Capítulo ҉ 3

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       —Gab, aquí dice que las próximas audiciones son en enero.

          Dejé puesta la cafetera y fui corriendo hacia la otra punta del mostrador, donde estaba Eve mirando con atención la pantalla de su móvil.

  —¿Enero? ¿Estás segura?

   —Míralo tú misma —dijo ofreciéndome su Smartphone.

   Eve se había metido en la página web principal de The Julliard,  escuela de arte dramático en Nueva York.

   —No puedes faltar —decretó—, pero de ninguna manera.

   —Lo sé, pero…

   —Pero nada —me cortó ella mientras rellenaba una taza con leche caliente—. Me importa un pimiento si no te sientes suficientemente buena actriz —sacó de la alacena acristalada del mostrador un muffin de chocolate y lo sirvió en un plato junto al café—. Algunas, cariño, aún no tenemos ni idea de lo que queremos hacer, por eso nos pasamos la vida sirviendo mesas, esperando a que llegue un sueño por el que luchar.

    Me encantaba la sinceridad de las palabras de Evelyn, ella siempre decía cosas que me hacían valorarme a mí misma.

  —Si me presento, ¿vendrás a verme?

    Eve terminó de servir a su cliente y se volvió para responder:

   —No deberías preguntar lo que es obvio.

    Sonreí contenta de recibir su confianza, porque incrementaba la mía.

¿Y si Eve tenía razón? ¿Y si perderme esas audiciones podía ser perder una oportunidad irrepetible? Tal vez con un poco de suerte conseguiría pasar y no quedarme a las puertas como la última vez, cuando me presenté en otra escuela. A mis diecinueve años de vida había descubierto lo caprichoso que era a veces el destino.

    —Señorita, eh, señorita, ¿puede ponerme uno más?

   En seguida volví a la realidad y busqué la jarra de café para rellenarle la taza.

   —Gracias.

   —De nada —mostré una sonrisa insípida.
 
¿Qué perdía por intentarlo? ¿Un delantal y una bandeja? ¡Menuda pérdida! También era verdad que quedaban meses para esas pruebas, podría prepararme con tiempo. Recordé a mis queridos compañeros de teatro durante el instituto, ellos también andaban buscando entrar en el mundo dramático, solo que más tirando a las series de televisión o películas. Yo deseaba actuar en un escenario, no tras una cámara. Y si llegaba a entrar en The Julliard conseguiría alcanzar más de la mitad de mis sueños, y eso ya era mucho. Decidí dejar de fantasear con la efímera idea de ingresar en la escuela, no era bueno ilusionarse para luego llevarse decepciones.

   —Eh —me llamó Eve pegándose a mí—, mira el pedazo de tío bueno que acaba de entrar.

   Cuando alcé la mirada esperaba encontrarme con un chico moreno, de rostro inocente y sonrisa conquistadora.  Pero en su lugar me encontré con Mr. Capullo. Ese muchacho de facciones vampíricas; pálidas, terroríficas y extremadamente hermosas. Me hice la pregunta: ¿qué haces aquí? Y mi mente contestó la respuesta más clara de todas.

Había venido a por ayuda.

¿Y por qué? Porque milagrosamente se había atrevido a escapar de su jaula reconsiderando mi propuesta.

  Ya habían pasado tres semanas desde la última vez que nos vimos en Central Park. Yo había perdido cualquier tipo de esperanza en volver a vernos, cualquiera. Pero allí estaba, sentado en el mismo sitio que la primera vez que vino a Darcy´s, esperándome.

100 Preguntas para BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora