Se habían ido todas cuando se desmayó. Esta vez ya no me asusté, se levantó al rato diciendo que estaba bien y le dije que descansara, como le dije las dos veces anteriores que ya le sucedió. Suspiro hondo cuando se queda dormida. Está distinta, y la conozco lo bastante para darme cuenta que algo está ocultando. Ya van dos veces que le pasa esto delante de mí, y no se lo voy a dejar pasar más. [Decime que no es lo que estoy pensando, Agostina...]. La acaricio.
Me muerdo el labio, y me paro decidida a lo que voy a hacer. Le moleste, o no.
Cuando llego a casa, ya nadie quedaba. Abro la puerta de mi habitación y no la encuentro, al principio me sorprendo y digo su nombre como reflejo. Guardo silencio y escucho ahorcadas en el baño. Entro de golpe, sin preguntar y la ayudo a sostenerse su cabellera rubia.
-Esto ya es mucho –Digo, con mi corazón en la boca, preocupada.
-Estoy bien –Solo dice, de vuelta. Vomita. Cuando termina, tiro un poco de su cabello para que levantara su cabeza y le apoyo en su boca el papel higiénico.
-Limpiate –Digo, la ayudo a levantarse y descargo la cisterna del inodoro.
-Gracias... perdón... -La noto avergonzada.
-Agos... ¿confias en mí? –Le digo, y no se animaba a levantar la vista y mirarme.
-Si... obvio... -Hace una mueca, seguro quiso sonreír y no le salió. Estoy cansada, necesito que me diga la verdad.
-Si confias en mí, decime la verdad.
-¿Qué verdad? –Me pregunta, y esta vez sí me mira.
-Si estuviste con un chico... ¿Te cuidaste? –Me miró, sin expresión alguna, como procesando lo que acabo de decir. Inclina un poco su cabeza, une sus cejas, sonríe, y luego empieza a reír. Típico de ella cuando está nerviosa.
Amo que entre las seis nos conozcamos como a nadie más, porqué todas sabemos cuándo una está por mentir, está nerviosa, enamorada, preocupada, etc.
-Ni trates de mentirme, ni de negarlo, va a ser un fracaso. –Digo seria, y ella también se pone seria.
-Estaba... no... em... -Tartamudea.
-Dejame ayudarte, Agostina. Decime. –La miro. Y su mirada ya me lo dijo todo. Nunca la noté tan asustada como en este momento. –Todo va a estar bien. –Solo digo, tratando de darle fuerza.
-Es que... -Suspira –Me pasé de copas... y no estaba consciente de lo que hacía... no... me di... cuenta –Seguía tartamudeando y sé que está a punto de llorar. Y antes de que lo haga, la abrazo con todas mis fuerzas.
-No llores... -Y me contengo de no llorar yo antes que ella. [Por Dios, no puede ser...] No sé qué pensar, qué decir. No esperaba a que llegara este momento. [Mi peque... mi peti... solo tiene 18... es muy pronto...] –¿Andrés? –Pregunto alargando la "s"... asustada... igual que ella.
-Parece que Andrés no te viene cada mes... -Dice tratando de sonar chistosa, pero en vez de reír, empieza a llorar, y yo lloro con ella.
[No, Mariana, no. Muéstrate fuerte, ella te necesita]. Me limpio mis lágrimas con la manga de mi remera, y luego me separo, la agarro por los hombros, y la miro fijo, limpiando sus lágrimas con mis pulgares.
-No quiero que te ofendas, pero... como ya me lo había imaginado... -No sabía cómo hablar. –Mira, sé que estás asustada, pero necesito que te relajes. Más que seguro puede ser falsa alarma. –Digo, tratando de convencerla, pero más que convencerla a ella, soné como tratando de convencerme a mí misma. –Ay... no soy buena para estos momentos –Hago una mueca de disculpas. Ella ríe y otro par de lágrimas se derraman por su rostro. Yo sonrío, alzando mi mano izquierda, donde traía el Test de embarazo. Ella de pronto se pone seria, y noto como respira temerosa ya que su pecho se infla y la piel de su cuello se pega a la vena yugular por respirar hondo. Su mirada estaba perdida y su cejas alzadas. Por Dios. Jamás la vi tan asustada.
-¿Y? –Pregunto, esperando afuera del baño. Ella abre la puerta, y creo que me vio con los ojos tan abiertos que se asustó y rió nerviosa. Me muestra sus diez dedos, con las manos abiertas y sus brazos extendidos, y sé que hay que esperar.
