—¿Qué has hecho todos estos días?
Extrañarte, recordarte, extrañarte, comerme la nevera y... extrañarte.
—Poca cosa. Me he leído algunos de tus libros, bueno, unos cinco —respondí desde el asiento del coche de la empresa.
—¿Cinco? ¡Vaya! Sí que has estado aburrida —rió incrédulo.
Si tú supieras...
—También he aprendido un nuevo idioma —añadí llamando más aún su atención.
—¿Francés? —intentó adivinar.
—Nooo, no me gusta el francés, me parece demasiado petulante.
Él murmuró alguna queja en francés que me hizo replantearme aprenderlo solo para averiguar qué demonios había contestado.
—¿Y entonces que idioma has aprendido?
—Uno muy complicado.
—¿Alemán?
—Frío...
Me encantaba ser ahora la que lo torturase con mi misterio.
—¿Portugués?
—Ese ya lo sé, y no es nada complicado.
—¿Sabes portugués? ¿Y eso? —su frente se pobló de arrugas.
—Hay muchas cosas que no sabes de mí, Aleksandr... —me hice la enigmática.
—Bueno, me rindo —dejó caer sus manos sobre sus rodillas.
Yo me pasé la lengua por el labio inferior muerta de ganas de demostrarle mi aplicado acento ruso. Me preparé porque cuando pasásemos el siguiente semáforo le diría: yo bebo agua. Que era de las pocas estúpidas cosas que había aprendido. Iba a reírse en mi cara, eso ya lo había asumido. Así que lo solté rápidamente.
—¿Cómo has dicho?
Lo repetí más despacio para que fuese capaz de entenderlo.
Sus carcajadas resonaron por todo el coche, que hasta sobresaltaron al pobre chofer. Pero yo seguí con la barbilla alta, si él no me iba a enseñar ruso, tenía que aprenderlo yo con la dichosa app del móvil.
—Acabas... —cogió aire— de decir «yo bebo mujer».
Me llevé la mano a la cara para tapar mi rostro abochornado. Mira que era tonta. Dos horas repitiendo «yo soy mujer», «tú bebes agua», y cuando tenía que decirlo, la pifiaba.
—Soy idiota —murmuré avergonzada.
—¿Cómo has aprendido?
—Tengo contactos...
Rió por lo bajo sacudiendo la cabeza.
—Tendrás tú que enseñarme ruso —dije dejándolo en el aire.
—Sí, ya veo que «tus contactos» son muy malos profesores.
Le pegué un amistoso puñetazo al mismo tiempo que le insultaba en español. Él, como intuyendo lo que había dicho, me contestó en su idioma.
—¿Y a dónde vamos exactamente?
—Acabo de decirle la dirección al chofer.
—No me digas —dijo con fingido sarcasmo—. Digo que cuál es el plan, con quién has quedado, aparte de con Eve, claro.
—Pues con mi novio.
Me miró con los ojos abiertos, intentando asimilar mis palabras.
—Es broma...
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100 Preguntas para Blake
Romansa1. Blake no es amable 2. Blake no quiere ser tu amigo 3. Blake tiene problemas (grandes problemas) 4. ¿Por qué sigues insistiendo en conocerle? 5. ¿Por qué él? Aunque intentó hacer caso a la parte más racional de mi cabeza, no puedo. Y quizás me hab...