Había cumplido una semana desde que me instalé por segunda vez en la Residencia 41C, por petición insistente de Blake.
De entre todos, Esmeralda había sido la que mejor había reaccionado ante la noticia. Jared me reprendió lo mal que lo había pasado ese último mes tras haberme alejado de Blake. Al final me dijo que hiciese lo que quisiera, que le daba igual, era mi vida y mi deber cometer errores. Su reacción era comprensiva, ya que él había sido el que tuvo que afrontar el tener una zombie pululando por su apartamento día y noche. Eve pareció conforme, aunque me suplicó que no dejase de trabajar con ella. Yo no me opuse, pues desde el principio supe que trabajar en el The Tea Garden me ayudaría a salir del 432 de Park Avenue y no aislarme tanto como antes.
—Mi querida Sunflower —me llamó mi jefa con su dulce voz anciana—. Aquí hay un apuesto caballero que solicita verte.
Luché por abrirme un hueco en mi campo de visión, oculto entre las cajas que portaba en mis brazos y que debía colocar en los estantes del minúsculo almacén.
—Humm, dile que estoy trabajando y va a tener que esperar.
—Bien, voy a servirle un poco de té, si te parece bien.
—Claro, pero que sea sin teína o lo renunciará.
—Sí, eso mismo me ha dicho cuando he intentado rellenarle una taza —dijo con su característica risita chillona.
Terminé de subir las cajas y salí del almacén sacudiéndome las manos en ese delantal de flores que tanto me gustaba. Después acudí a la barra dispuesta a hacerle frente a mi antiguo jefe. No tardé en encontrarle sentado en una esquina intentando, sin demasiado éxito, ser amable con mi pobre jefa. Si ella se dio cuenta de su irritable comportamiento no pareció haberlo demostrado, pues no dejaba de sonreír a Blake con una de sus dulces sonrisas.
Iba en su dirección cuando un cliente me detuvo.
—¿Puedes traerme otra taza, por favor? —me preguntó la chica con gafas que venía todas las semanas a leer y beber el famoso té de hierbas exóticas de Magnolia.
—Claro.
Volví a la cocina para calentar un poco más de té. Me apresuré porque tenía unas ganas locas de ver a Blake. Estaba claro que él acababa de salir de trabajar y a mí solo me quedaban quince minutos, o eso marcaba el reloj circundado de pétalos de flor que había colgado de la pared de The Tea Garden.
—Sunflower —dijo Magnolia en cuanto terminé de servir el té al cliente.
—¿Sí?
—Anda ve a ver a ese muchachito, está impaciente porque vayas.
¿Lo estaba? Solo tuve que posar mi mirada en la suya para comprobar cómo no me quitaba ojo. Sus manos delataban sus ganas de verme, pues se las crujía en señal de desasosiego. Así que obedecí a mi jefa y corrí a su encuentro.
—Ey, ¿has venido a buscarme?
En vez de responderme se levantó de golpe y plantó sus labios en los míos al mismo tiempo que me cogía del cuello pasionalmente.
—Alek, por favor —murmuré intentando apartarme en contra de mi voluntad—. Que estoy trabajando.
—Lo siento —añadió retrocediendo un paso hacia atrás—. Es que se me hace una tortura todas las mañanas irme de tu lado, sabes. Todas esas horas sin verte...
—Pues escapémonos —bromeé recuperando el aire que acababa de quitarme Blake con su declaración—. Vayámonos muy lejos tú y yo, donde nada ni nadie...
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100 Preguntas para Blake
Romance1. Blake no es amable 2. Blake no quiere ser tu amigo 3. Blake tiene problemas (grandes problemas) 4. ¿Por qué sigues insistiendo en conocerle? 5. ¿Por qué él? Aunque intentó hacer caso a la parte más racional de mi cabeza, no puedo. Y quizás me hab...