No puedo creer que esto esté pasando de verdad. Sale de joda, se emborracha, tiene sexo, y puede que esté embarazada. Tendría que acordarme de matarla. Es muy joven, y su padre seguro también la mata. La madre trataría de no reaccionar fuerte, pero también estaría asustada, nerviosa, preocupada...Ya me los imagino cuando se enteren. [Esperen... estoy dando por hecho que está embarazada, y todo podría no ser. Vamos, Mariana, tenes que relajarte. Es tu amiga, no tu hija].
-¿Qué sentís? –Digo al fin.
-No se... Miedo... solo... miedo. –Contesta entrecortadamente.
-Bueno... creo que te estoy acompañando con ese sentimiento –Ríe. Y amo que lo haga. Es tan hermosa cuando lo hace. Sus brackets acompañan a sus dientes y le queda tan bien. Su rostro tan blanco pálido y su cabello tan dorado. Siempre la vi como mi pequeña niña, como mi hermana menor. Y luego de un corto pero eterno silencio, me animo a preguntar: -¿No sabes con quien...?
-Manuel. –Baja la vista, y se apoya en la pared, arrastrándose por ella hasta sentarse en el piso.
Mi única reacción fue negar, morderme el labio, y agarrarme la cabeza con ambas manos para no seguir negando. No puede ser. Se llevan 12 años, y él jamás se haría cargo si llegara a ocurrir. [¿Justo con él?]. Hubiese preferido que fuera con uno que ni siquiera conociera. Es un egocéntrico asqueroso. Solo busca sexo en todas las minas que se le cruzaran, y lo único que le interesa es que su cabello esté impecable y tener abdominales. Me asquea pensar que mi mejor amiga se haya metido con él. Otra vez me agarran ganas de agarrarla del cuello y matarla. Suspiro; pero trato de mostrarme tranquila por ella, que seguramente se está queriendo ahorcar ella misma.
Está completamente arrepentida, triste y avergonzada, se le nota en la mirada.
-Ya debe estar –Digo señalando con la cabeza el test de embarazo. Ella va en busca y regresa con su mirada asustada, lentamente levanta su rostro con el test en sus manos y dice:
-¿Dos rayitas significaba mellizos?
No sabía si reír, llorar, felicitarla, pegarle un cachetazo, o abrazarla fuerte sin decir una palabra. Opté por la última.
Acaricié su cabello, y ella lloraba en silencio. En silencio porque sabe que verla llorar me rompe el corazón y me largaría a llorar también.
¿Y ahora qué? Está embaraza. Confirmado. Mi pequeña con otro pequeño dentro de ella. La abrazo más fuerte. Siempre soñó ser madre... siempre le gustaron los niños; pero... ¿Está preparada?. Noto que su cuerpo se ablanda cuando suspira, y se aleja de mí. La miro a los ojos, los tiene completamente rojos. Y sonríe.
De pronto me dulcifica y me calmo completamente, dándome cuenta que desde que vi el test y sus rayas, estaba conteniendo la respiración. Largo el aire sin sonido alguno y mi corazón vuelve a su lugar. Está sonriendo. Y yo también sonrío. Ella me mira y se empieza a reír llorando.
Oh por Dios, esto es más complicado de lo que pensaba. Imaginaba que cuando una de mis amigas quedara embarazada íbamos a brindar con agua, riendo, todas felicitándolas, contentas. Pero lo imaginaba teniendo una edad más adulta. Más responsable. No puedo evitar pensar que tenemos entre 17, 18 y 19 años de edad, y lo único que pensamos es en enamorarnos, y en salir de joda todos los fines de semana, tomar, bailar, reír... básicamente pasarla bien con amigos. Y ahora en lo único que podría estar pensando es en el cuidado del bebé. No beber alcohol, comer sano y bien, ir al doctor cada tanto; todo lo que podría llegar a hacerle mal al bebé, y también bien.
Los estudios... ¡Los estudios!... suplico que no deje de estudiar. Que siga la carrera que quiera seguir... pero va a ser muy difícil.
¿Y el padre?, nacerá sin padre, y esto en verdad me pone muy triste.
Nunca en mi vida estuve tan bipolar. Siento odio, tristeza, preocupación, y a la vez siento felicidad, amor, paz, ilusión.
Creo que debería dejar de pensar y maquinarme tanto, y hablar de una vez por todas, y solo me sale:
-¿Soy tía? –Sin expresión alguna. [¿Me río? ¿La abrazo? ¿Me callo?]. Ella sonríe, a la vez que le tiembla el mentón y sé que está por llorar de vuelta.
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Todo parece un sueño
Roman d'amour"Todo parece un sueño" se centra en una chica común y corriente, que quiere vivir su adolescencia al máximo, fiestas, diversión, amigos... amor; pero un día despierta sintiéndose muy extraña por un sueño que no recordaba. A pasar los días, seguía te...