Zenit II: Promesas/decepciones.

27

POV: Vladimir.

—Entonces, Ve —comenzó mi pequeña Zeta, despertándome de mi concentración en la comida. Estaba sentada justo enfrente de mí, junto a Ever. De mi lado estaba Rebeca y Dante.

—¿Dime?

—Dime cómo le hiciste para evolucionar tan rápido.

Su mirar y su actitud me hizo sonrojar un poco. —Jaja, bueno...

—La verdad es que hace un mes que no va a la escuela —intervino Rebeca tratando de meterme en problemas. Y sonriendo malévolamente.

—Gracias —dije entre dientes.

—¿Cómo que ya no vas? —preguntó mi padre. Genial.

—Ya finalicé muchos cursos, y estoy libre en varias materias por proyectos y exámenes adelantados—dije calmadamente—. Quedé libre antes.

—Más te vale —dijo no muy convencido de mi explicación, aunque sí de mi capacidad.

Me reí. —¿Entonces? —preguntó de nuevo Zeta.

—Después de que te fuiste de Bahía, me di cuenta que la rehabilitación no iba a servir de nada si me detenía –me puse serio. Creo que un poco más de lo que debí, todos me miraron atentos, así que sonreí para aliviar la tensión. —-Así que decidí venir aquí a entrenar. Con mi abuelo, a la vieja escuela. Escalando árboles, cortando madera, corriendo, nadando. En cuanto aprendí a vendarme el tobillo para dejar de sentir dolor empecé a correr como loco. La dieta de sus años en el ejército aún funciona –finalicé sonriendo.

—¿Es decir que aún te duele? –preguntó Ever, interviniendo. No me di cuenta que había dicho que aún me dolía. Mi subconsciente hablando supongo.

—Es parte de esto —me señalé la cabeza.

—Entiendo —dijo ella moviendo su postre.

—Ya te puedo seguir el ritmo —dije sin pensar. Rebeca carraspeó un poco y golpeó la mesa y todos la miramos.

—Sí, ya puedes —Zeta me levantó las cejas de forma juguetona.

—Claro, cuando puedas ganarme en velocidad a mí —dijo Rebeca retando.

—Uh, Ve jamás ha sido el más rápido, incluso yo le ganaba —intervino Ever, tratando de salvarme, creo.

—¿Tú también juegas? —intervino Dante, él sí me salvó. Rebeca y Zeta ya se dedicaban un par de miradas. Jamás había visto a Zeta como hoy, estaba mucho más hermosa que nunca.

Sus ojos azules, su maquillaje al natural, sus labios rosas. Incluso su peinado. Todo era hermoso hoy en ella. Y tenía razón Noelia, incluso en este momento, donde Rebeca se había arreglado tanto... nadie le ganaba.

—Sí, fuimos campeones el torneo pasado y ahora iremos al torneo de campeones del Río –apuntaba Ever.

—¿Del Río Uruguay?

—Ajá, ese... ¿cómo sabes de él?

—Nosotros también estamos, fuimos campeones el semestre pasado —sentenció Rebeca sin quitarle la mirada a Zeta.

—Qué bien, quizás nos enfrentemos.

—Quizás.

—Hablando de eso, Ve, ¿volverás para el torneo? —Gracias Ever, los cuatro chicos me miraron. Tuve que desprenderme de la mirada de Zeta, y de mis pensamientos impúdicos.

—Ahm, no sé si estoy listo para jugar fútbol...

—¿De qué hablas, León?, si estás en excelente forma... —Rebeca me tomó la mano e hizo que Zeta golpeara a Ever.