignorándolo, seguiría su vida normal, como hasta hace un año, cuando ella lo ignoraba y se concentraba en cosas que eran realmente importantes, como sus estudios y el quidditch. No había hecho las pases del todo con James, pero ya no tenía motivo para no dejarla jugar, además, sería suicida, ella era una parte sumamente importante del equipo.

Con esa determinación, salió temprano al día siguiente del castillo, deseando no tener que volver ahí en dos semanas, pero esperando que quizá le servirían para reflexionar a la distancia.

Deseó no estar emparentada con los Potter con todas sus fuerzas pues ahora mismo ninguno de los tres le caía particularmente bien: James por haberla metido en este enredo en primer lugar y porque aún no le perdonaba lo del partido, Albus porque sólo mirarlo le recordaba a Scorpius y casi esperaba verlo aparecer detrás de él, y la que más odiaba de momento, Lily que clavaba su mirada en ella y tenía una sonrisa triunfante, pero Rose no le iba a dar el gusto de mirarla, la ignoraba y durante la tradicional reunión de la familia Weasley Rose no se despegó de Hermione a fin de evitar una confrontación con Lily, que al parecer estaba decidida a hacerle la vida de cuadritos y no se despegó de Ginny, que siempre se la pasaba platicando con Hermione en las reuniones, por lo que quizá solo estaba esperando el momento de echarle en cara su triunfo.

Cuando la reunión terminó Rose salió sin despedirse de nadie y se alegró de llegar a su casa, y por fin tener un poco de paz.

Esa paz no le duró mucho pues en la cena de navidad, tuvo que volver a ver las horribles caras de sus primos los Potter, la incomodidad no había disminuido ni un poco, y ya no sabía si estaba paranoica o Lily seguía con su mirada clavada en ella, acechándola, esperando el momento de atacarla. La cena que preparaba su abuela en navidad, siempre le había parecido deliciosa y comía con singular alegría probando de todo lo que preparaba y repitiendo plato haciendo gala del buen apetito que había heredado de su padre, sin embargo, ese año, apenas y había probado bocado y su paz se acabó...

- Rose, hija ¿estás bien? casi no tocaste tu comida - dijo Molly con preocupación auténtica por su nieta, sin embargo, llamando la atención de toda la familia hacia ella, atención que era muy indeseada

- ¿Mal de amores Rosie? - Bromeó George Weasley con su sobrina, sin saber que le había dado al clavo y aunque toda la familia rió, ni los tres Potters ni Rose y Hugo encontraron divertida la broma de George, bueno, tampoco Ron

- Cállate George, Rosie no está en edad de tener mal de amores - lo regañó Ron con la boca llena

- No es lo que escuché tío - dijo Roxane y los cinco chicos se tensaron al momento y la fulminaron con la mirada

Ron comenzó a ahogarse con la comida y Roxane se encontró rodeada de miradas hostiles de parte de sus cinco primos más pequeños

- ¿Qué es lo que escuchaste? - preguntó Ron cuando dejó de toser

- Es una broma tío - dijo ella rectificando su error

- Por Merlin Roxane, no le hagas esas bromas a Ron, ¿no ves que casi lo matas del susto? - dijo George sin perder su buen humor, aunque las miradas que sus sobrinos le dedicaron a su hija no pasaron desapercibidas

- Tienes absolutamente prohibido salir con chicos ¿oíste? - comenzó Ron a regañar a Rose sin hacer caso de lo que George había dicho - no quiero saber que estás haciendo otra cosa en la escuela que no sea estudiar y jugar quidditch o te encerraré en una torre por el resto de tu adolescencia ¿entiendes?

- Ronald, déjala, entiende que fue una broma - decía Hermione tratando de suavizar las cosas

Rose se levantó de la mesa y salió corriendo hacia el cuarto donde dormirían ella y su familia.

- ¿Fue por algo que dije? - preguntó Ron con la boca llena con un nuevo bocado que había tomado

Hermione lo fulminó con la mirada y los demás se reían de él, mientras que Lily se levantaba de la mesa, esta era su oportunidad, esa que había estado esperando.

- Voy a ver qué le ocurre

Al mismo tiempo se levantaron James, Albus y Hugo

- Voy contigo

- Yo también

- No, yo voy

Dijeron los tres al mismo tiempo

- No han terminado de comer, no pueden levantarse ¿verdad mamá? - dijo Lily mirando a Giny, que mirando sus platos medio llenos les ordenó a sus hijos que se sentaran

- Hugo tampoco ha terminado de comer tía - dijo Lily dirigiéndose a Hermione

Hugo tomó su plato y de un bocado se metió todo lo que había en él, quedando con un enorme cachete de comida, pero fulminando a Lily con la mirada comenzó a caminar hacia el cuarto de Rose. Lily se enfureció y corrió empujándolo para ganarle la carrera hacia el cuarto de Rose. Los adultos los miraron extrañados y miraron a James y Albus que trataron de imitar a Hugo, sin éxito y ahora tenían serias dificultades para tragar su comida

- ¿Pero qué les pasa a todos? - preguntó Harry y sus hijos lo ignoraron mientras masticaban lo más rápido que podían...

La lástima fue el comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora