Capítulo 21: No me digas que fue un error

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No recuerdo nada.

No recuerdo si lo eché antes de entrar, o si durmió en mi cama... conmigo.

No recuerdo si él también estaba borracho.

La cama esta desordenada. Mis viejos no están. La puerta de al frente no está trancada con llave.

Me empiezo a preocupar.

Me sostengo la cabeza, me está matando del dolor, también me siento mareada. Me apoyo contra el respaldo de la cama y miro la hora, son las ocho de la mañana.

Tengo que acordarme de lo que pasó anoche.

Me muerdo el labio. Lo tengo lastimado, cortado, me paro y me miro al espejo. Tengo rojo.

Suplico que anoche no haya pasado nada.

Termino de bañarme con agua congelada y me preparo café.

Lo tomo distraída, pensando.

Tengo que acordarme de todo. Tengo que acordarme de todo.

Tumbo la taza de café caliente sobre mí, sin querer. Grito pero me tapo la boca, me saco rápido la remera y me limpio con lo primero que encuentro.

Me quedó colorado.

Me pongo otra remera que estaba sobre el sillón, sin planchar.

La taza quedó en el borde de la mesa, tumbada.

Veo algo. No... otra premonición...

Sangre. No veo nada más que sangre en una mano.

Para cuando me doy cuenta, la taza rueda y se cae antes de que yo pueda reaccionar. Cada pedacito se desparrama por todo el living, fue cuando me caí. No entiendo por qué, si fue un desmayo o un mareo, no sé, nunca en mi vida me pasó, fue algo rarísimo. Me toco en la mandíbula, al costado del mentón, donde siento dolor y veo mi mano con sangre.

En silencio gimoteo y noto que mis dientes chocan al temblar.

[La premonición] Me digo. Me levanto lo más despacio que puedo. También me corte en la pierna.

La casa sigue girando, aunque ahora un poco menos. [¿Cuánto tomé anoche?].

Me lavo la cara, me seco con papel higiénico para no manchar la toalla y me pongo alcohol. Arde.

Tomo una pastilla para el dolor de cabeza, me acuesto en mi cama y agarro el celular.

Tengo 38 mensajes de Whatsapp.

9 son de Guido, 22 de las chicas, y el resto del grupo de nuestro curso en la escuela. Ah, y uno de Lupi.

Veo las de Guido, que preocupadísimo me escribe muchos mensajes poniéndome si estoy bien, si desperté, si estaba con dolor de cabeza, si necesitaba que él vaya, y el último: Estoy yendo.

Lupi me pone:

"Mar! Contesta!, Guido y yo estamos muy preocupados, me contó todo. Dale, por favor, contestaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!"

Las chicas hablaron de cualquier cosa y los del curso conversaron sobre las cosas de la recepción y festejaron el poco tiempo que falta para el viaje de egresados. [Wow, es cierto. Solo unas semanas para el viaje que espere con ansias tanto tiempo...] Sobre la recepción dicen que el salón es enorme y queda por la ruta Nacional 9. Bastante lejos.

Dos veces seguidas y cortitas sonó el timbre, es Guido, siempre toca así.

"Drrrrrrrr" el portero que suena para que le portón se abra.

Todo parece un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora