Capítulo 2: Eso no fue un Deja Vú

65 6 0
                                    

Me despierto sobresaltada otra vez, vuelvo a tocarme el rostro y siento las lágrimas. Frunzo el entrecejo totalmente extrañada, jamás me había pasado esto. Era muy extraño. Y simplemente una vez que me levanto ya no recuerdo que era lo que soñé. Respiro profundamente y agarro el celular. Nueve y media de la mañana. Definitivamente había descansado muy bien, dormí todo un día, sin exagerar.

Me levanté, sintiéndome mareada por el repentino movimiento y fui hacia el baño, agarrando antes mi toalla. Me entré a bañar y apenas abrí la canilla y una gotita calló sobre mi piel, me recorrió un escalofrío; estaba helada. Salí envuelta en la toalla hacia la cocina, donde se encontraba el calefón y lo encendí.

-Buen día.

-¡Ay!, la puta madre. –Se me escapa del susto. Y arrugo el entrecejo de inmediato al darme cuenta que esto ya lo viví. [Deja vú].

-¿Tan feo soy? –Dice la voz gruesa de mi padre. Sonrío y le devuelvo el saludo. Estaba sentado en la computadora con su short de tenis y una remera que le quedaba enorme. Después de haber adelgazado tanto casi ninguna de sus remeras le queda decente.

-No trabajaste hoy –Pregunté más como una afirmación, y sin esperar respuesta vuelvo al baño. Cierro la mampara, abro la canilla y me pongo debajo de la lluvia, relajándome con la tibia agua.

[Eso no fue un deja vú] Pienso de repente. Casi soy experta en deja vú's, me viven pasando. Pero esto fue raro. Fue como... como si ya me pasó. O como si sabía que me iba a pasar.

Y entonces recuerdo mi sueño. Eso había sucedido en el sueño. Pero no recuerdo nada más... no entiendo.

Termino la ducha en 20 minutos sin parar de pensar en ello. Me visto con el uniforme; la remera blanca con el logo de la escuela y un jean azul ajustado y desgastado. Mi pollera tableada estaba para lavar.

-¿En serio?, ¿Gustavo Lasserre está cocinando? ¿Por qué tan temprano? –Bromeo al llegar al living.

-No te burles, que esto es para vos. Nadie viene a comer... por eso -[Nada fuera de lo común, prácticamente vivo sola.] Pienso.

Recibe una llamada y adivino: su trabajo. En diez se va.

-Media hora y esto ya está Mariana, acordate de apagar la hornalla. Me voy. –Apenas dice y se aleja de la cocina hacia su habitación, vuelve al rato vestido más decentemente y abre la puerta, desapareciendo. Aprieto los ojos y segundos después la puerta se azota el triple de fuerte de lo que mi padre empujó, por el viento que soplaba. Frunzo las cejas, extrañada. [¿Cómo es que sabía yo que la puerta iba a hacer un gran ruido si ni siquiera la estaba mirando?, ¿Lo había presentido?]. Una extraña sensación me recorre todo el cuerpo. Escalofríos que me hicieron ponerme piel de gallina. Decido no darle importancia, aunque mi cabeza no paraba de preguntarse qué pasaba. Es que pareciera que todo esto ya lo había vivido. Froto mis brazos con mis manos y me siento en la computadora para poner música.

Me até el cabello en una colita imperfecta y despeinada. Era imposible que quedara ordenado, y eso que mi cabello era demasiado suave. Hable unos minutos por Whatsapp en "Las mismas de siempre" [Más simple, LMDS], un grupo con Arabella, Cami, Luana, Agos, y Savi, y en "Borrachos de mierda" con las chicas también pero agregando a Guido, Lean y Fran. Luego me distraje un rato en la computadora, leyendo un informe que nos había pasado la profesora de Historia para que luego charlemos de ello en el curso.

El tiempo pasó volando y ya debía preparar las cosas para comer. Estiro el mantel sobre la mesa y coloco un plato y un vaso, los cubiertos y la botella de agua. Puse la olla de pollo sobre la mesa sin necesidad de colocar algo abajo ya que la olla ya estaba fría por las horas que pasaron. Me siento luego de haberme servido y prendo el televisor.

Todo parece un sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora