Obsesión I

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[Obsesión –Miguel Mateos]

POV: Karla

Aún no lo podía creer. ¡Estaba por fin en Bahía Blanca!

Era más cálida de lo que pensaba, se notaba que ya nos estábamos acercando al calor del verano. Me complacía el hecho de que mi ropa ligera iba a poder ser lucida. Internamente reí desaforada aunque por fuera solo sonreía como toda una dama.

Por el otro lado por fin estaba con Cris en un cuarto para los dos. Él lo sabía y yo también. Le debía algo desde hace un par de meses y era hora de pagar.

Yo por fin perdería mi virginidad y él... supongo que es un logro quitármela ¿no?

—¿Qué tal la vista, preciosa? –el susodicho me llamó desde adentro de la casa.

—Muy bonito, me encantan los muelles, ¿podemos ir? –dije señalando en dirección a la bahía que se veía a lo lejos.

Cristian ni siquiera se acercó a la ventana, le tiene miedo a las alturas. —Claro, de hecho iremos en un velero a la playa más cercana.

—¿Aquí no tienen? –me di la vuelta, dudando un poco de mi idea inicial.

—Es muy alto el nivel, pero tranquila igual podrás ponerte ese bikini morado que te vi.

Me sonrojé de inmediato. –Sí, gracias –dije lamiéndome los labios y bajando la mirada.

Unos segundos de silencio y mi inevitable baja de ánimo ante lo dicho fueron suficientes para que Cristian me jalará hacia él y me tomara de la cintura.

—¿Te gustaría hacerlo ya?

—Jaja qué impaciente –reí nerviosa.

—No me digas que no lo has pensado –dijo él con su voz de antes, esa tan varonil y viril, la que me había conquistado en un principio la del hombre que lo tiene todo calculado.

—Sí... —admití sin más.

—¿Y no me lo merezco? –dijo, aumentando su voz y yo solo sonreí.

—Te has portado bien últimamente, pero sigo enojada por todo el tiempo que me lo ocultaste –dije zafándome de su agarre y dándole la espalda.

—Vamos, ya te dije por qué –rogó prácticamente, estaba claro que no era la única impaciente aquí.

—Y es una muy linda razón, pero la acción... –enchuequé mi boca.

Él se acercó y me dio un lindo abrazo por detrás. –Ya es tarde.

—¿Me llevarás a cenar? –dije tratando de evadir el hecho de que me lamía los lóbulos como deseando que fueran otra cosa. Eso me estaba prendiendo y debía aguantar un poco más.

Hacerme un poco la difícil aunque me muriera por saber qué se sentía.

—Claro, preciosa –expresó deteniendo su ataque.

—¿Conoces bares por aquí?

—Pues hay una lucha de bandas en un bar con música en vivo –agregó sonriendo pícaramente.

—¿Ah sí?, ¿cómo sabes eso?

—Supuse que querrías salir, me puse a investigar y además en la universidad todos hablan de eso.

—¿Alguno de los chicos que conoces van a tocar?

—No creo... bueno, igual es por si quieres conocer, además es un bar con comida y no piden credencial –levantó el puño y alzó el pulgar.

Zenit II: Promesas/decepciones.Where stories live. Discover now