El último día de castigo

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Rose despertó al día siguiente y ya sus amigas estaban despiertas y aún hablando de la fiesta del día anterior. A Rose el tema se le hacía aún más difícil de abordar ya después de esas horas pues había perdido la cabeza totalmente y ahora no sabía cómo comportarse con Scorpius, a quien vería en la noche en su castigo.

De cualquier forma bajó a comer algo y luego ella y sus amigas se fueron a sentar al lago mientras seguían platicando y bromeando con los sucesos de ayer. De repente Rose, que estaba acostada en el césped con los ojos cerrados escuchó

— Rose

Sin moverse ni abrir sus ojos contestó

— Hola Hugo, ¿que pasa?

— ¿Que te estuviste besuqueando ayer con Malfoy en la fiesta de Slytherin?

— No — dijo rápidamente y Gina y Miranda se atragantaron de la risa

— ¡Todo mundo te vio! — dijo Hugo enojado agitando los brazos

Rose se incorporó y encaró a sus amigas

— ¡Dijeron que nadie se dio cuenta!

— No... dijimos que probablemente porque había mucha gente y estaba oscuro, pero también te dijimos que montaron un gran espectáculo

  — Creo que los dejamos para que hablen — dijo Miranda y levantándose se fue con Gina.

Hugo se sentó junto a Rose

— Rose, ¿al menos es tu novio o algo?

— No — contestó ella secamente, pero reflexionando sobre ello pues no era la primera vez que se besaban, además de que estaba cada vez más segura que sí tenía sentimientos por él, ni hablar de que él tuviera sentimientos por ella, se lo había dicho muy claro.

— ¿Entonces? No quiero que la gente diga que mi hermana es una fácil que va por ahí besando a cualquier chico sólo porque sí

— ¿Quién dice que soy una fácil? — dijo Rose enojada y dispuesta a golpear a quien estuviera hablando así de ella 

  — Nadie... aún, pero no quiero que lo digan, además... también hablan de tu amiga, la rubia, ¿cómo se llama?

— Miranda

— Sí, de ella. Dicen que ella también estaba por ahí en un rincón con un chico del equipo de quidditch. Rose, nunca pensé que tu fueras de esas chicas que anduvieran por ahí siendo el juguete del momento de los jugadores de quidditch, y no quiero que la gente hable así de ti, porque te juntas con esa chica y porque además, en efecto, estabas besuqueando a un tipo del equipo después de un partido.

Rose escondió su cara en sus manos y gruñó de frustración

— Mira Hugo, es bastante más complicado que eso ¿sí?

— Yo te creo, porque te conozco, pero no puedes negar que la gente sacará las conclusiones equivocadas con los hechos que sí son evidentes a la vista de cualquiera...

— No me importa lo que diga la gente. Lo que yo haga es mi problema. Además, ya te dije que no es así, cuando las cosas se calmen y encuentren otro chisme que comentar, dejarán de hablar de mi, no te preocupes.

— Bien, es tu problema, yo sólo te estoy advirtiendo... oye y... ¿qué pasó entre James y tu?

Ella resopló enojada

— Es que todo esto es su culpa... en este momento estoy muy molesta con él.

— ¿Qué pasó? ¿Te hizo algo? — dijo Hugo enojado y a Rose le hizo gracia porque le encantaba ver a su hermanito siendo sobre protector con ella

La lástima fue el comienzoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora