Los labios de Kirk se apoderaron de los míos de tal manera que me costó seguirle el ritmo. Increíblemente, al besarle me olvidé durante apenas tres segundos de él, pero cuando el beso se alargó el recuerdo de su boca y la mía me inundó haciéndome trizas. No podía soportar la idea de que fuera Kirk y no Blake el que me estuviera besando. Supe que por muchos chicos con los que intentase olvidarle, ninguno iba a poder superarle. Y yo siempre querría más. Siempre anhelaría algo que jamás tendría.
No podía seguir mintiendo a Kirk, ni mintiéndome a mí misma. Así que le aparté de un empujón y le hice chocar contra la pared contigua del pasillo. Me miró confundido y exhausto. Yo me pasé una mano por ambos labios limpiándome su saliva, y después anduve a prisa hasta llegar a la habitación de los abrigos. Kirk no me siguió, cosa que agradecí. Al entrar busqué a tientas el interruptor de la luz y al encenderla me encontré a Jared y a Harriet entre los abrigos enrollándose ferozmente. Dos minutos más tarde les habría pillado en medio del asunto. Él abrió un ojo y se me quedó mirando algo desconcertado, pero sin dejar de besarla, pues ella ni se inmutó de mi presencia al estar dándome de espaldas. Me puse una mano delante del rostro para brindarles algo de intimidad mientras buscaba mi abrigo sin demasiado éxito. Al final, Jared, al ver que no daba con él me lanzó su anorak para que me fuese de una vez. Lo atrapé al vuelo y antes de salir pitando de allí localicé mi bolso tirado por el suelo, lo cogí y me fui.
Bajé las escaleras de dos en dos, menos mal que los tacones que llevaba no eran demasiado altos o sino me habría caído rodando.
Ya en el exterior recuperé el aliento, dejé que mis pulmones se llenasen del frío invernal de Nueva York. Me puse el abrigo de Jared, el cual me llegaba casi por las rodillas. Miré a mi alrededor en busca de algo que me guiase, y no lo encontré, volvía sentirme perdida, como en medio de un bosque. Eché a andar por la acera sin rumbo fijo. Cuando quise darme cuenta ya había dejado atrás cuatro o cinco manzanas. Estuve llorando todo el tiempo en silencio.
No había mucha gente por la calle, y la que había celebraba borracha la víspera del nuevo año. Casi toda la ciudad se encontraba en sus casas, bares, discotecas o, siguiendo la tradición, en Times Square.
Los pies empezaron a dolerme, pero no me paré en ningún momento, ni siquiera cuando pisé un trozo de nieve de la acera y se me mojaron las puntas de los dedos de los pies. De vez en cuando iba escuchando el sonido chirriante de la sal cuando crujía a mis pasos. Y a pesar del frío, del dolor, del cansancio, no me detuve, porque sí lo hacía mi vida también se habría parado. Y yo quería avanzar, quería seguir moviéndome, quería que al besar a otro, todos los malos recuerdos se borraran de mi subconsciente. ¿No era eso lo que también quería Blake? ¿Que siguiera con mi vida? Entonces, ¿por qué demonios no podía? ¿Por qué era tan difícil avanzar? Ansiaba entenderlo, ansiaba explicaciones, respuestas.
Sentí que nadie iba a ayudarme, y supe que ahora todo dependía del tiempo, de que él se encargase de mover el mundo alejándome del pasado. Tendría que aceptar de una vez que Blake no podía cambiar, que no iba a volver para recuperarme y que no me pediría jamás las disculpas que me merecía. También debía atenerme a la amenaza de Katerina, ella tuvo razón desde el principio con lo de que no le iba a importar romperme el corazón. Y yo la había ignorado. Me había creado un mundo feliz estando con Blake, una pompa de jabón que jamás se explotaría, cuando en la realidad ninguna pompa puede sobrevivir, tarde o temprano acaba desapareciendo.
No tardó en ponerse a llover agua nieve, y mi pelo se empapó al carecer el abrigo de Jared de capucha. Iba a resfriarme, eso ya lo había asumido, así que no hice esfuerzo ninguno por resguardarme. Hacía ya más de media hora desde que crucé por el puente Manhattan para llegar a la isla. Podía haberme ido a casa, pues me pillaba de camino, pero mis piernas me guiaron por Chinatown y después por la tercera avenida. Cualquiera habría pensado que estaba loca por andar sola a altas horas de la noche por Nueva York. Y si no hubiese estado tan ocupada pensando en lo mío tal vez me hubiera percatado de las miradas furtivas de algunos vagabundos o chavales ebrios. Incluso me habría cambiado de cera si hubiera visto quienes estaban por la que yo trascurría. Sin embargo, no las vi venir. No hasta que gritaron mi nombre al pasar por delante de ellas.
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100 Preguntas para Blake
Romance1. Blake no es amable 2. Blake no quiere ser tu amigo 3. Blake tiene problemas (grandes problemas) 4. ¿Por qué sigues insistiendo en conocerle? 5. ¿Por qué él? Aunque intentó hacer caso a la parte más racional de mi cabeza, no puedo. Y quizás me hab...
