Todo parece un sueño

Capítulo 1: Yo nunca...

-¡Va! 1... 2... ¡3! –Y todos alzamos el pequeño vasito lleno de tequila puro, llevándolo hacia la boca. Tragué e inmediatamente sentí el fuego quemando toda mi garganta.

La noche realmente estaba hermosa. El fresco viento golpeaba nuestros rostros sonrojados por el alcohol y las risas. Mis amigos, mejor dicho, mi familia, se miraban, hablaban por encima de la música, y reían, Francisco y Lean totalmente ebrios. Y eso que solo era el comienzo de una larga noche.

Mis ojos recorrían todo el lugar, los rostros de gente conocida, la enorme casa, el enorme jardín y la fantástica pileta totalmente limpia. Lo único que arruinaba la vista, eran esos pequeños charcos de vómito y esas personas que no se podían ni mantener en pie.

Vuelvo la vista hacia mis amigos... hacia él. El viento hacía que su frente quedara totalmente descubierta de su alborotado cabello. Sus ojos no estaban claros como de costumbre, estaban muy oscuros, y me doy cuenta cuando ellos se clavan en los míos. Mis labios se curvan para una pequeña sonrisa y bajo la vista hacia el vaso. Otra vez estaba cargada. Y otra vez vendría la verdad.

-Yo nunca... gusté o gusto de alguien que está presente hoy –Dijo uno de los chicos de 5to 6ta. El juego consistía en decir algo, y si era verdad tomaban, y si no lo era, simplemente no lo hacían. Segura de lo que estaba por hacer, alcé el vasito e hice fondo blanco, al igual que varios que no conocía, al igual que Agostina y Arabella, que me miraban con los ojos abiertos como enormes platos. Me río. Y luego dirijo mi vista hacia Guido, que me miraba serio. Frunzo mi ceño, lentamente bajando mi vista hacia su vaso. Estaba vacío. También tomó. Y mi sonrisa sincera, se vuelve forzada. Desvío mi vista y vuelven a servir mi vaso, esta vez de vodka. Y, antes de que el juego comience, tomo todo de un trago, y pido que me sirvan de vuelta. No iba a arruinar la noche, sinceramente quería disfrutar con todos los chicos, hace mucho no teníamos una noche así; y me obligo a mí misma a olvidarme de todo.

Y creo que me lo tomé en serio. Tomé más de lo debido. Y disfruté. Y olvidé.

-Mi cabeza –Dije cuando me tiré en mi cama de dos plazas. Las sabanas estaban desarmadas y mi ropa estaba tirada arriba. Camila las agarró y las tiró en el puff, apoyándose a mi lado.

-Mi cabeza –También repite. Ambas reímos. –Al menos no nos empedamos tanto como para andar vomitando por ahí. La pasamos bien –Sonríe.

-Si... muy –Contesto entrecortadamente por la fuerza que hacía al sacarme las botas, iban perfectos con el top que llevaba, ambos eran color beige. Y luego prosigo sacando la camisa atada a mi cintura y el jean negro, que por cierto ya me quedaba bastante ajustado, marcaba mi cintura y por suerte, me hacían ver con un poco más de trasero. No tenía vergüenza con sacarme la ropa frente a Camila, prácticamente vivimos juntas así que ya la vergüenza se había ido hace años. Ella llevaba puesto también un jean, unas plataformas y una camisa medio transparente con lunares blancos. Y en el cabello tenía una trenza, yo solo lo tenía suelto y planchado.

-Uf, vos más que nadie –Ríe con fuerza, y me tienta a mí también. Eran las siete de la mañana, nadie estaba en casa. Sin tan solo lo hubiera imaginado estaríamos haciendo "after" con las chicas.

-Bueno, vos me habías dicho que olvide y disfrute, ¿no?

-Si... y está muy bien. Fueron cuatro. –Ríe todavía más fuerte y empieza a desvestirse también.

-¡¿Cuatro?! ¡Solo me acuerdo de tres! –Me sorprendo. Creo que saqué mi lado "trola" en esta fiesta, y no estaba orgullosa, pero tampoco arrepentida. Todas las chicas hoy en día lo hacen, ¿No lo puedo hacer una vez?.

-¡Cuatro! ¡Te chapaste cuatro pibes hermosos!

-Decime que entre esos no está Merlín, ¡por favor! –Digo tapándome el rostro, simplemente rogaba que no lo fuera, que solo hubiera sido una imaginación mía estando borracha.