Celos

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Somos novios...¿sigues queriéndolo? La pregunta que Ever le había lanzado ante la reacción de Elizabeth sobre el paradero de Vladimir. Todos se quedaron en silencio absoluto. Karla miró a Elizabeth y se alejó de la chica.

—¿Y cómo querías que reaccionara? –preguntó Elizabeth mientras corría detrás de Ever.

—No lo sé –gritaba el güero sin voltear, mientras apresuraba el paso y se adentraba en el parque de los suburbios.

—Por favor, Ever, no me hagas esto; sabes que lo quiero ver –rogaba la chica mientras seguía el paso del chico, quien violentamente lanzaba sus brazos enfadado.

—¿Sabes cuál es mi problema? –dijo él deteniéndose y enfrentando a la chica.

—No –comentó apenada... realmente no lo sabía.

—Que estoy enamorado de ti, te quiero, en serio lo hago, Elizabeth; no de la manera como siempre quise. No, yo te quiero para algo bien, para pasar el resto de nuestras vidas juntos...

Elizabeth agachó la mirada.

Ante la actitud de la castaña el rubio se tomó su cabello. —Y no sé si tú me quieras para eso o hasta que vuelvas a ver a Vladimir.

—¿Por qué me quieres? Soy una idiota, mal amiga, tonta y torpe chica.

—Eres todo eso y además eres mi chica –le tomó de la mano, apretando fuerte.

—¿Me defenderías y querrías igual si no sintieras nada por mí?

—Yo no soy Ve, yo no podría hacer todo eso si no me naciera. El amor que te tengo me impulsa.

—Él también me quería, solo...

—¿Solo?

—Solo que no lo demostraba –Ever miró los ojos de la chica mientras defendía a su amigo. Entonces lo entendió todo. Soltó la mano de la chica y se la arrojó.

—Ok, ve a verlo entonces.

—¿Tú no irás?

—No –dijo secamente, sin un resquicio de arrepentimiento.

—Pero hace unos meses recorriste medio país por él –explicaba Elizabeth completamente sorprendida por la actitud del chico.

—Yo lo vi en su cumpleaños no necesito volver a verlo. Sé que está bien y eso me basta.

—A mí no me basta con saberlo, necesito verlo.

—Si aquel día lo hubieses visto... ¿irías igual?

La palabra de Ever dio en donde quería dar. Elizabeth inclinó la cabeza y giró sus ojos. —Quizás... —aceptó con una mueca, sabía que a su rubio no le gustaría eso.

¿Pero cómo podría elegir entre Ve y él?

Ever miró resignado los ojos color miel de Elizabeth.

—¿Cuándo te vas?

—Quiero que vayas conmigo... por favor.

—¿Para qué?

—Simple... necesito que veas que solo lo quiero como amigo –ella sonrió, tratando de convencer al rubio—. Podrían ser nuestras vacaciones antes de que te vayas...

Ever se tomó la cabeza y se rascó la nuca. Su cabello de nuevo había crecido y ahora los cabellos dorados le bajaban por detrás de la oreja.

—Vale, espero que esto funcione –finalmente cedió, no sin antes dar una vuelta a todos sus pensamientos de Vladimir con Elizabeth. Todas las veces en que los celos se habían adueñado de él y también todas las veces en que el chico le había ganado alguna batalla sobre ella...

Zenit II: Promesas/decepciones.Where stories live. Discover now