[Mónica]
Sabía que Niall estaba preparando algo por mi cumpleaños, estaba misterioso y muchas veces salía de casa sin decir nada o se encerraba a hablar por teléfono en el baño, disimular nunca había sido lo suyo. El día de mi cumpleaños fue muy especial, empezando por despertarme con los besos de Niall por toda mi cara y mi cuello, seguido por un desayuno en la cama y con los chicos apareciendo de golpe en casa.
Bea faltó al trabajo, le eché un poco la bronca por ello pero pasó de mí tal y como suele hacer, además...también se vino Cris que parecía tener un sentido de la responsabilidad mayor al de mi amiga y había avisado al jefe de que “se tomarían el día”. La chica me cayó muy bien, al principio estuve un poco recelosa porque no podía evitar verla como “la sustituta de Vanessa” pero pronto decubrí que era una chica encantadora y...bueno, que estaba un poco loca.
Además, me fijé en que Liam no le quitaba ojo de encima y, cuando no estaba mirándola desde lejos y sonriendo como un idiota, estaba hablando con ella. Estaba segura de que de ahí saldría algo. Niall no me quería decir nada sobre cual sería mi regalo, dijo que me lo daría el sábado y yo estaba impaciente.
El sábado por la tarde llegué a casa después de pasarme todo el día de compras con Cris y Bea, me sorprendió que Niall no estuviera ya que era temprano para salir pero supuse que estaría con Darren o alguno de sus amigos. Fui a la habitación a dejar las bolsas y, al hacerlo, me fijé en un papel que había sobre la cama. al cogerlo reconocí la letra de Niall.
Hola, princesa -sonreí- si estás leyendo esto es que has llegado a casa. Espero que te lo hayas pasado de diez pero creo que ya va siendo hora de darte mi regalo ¿verdad? Muy bien, ve hacia el armario...
La carta terminaba ahí así que la dejé sobre la cama y fui al armario, al abrirlo no vi nada del otro mundo pero pronto vi otro sobre pegado en uno de los cajones. Lo cogí ilusionada y lo abrí.
Seguro que este te ha costado verlo -reí- quiero que cojas tu vestido verde. Sí, mi favorito. De zapatos no se mucho pero me gustan los tacones negros que te pusiste la última noche en Nueva York... ¿te acuerdas? Bien, dúchate y vístete. Encontrarás otra carta en el salón. ¡NO LA LEAS HASTA QUE ESTÉS DUCHADA Y VESTIDA!
Reí con ganas, quería saber qué ponía en la otra carta pero sabía que sería más divertido seguirle el juego. Saqué el vestido del armario y lo dejé en la cama, busqué la ropa interior y me sonrojé al ver que Niall había puesto un post-it en cada prenda diciendo: esto y esto. Me metí al baño y me duché sin dejar de darle vueltas a lo que tendría preparado. Nunca nadie había hecho algo así por mi y tenía el corazón acelerado y estaba ansiosa.
Al salir de la ducha me vestí, me sequé el pelo y decidí planchármelo, me maquillé un poco quedando natural y me puse los zapatos. Fui al salón y vi pegada en la pantalla de la tele otra carta.
Si te conozco bien habrás tardado unos 20 minutos, 45 si te has planchado el pelo ¿verdad? Y como te lo habrás planchado...serán 45 -miré el reloj...había acertado- en el armario de la entrada tienes tu bolso con todo preparado (faltan las llaves y el móvil que de eso te encargas tú) y una chaqueta. Por cierto...te quiero.
Sonreí y dejé la carta encima de la mesa, fui a la entrada y, tal y como había dicho, en el armario estaba el bolso y la chaqueta. Metí en el bolso lo que faltaba pero, al abrirlo, me encontré con otra carta.
Ya queda poco, lo prometo. A las 9 sal de casa, habrá un todoterreno negro esperando por ti...sí, solo por ti. No es una carroza pero por algo se empieza ¿no? Nos vemos pronto princesa...recuerda que te quiero.
Me había tocado la lotería con este chico y cada vez lo tenía más claro. Miré la hora y vi que tan solo faltaban 10 minutos para las 9. A pesar de ser poco tiempo se me hizo eterno. Finalmente me puse la chaqueta, me miré al espejo una vez más y salí de casa. Efectivamente fuera había un Range Rover, fuera de él estaba Paul.