Ere

41 3 2
                                    


3 meses después del accidente.

—¿Qué tal lo sientes? —pregunta. Mientras el agua tibia y burbujeante de la pequeña pileta redonda me hace un leve masaje, relajando los músculos de mi cuerpo.

—Lacerante, pero llevadero –finjo una sonrisa, tratando de no mentir.

—De acuerdo...—se aclara la garganta— ¿eso qué significa? –me susurra un poco apenada.

Sonrío de inmediato, mordiendo mis labios. –Que está bien –digo asintiendo.

La chica se sonroja y asiente. —Jeje, de acuerdo. Estamos ok –se levanta, dejando caer su bata blanca— ¿Quieres un chapuzón rápido? –dice señalando la alberca olímpica a mi espalda.

—Sí, me encantaría refrescarme –salgo lentamente del yacusi.

Apoyo mi pie lentamente. No estoy bromeando cuando digo que aún duele, pero ya sé que no está mal formado ni herido. Eso es una ganancia enorme para el tipo de lesión que tengo. 

No quiero resbalarme. Me acerco lentamente hasta el suelo antiderrapante que hay alrededor de la piscina y me colocó en posición de lanzamiento.

Justo antes de echarme, ella me alcanza y me sujeta del brazo. Me sonríe y me entrega un gorro, señala mi cabello. Asiento. Por poco se me olvida.

—¿Has venido solo esta vez? –pregunta reculando su acto impulsivo.

—Sí, mi amiga ha tenido que hacer un viaje relámpago. Espero que mañana venga –respondo sin voltearla a ver, enfocándome en las hondas que se generan en la alberca, esperando el momento del lanzamiento.

La rehabilitación ha sido un poco más rápida de lo que esperaba, pero jamás tan rápida como para curarme las heridas internas. Esas no sanan así de pronto.

He tratado de enfocarme en mí mismo en estos días, eso me ha ayudado bastante. El sueño de Zeta y cumplir el mío me motivan a seguir. Ni un día, sin fallar, he faltado desde mi último intento de suicidio. Y no voy a parar ahora.

—¿Tu amiga o tu novia? –me pregunta la chica, sacándome de mis pensamientos. La miro extrañado.

—¿Disculpa?

Ella se sonroja. Me da un pequeño y rápido vistazo al cuerpo, solo traigo un short deportivo. No venía listo para nadar. —Lo siento, es que los he visto muy juntitos y cariñosos –explica su comentario.

—Solo es una amistad –digo serio, quizás demasiado serio...

—Que parece algo más –responde ella sonriéndome—. Incluso pensé que la niña con la que han venido un par de veces era su hija –agrega, antes de escribir algo en su libreta.

Sonrío nuevamente. —Ella ha hecho acto de presencia en mi demacrada existencia cuando nadie más me arropó. Ella abrazó mi cuerpo para darme calor cuando todos me dejaron desnudo en el medio de la tempestad. La adoro.

—Wow—su boca abierta y sus pupilas clavadas en mí me hacen pensar que le ha gustado lo que dije—, ¿eres escritor o algo así?

—Antes lo fui –digo, me colocó una gorra de baño, tratando de meter todo mi cabello largo en ella—, aunque mi perorata se debe a que he tenido mucho tiempo libre para leer.

—Te entiendo, a mí igual me encantan los libros –agrega ella con un tono un tanto infantil. Creo que notó que lo noté y tose un poco.

—¿Sí?, ¿puedo intentar adivinar tu favorito? –ella levanta su cabeza, sus pómulos se han impregnado de sangre dándole un lindo color rosáceo.

Zenit II: Promesas/decepciones.Where stories live. Discover now