-Nunca pensé que sería tan fácil robarle las llaves al conserje. –Me río fuerte, sincera. Y me tapo la cara. -¡No!, jamás te tapes la hermosa sonrisa que tenes... -No sé porque lo hago, simplemente lo hago. O como cuando me toco la nariz ocultando un poco la sonrisa. O también como cuando paso mi lengua por mis dientes para luego desarmar la sonrisa. Pero no sé por qué lo hago, solo... es costumbre. Y nunca me había dicho algo así él. Siento mis mejillas arder y sé que seguramente no solo tengo unas horribles bolsas en mis ojos, sino también un cabello totalmente descontrolado y un rostro teñido de rojo. Mi corazón late fuerte, como ya estoy acostumbrada cada vez que él está cerca de mí; y su voz vuelve a sonar: -Te veo tan triste, Mar... que siento... una angustia interminable acá... en el pecho. –Dice cuando se toca allí, en el corazón.
-"Si me ves triste no quiero que me preguntes que me pasa ni que me llenes de consejos, solamente quiero que te quedes conmigo". –Le cito, y lo miro -¿Te acordas?
Fue la misma noche de matiné en que él cortó con Paula, después de algunas horas lo vi así, apenado, y fue la noche en que me dijo exactamente la misma frase y nos quedó grabado a ambos.
-Me acuerdo. –Se acerca y se sienta al lado mío, tocando mí brazo. Sintiendo un escalofrío. –Tendría que estar enojado con vos... -Me recuerda –Pero sentía la necesidad de estar a tu lado ahora. –Me mira.
-¿Por qué? –Me hago la desentendida. Él revolea los ojos y yo lo empujo.
-Si hay algo que jamás voy a entender es... ¿¡Cómo puede ser que te molesta que las personas pongan los ojos en blanco pero vos si lo hagas!? –Grita en su pregunta. Yo me río.
-Es simple. Yo no me veo. –Él arruga el entrecejo y se muerde el labio, negando divertido.
-Perdoname. –Suelto de pronto. Él me observa y me entiende al instante. ¿Cómo no sentirme una estúpida luego de haberlo ignorado tanto ayer?
-Nop. No te perdono. –Lo miro apenada, balbuceando un "¿No?" y haciendo puchero con los labios. –Vas a tener que hacer mucho para lograr que te perdone. –Se da vuelta, ofendido, y fallo en el intento de no reírme. Como siempre, el único que lo puede lograr. Vuelve a mirarme, yo también. Me acaricia la mejilla secándome las viejas lágrimas, yo me dejo, y sigo mirándolo a los ojos sonriendo.
-Me hace feliz verte sonreír.
-Vos me haces feliz. –Le digo, y ninguno de los dos suelta la mirada. Mi corazón otra vez da un brinco y lo siento fuera de mi cuerpo. Estamos demasiado cerca uno del otro, y sin saber si era él o yo el que se acercaba, el espacio se acortaba entre ambos y ya podía sentir su respiración, su aliento... y juro que casi podía oír mi corazón en el silencio que anegaba el lugar, hasta, como si fuera que escucharon mi corazón o nuestras respiraciones, golpearon la puerta y preguntaron quién estaba dentro. Nuestras miradas se desvían hacia allí y Guido se levanta. Suspiro, cerrando los ojos y mordiendo mis labios. [¿Es que no podían interrumpir minutos después? ¡Odio a todos!]. Ninguno contesta. Pero Guido me mira esperando algo. Yo levanto las cejas en indicación de "No sé, hace algo vos".
-Por favor, ya sabemos que están ahí. Este baño no es para ustedes, ¡y menos si son dos personas!, por favor, ¡abran!.
-¿Abrimos... o dejamos que se mal piensen? –Dice él a lo bajo. Sonreímos, y vuelvo a notar mis mejillas arder. [¿O nunca pararon de estar rojas?]
-Inventa una excusa y abrí –Contesto a la vez que me levanto mirándome al espejo. Me lavo el rostro y me peino el cabello con mis dedos.
-Disculpe señorita –Dice Guido al abrir la puerta, antes de que la otra bibliotecaria, Silvia, pudiera hablar. –Es que no sabe lo que pasó –Habla en tonos más bajos, para que solo ella escuche, aunque sigo escuchando -Mi amiga... mi pobre amiga... falleció un familiar muy querido, está muy triste, y la estoy consolando, mire su carita, pobre... ¿Nos puede perdonar? –Ella pone cara de lástima. Tenía ganas de mostrarle mi dedo del medio, pero me controlo al saber que es para zafar de la situación.
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Todo parece un sueño
Romance"Todo parece un sueño" se centra en una chica común y corriente, que quiere vivir su adolescencia al máximo, fiestas, diversión, amigos... amor; pero un día despierta sintiéndose muy extraña por un sueño que no recordaba. A pasar los días, seguía te...